La futbolista colombiana Leicy Santos se juega un partido aparte en los negocios

La estrella del Atlético de Madrid habló con Bloomberg Línea sobre sus negocios, los retos del fútbol femenino en Colombia y su sueño de ganar la Copa América.

Santos, de 25 años, empezó jugando fútbol en las canchas de Santa Cruz de Lorica, en el departamento de Córdoba, desde donde se fue a probar suerte en Bogotá con solo 12 años, una experiencia que la marcó en su carrera.
26 de noviembre, 2021 | 04:00 AM

Bogotá — Leicy Santos, estrella del Atlético de Madrid español y catalogada la jugadora latinoamericana más valiosa en 2019-20, se juega un partido aparte en el mundo de los negocios con su empresa Cacahuates Colombia, con la que compite en el atractivo y millonario mercado de los productos saludables.

Santos hace parte de una nueva generación de futbolistas sudamericanas que, al igual que Marta Vieira en Brasil, han alzado su voz para eliminar las barreras en el fútbol femenino y hoy es una referente para muchas deportistas jóvenes en Latinoamérica, que le ven brillar en el Atlético de Madrid y ahora en los negocios.

Afuera de las canchas, Leicy Santos se pone el overol de empresaria en Cacahuates Colombia, que fundó con su colega Lina Arciniegas, que también juega fútbol profesional y que tuvo pasado en equipos colombianos como Cúcuta y Millonarios.

Ambas teníamos claro que del fútbol no íbamos a vivir toda la vida y queríamos hacer algo que impactara, que fuera diferente al resto de las futbolistas que conocíamos y dijimos: ‘Emprendamos, hagamos algo’”, dijo Santos en una entrevista con Bloomberg Línea.

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Cacahuates Colombia, que tiene una planta y una sede física en Bogotá, es un emprendimiento que nace en 2016 con la producción de mantequillas de maní, de almendras y de frutos secos y que tiene entre sus planes para “un futuro muy cercano” llegar a España, dice la empresaria.

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Comenta que decidieron emprender en este mercado luego de comprobar el éxito de la mantequilla de maní en EE.UU. y ver la posibilidad de explotar este segmento en su país con un foco en la alimentación saludable, que está en auge en la actualidad.

“Nosotros compramos todo lo que es la materia prima, que son los frutos secos en distribuidores acá del país, ellos lo traen desde afuera” y luego Cacahuates Colombia elabora los productos.

“Empezar, como todo, ha sido muy duro, nos ha tocado a nosotras hacer las cosas, ser las que vendemos, las que hacemos la producción, las que empacamos y las que hacemos todo el tema de trámites, de permisos, de papeles”, dice Leicy Santos, quien reconoce que es todo un reto combinar el mundo del deporte de alta exigencia con el emprendimiento.

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Entre los planes del negocio está maximizar todo el tema de la producción y sobre todo generar más empleos en el país, lo que a la vez les permitirá comenzar a exportar a otros mercados.

Santos, de 25 años, empezó jugando fútbol en las canchas de Santa Cruz de Lorica, en el departamento de Córdoba, desde donde se fue a probar suerte en Bogotá con solo 12 años, una experiencia que la marcó en su carrera.

La deportista ganó la Supercopa de España con el Atlético de Madrid y con la selección de su país los Juegos Bolivarianos Categoría Sub-21 y los Juegos Panamericanos.

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“Salir tan pequeña de mi familia, de mi casa, marca mucho en mí, esa transición del pueblo a la ciudad, pero como todo, yo creo que cada reto que uno se pone en la vida es difícil, eso me enseñó a madurar más rápido, a tener que tomar decisiones por mí, a valorar muchas cosas en cuanto a temas familiares y a realmente saber que estaba en Bogotá con un propósito y tenía que trabajar más de la cuenta para lograrlo”.

La futbolista se afianzó en el Club Besser y posteriormente en EE.UU. con Iowa Central Community College, en la liga universitaria. Leicy Santos volvió a Colombia para competir con el club bogotano Independiente Santa Fe en la recién conformada liga femenina de fútbol, un paso que le permitió llegar a las Olimpiadas de Río de Janeiro en 2016.

Y aunque la liga profesional de fútbol masculino tiene 73 años de historia en Colombia, la femenina se conformó solo en el 2016 y las jugadoras pelean hasta hoy por un torneo competitivo que les permita mantener el ritmo, más aún cuando han sido protagonistas internacionales en la Copa Libertadores, de la que el Huila fue campeón.

“Todavía hay una brecha muy larga”

Cuestionada sobre la brecha de género en el fútbol, comentó que esta todavía es “muy, muy, muy larga” en comparación a los salarios, la prioridad, la televisión, marketing, “de todo” en el masculino.

“Hay una brecha muy larga y que muy seguramente no sé si lleguemos a estar igual, ojalá en la historia así pase, pero la brecha es bastante amplía y estoy segura que por ahora en unos años no va a cambiar mucho. Sí que va a mejorar, pero no para llegar al mismo nivel salarial al de los hombres”.

Sobre los salarios del fútbol femenino y si estos llegan a compensar los gastos de las futbolistas, comentó que esto es muy relativo y depende del equipo, del país y las condiciones que se tengan, pero “la mayoría de los equipos por ahora no brindan ese respaldo” para dedicarse solamente a jugar fútbol.

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“Pero si me lo preguntas a mí, yo estoy dedicada a jugar al fútbol y llevar una vida tranquila, una vida muy bien, y donde me puedo dedicar 100 % solo a mi deporte. Sé que esos beneficios que yo tengo no los tiene todo el mundo y seguramente tampoco me va a llevar a mí a tener un futuro seguro. Para vivir el presente está muy bien, pero no te brinda un colchón a futuro”, agregó.

Una lucha mundial por la igualdad

Leicy Santos dijo que el fútbol femenino está en constante proceso de exigencia por mejorar las condiciones y calidad de vida en todo el mundo. “Como estamos peleando por el fútbol femenino colombiano, están en España peleando, también está Francia peleando, su selección, la de Holanda, también están exigiendo una liga más competitiva en su país”.

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A las futuras futbolistas profesionales que están tocando esta puerta, (les digo) que a luchar mucho por lo que desean, hay que trabajar mucho, hay que ser muy constante, tener mucha paciencia, mucha dedicación y mucha disciplina en este deporte. Las cosas cuando se trabajan, se luchan, al final la vida y el fútbol te dan esas recompensan bonitas.

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En este sentido, comentó que las exigencias varían en cada mercado y que en Colombia estas responden a que la liga aún está en un “estado amateur y a que no hay algo estructurado de cara al futuro que le viene al fútbol femenino, lo que puede tener repercusiones en el desempeño de los equipos locales.

“Lo afecta porque no tienes la competencia adecuada durante todo el año para buscar potencializar todo tu máximo talento y pues si no lo haces, sino compites, es muy difícil mantener tu ritmo de juego, tu ritmo competitivo al que necesitas llegar para jugar las competencias con las selecciones. El foco ahora debería estar en la liga local (en Colombia), que tenga todas las garantías de que las jugadoras puedan estar todo un año compitiendo”.

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Su sueños y desafíos

La futbolista se mostró contenta con su destacado desempeño en el club español y dijo estar totalmente mentalizada con el Atlético de Madrid, a la vez que dijo que espera poder alcanzar la Copa América con la selección colombiana, en donde es una de las máximas referentes.

“Ahorita tengo en mi cabeza ganar la próxima Copa América” y la Copa del Mundo “ojalá algún día. Todavía nos falta muchísimo para que eso pase, pero es fútbol y es un juego, todo es posible”.

Además, espera continuar con sus estudios de gestión deportiva pues quiere permanecer ligada al medio, a la vez que desenvuelve su emprendimiento, así como contribuir al desarrollo del fútbol femenino en el país.

“El futbolista que está en constante autoexigencia nunca debe dar por hecho su techo, sino hasta que llega el momento en que tú dices: ‘Yo creo que ya es momento de empezar a dedicarme a otras cosas. Pero realmente yo pienso que uno nunca visualiza ese techo, sino uno más bien está pensando en mejorar y en ver cómo evolucionas como deportista, como profesional”.

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