Minería de bitcoin en Latam: del volcán en El Salvador hasta el frío del fin del mundo

A pesar de que la región no es uno de los principales destinos para minar criptomonedas, ya hay señales incipientes de que se empieza a generar una industria alrededor de esta actividad.

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Bloomberg Línea — A Theo Toukoumidis no le quedó alternativa que convertir la crisis de Venezuela en una oportunidad. El desplome de la economía y la divisa del país caribeño lo llevaron a buscar una salida, y las palabras “moneda digital” le mostraron cuál podía ser la solución. Las escuchó por primera vez de parte de un familiar, y a partir de ahí empezó a investigar por su cuenta hasta dio con el bitcoin, el token que hoy por hoy cotiza por encima de US$55.000.

Pero su interés no se quedó ahí y llegó hasta una pregunta que quizás muchos hoy todavía se hagan: ¿cómo nace un bitcoin? A diferencia del dinero que se guarda en la billetera, y que imprimen los bancos centrales en todo el mundo, las criptomonedas pasan por un proceso que coloquialmente se conoce como minería, al igual que la técnica que permite extraer metales como el oro o el cobre de la tierra.

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La diferencia es que no se utilizan picos o palas, sino computadoras y su potencia informática que permiten procesar problemas matemáticos. Cada vez que se resuelven, se obtienen criptomonedas a cambio. Esta actividad se ha transformado junto con el ecosistema cripto: pasó de estar compuesto por unas cuantos haciéndolo en la sala de su casa a empresas con presencia multinacional. Y si bien actualmente América Latina no es un centro global de la actividad, hay señales incipientes de crecimiento que van desde El Salvador hasta el extremo sur del continente, en la Patagonia argentina.

La potencia informática que se necesita para minar criptomonedas, por supuesto, necesita energía, y la que genera el bitcoin ya representa 0,52% del consumo de electricidad de todo el mundo. En perspectiva, si el token fuera un país tendría un consumo de energía similar al de Argentina o los Países Bajos, según las cuentas que realiza el Cambridge Bitcoin Electricity Consumption Index de la Universidad de Cambridge.

Por eso, entre más barata sea la energía, menos costoso será minar bitcoin. Y ahí es donde América Latina entra en el mapa, con países como Venezuela, Paraguay y hasta El Salvador, auspiciado por la estrategia del gobierno de Nayib Bukele. “Tenemos unos recursos naturales y energéticos increíbles. Venezuela comanda esa parte de los recursos energéticos, pero sin duda hay otros países como Argentina, Paraguay, Venezuela, Perú y en la región centroamericana están Guatemala y El Salvador, que pudieran desarrollar estas actividades”, destaca Toukoumidis. Él comanda Doctor Miner, una empresa formalmente constituida en Venezuela y que se dedica a la industria cripto.

La compañía ahora emplea a más de 40 personas, y fue concebida en una servilleta durante una conversación entre Toukoumidis y dos amigos más. Comenzaron repartiendo máquinas de minería a familiares y amigos en Venezuela. “Las ofrecíamos como una solución, literalmente, a la crisis. Decíamos que podías empezar a producir una moneda que podía revalorizarse en el tiempo, que es descentralizada, que te iba a permitir destrabar las finanzas y tener conexión financiera globalmente”, dice.

Así también comenzaron a vender. Primero de a cuatro máquinas, pero pasaron a tener pedidos de 50. Hoy Doctor Miner no solo vende los equipos, sino que ofrece la construcción de infraestructuras, abre y opera las granjas de minería, además de dar el servicio técnico a las máquinas.

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“Nosotros hemos hecho, en alianza con una empresa americana que se llama Luxury Technologies, el primer pool de Latinoamérica y el primer pool de Venezuela”, agrega Toukoumidis. Esto significa que Doctor Miner agrupa a varios mineros para trabajar de forma cooperativa en la minería de criptomonedas. Todos ofrecen la energía de sus máquinas y reciben a cambio los criptoactivos.

Doctor Miner también tiene el servicio de hosting que les abre la puerta de Venezuela a los extranjeros y a los que les están haciendo hospedaje con 2.000 equipos en ese país. La idea de este servicio es que una empresa dedicada a la minería haga la supervisión y gestione los equipos desde sus instalaciones.

Un negocio que nace

Ahora es más común escuchar casos como el de Doctor Miner, pero esta todavía es una industria naciente que no tiene gran peso en las cifras globales. Según los datos que recopila el Cambridge Centre for Alternative Finance (Cbeci), no hay actividades mineras significativas en América Latina.

“La región representa menos del 1% del hashrate (potencia de cálculo que se utiliza para determinar cuantas criptomonedas se minan) a nivel global. Sin embargo, hay informes de minería encubierta en Venezuela, pero no aparecen en nuestros datos”, dice Michel Rauchs, líder de activos digitales del Cbeci a Bloomberg Línea.

Los cálculos del Cbeci indican que Estados Unidos se convirtió en el nuevo paraíso de la minería tras el veto que ha liderado el gobierno chino, otrora tierra prometida para la industria. Su informe más reciente, de julio de este año, calcula que 35,40% del hashrate global está ubicado en este país.

En diciembre de 2020 China acumulaba 53,30% del hashrate, un porcentaje que se fue apagando tras la iniciativa del gobierno de bloquear cualquier actividad relacionada con la industria cripto. El reporte de julio muestra que, aparte de Estados Unidos, Kazajistán, vecino de China, ha empezado a ganar relevancia, con una participación de 18,10%.

“Dado que la alimentación de los equipos de minería de bitcoin durante todo el año requiere importantes cantidades de energía, es lógico suponer que los mineros buscarán fuentes de electricidad baratas y estables”, añade Rauchs. En China aprovechaban la electricidad barata de las centrales hidroeléctricas y de carbón, algo similar a lo que ahora sucede con Kazajistán, rico en recursos de petróleo, gas y carbón.

Estas características también se encuentran en América Latina. Según las cifras del Cbeci, que recopilan datos de las direcciones IP de los operadores de los grupos de minería BTC.com, Poolin, ViaBTC y Foundry, Brasil es el líder de esta actividad a nivel regional con 0,49% de la participación global.

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La cifra le sorprende a Rodrigo Monteiro, director ejecutivo de la Asociación de Criptoactivos de Brasil, ya que la electricidad en el país es una de las más caras de la región, tanto que importan energía de Argentina y Paraguay. No obstante, destaca que la matriz eléctrica, no para la minería pero sí para el registro de las transacciones de blockchain, es la más limpia del mundo. “85% de la energía del país proviene de fuentes renovables (eólica y solar) ¡y esto crece cada día!”, dice a Bloomberg Línea a través de un correo electrónico.

El Cbeci aclara que hay casos como los de Alemania, que tiene una tasa de 4,48%, con poca evidencia de grandes operaciones mineras pero cuya participación “está significativamente inflada debido a las direcciones IP redirigidas mediante el uso de servicios de proxy o VPN”.

Monteiro, sin embargo, recuerda el potencial que sí pueden tener otros países de la región. “Lo que sabemos es que, dado el excedente de energía paraguaya y el hecho de que allí el costo es muy barato, el gran país que hace esto en América Latina, aunque no sea muy representativo en el mundo, es Paraguay”, asegura.

De hidroeléctricas y volcanes

La producción de energía en Paraguay está compuesta exclusivamente por fuentes renovables de energía. El año pasado, casi 53% de la producción de energía estuvo constituida por la hidroenergía, que alimenta la operación de las centrales hidroeléctricas, según información del Viceministerio de Minas y Energía.

El excedente de energía es tal que 60% de la generación bruta de las centrales hidroeléctricas se exporta a mercados como Argentina y Brasil. “Paraguay tiene 5.500 megavatios de excedente de energía no contaminante. Hoy el excedente de energía corriente lo tienes que vender a tus vecinos. No se puede exportar la energía a la China, pero sí podemos crear un concepto donde una persona de China venga a invertir a Paraguay y que nosotros le demos esa energía”, dice Juanjo Benítez Rickmann, director general de Digital Assets, una empresa que se dedica a importar equipos para minar criptoactivos, ofrece el servicio de hosting en ese país y también la compra y venta de activos digitales.

Benítez Rickmann está en esta industria desde hace nueve años, cuando empezó a minar bitcoins con unos amigos. En 2014, dice, trajeron el primer cajero automático a Paraguay y tres años después nació la idea de formalizar de una manera más comercial su empresa. Hoy apoya un proyecto de ley en el Congreso para darle un marco jurídico a las inversiones que podrían llegar al país, aprovechando lo barato de su energía.

“Nosotros no tenemos petróleo. Entonces la energía eléctrica es lo que básicamente hace que tengamos la posibilidad de generar ingresos para el país”, insiste Benítez Rickmann. Paraguay tiene uno de los precios de energía eléctrica más baratos de la región, según el portal especializado globalpetroprices.com, con US$0,059 kw/h.

Algo similar sucede con El Salvador, que después de que el bitcoin se formalizara como una moneda de curso legal, comenzó a minar bitcoins con energía geotérmica, de donde proviene un cuarto de toda su electricidad. El gobierno de Nayib Bukele instaló 300 procesadores para minar la criptomoneda en la Central Geotérmica Berlín, cerca al volcán Tecapa.

En octubre, Bukele tuiteó que con esta energía se extrajeron 0,00599179 bitcoin, o alrededor de US$269 al valor de esa fecha. “Todavía estamos haciendo pruebas e instalaciones, pero esta es oficialmente la primera extracción de bitcoin del volcán”, escribió.

Minería hasta el ‘fin del mundo’

La paraguaya Digital Assets, que emplea a 20 personas y tiene 35 clientes, cuenta con tres megavatios instalados, de los cuales utiliza dos. En total tienen 500 equipos dedicados a la minería cripto. “Para fin de año, vamos a terminar nuestro segundo centro de seis megavatios, con una línea exclusiva de la empresa de energía. Ahí vamos a poder albergar 1.500 equipos”, cuenta Benítez Rickmann.

Sin embargo, su esperanza también está puesta en las inversiones que podrían llegar, especialmente de los mineros de China que tuvieron que salir del país. Dice que recibió la visita de ocho grupos entre asiáticos, canadienses y americanos que fueron a explorar la posibilidad de implementar granjas mineras en Paraguay.

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Y las noticias ya se empiezan a dar. En octubre, Future Fintech, con oficinas centrales en China, anunció sus planes de construir una granja minera de criptomonedas en Paraguay, aunque no detalló cuan grande sería su inversión.

Uno de los grupos canadienses que ya está invirtiendo en el país es Bitfarms, una empresa de minado de criptomonedas,fundada por argentinos que opera en el país norteamericano y que, incluso, cotiza en la Bolsa de Toronto y en Wall Street. En septiembre anunció un contrato de compra de energía renovable para asegurar 10 megavatios de capacidad hidroeléctrica para albergar a aproximadamente 3.000 mineros.

Esta misma empresa fue la que anunció una granja minera en Argentina, otro de los países que se consolida en esta industria. Según los datos del Cbeci, el país tiene 0,05% del hashrate global, el tercero más alto en la región después de Brasil y Paraguay. La energía subsidiada por el Gobierno es una ventaja, al punto que su precio está por debajo que el de su vecino al norte con US$0,058 kw/h.

Con estas ventajas, Bitfarms construye una granja de 210 megavatios y cuatro edificios y espera albergar a 55.000 mineros. La construcción ya inició y tiene un contrato firmado con una compañía eléctrica privada, que utiliza gas natural, y le garantiza un precio de 2,2 centavos de dólar kw/h.

Bitfarms no solo ha sido la única que ha aprovechado las ventajas de Argentina. Bitpatagonia instaló granjas mineras en el sur del continente, aprovechando las bajas temperaturas que favorecen el funcionamiento de las máquinas.

“En la Patagonia hay abundancia de frío, por lo que todo es enfriamiento natural. Básicamente se trata de meter aire frío empujando el aire caliente hacia fuera”, dijo Nick Damico, CTO de la compañía, en una charla con Compass Mining en agosto de este año.

Según Damico, hay al menos 40 operaciones grandes de minería en Argentina. Las de ellos están en Río Grande y Tierra del Fuego, con las que ubicaron a la minería de bitcoin, literalmente, en el fin del mundo.

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