Santiago — Gabriel Boric Font (Punta Arenas, 1986) llegó a la carrera presidencial pocos meses después de cumplir 35 años, la edad mínima exigida en la Constitución chilena para ser jefe de Estado. Hoy, es el presidente de Chile más joven de las últimas décadas.
Se disputó la carrera presidencial con José Antonio Kast, su némesis de la derecha, y lo venció el 19 de diciembre, en una segunda vuelta con un récord de participación, por más de 4.615.090 votos (55,87) frente a los 3.645.892 sufragios (44,13%) obtenidos por su contrincante. Ha sido el mandatario más votado desde la recuperación de la democracia en Chile.
Su respaldo venía mayoritariamente de chilenos de entre 18 y 31 años, pertenecientes a la clase media, y de izquierda, según mostró el estudio Pulso Ciudadano de Activa Research publicado hace más de un mes. El camino presidencial era descartado por este militante del partido en Convergencia Social (CS), que forma parte del bloque de izquierda Frente Amplio (FA), hace un año. “Lo descarto de plano, independiente de los requisitos formales que voy a estar a tiempo de cumplir (la edad). Creo que no tengo la experiencia suficiente y me falta aprender mucho”, dijo al canal La Red en 2020.
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Consultado sobre esto en otra entrevista hace un mes, el presidenciable argumentó que le parecía de “mal gusto” proponerse como candidato “sin que nadie” se lo pidiera y que sí tenía experiencia.
Boric se dio a conocer en su país luego de encabezar las manifestaciones estudiantiles de 2011 que exigían educación gratuita y de calidad en Chile. Fue elegido presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, donde estudió derecho, y miembro del colectivo Izquierda Autónoma.
Las movilizaciones estudiantiles se convirtieron en una vía política para él y otros líderes estudiantiles como Giorgio Jackson, y las comunistas Camila Vallejo y Karol Cariola, quienes ahora podrían acompañarle en su gabinete. En marzo de 2014, estos jóvenes asumieron como diputados y, cuatro años después, consiguieron ser reelectos para el período 2018-2022. Todos formaron parte del mismo pacto electoral, Apruebo-Dignidad, y apostaron a que Boric llegaría a La Moneda. Su triunfo permite al Frente Amplio, una coalición formalizada en 2017, gobernar por primera vez.
Del extremo sur de Chile
El nuevo presidente proviene de una familia de la ciudad de Punta Arenas, en la región más austral de Chile, Magallanes, que incluye el territorio antártico. En ese localidad, que tiene cerca de 166.550 habitantes, se instaló el matrimonio croata Boric Crnosija a finales del siglo XIX, según archivos de La Prensa Austral.
Hijo de Luis Javier Boric Scarpa y María Soledad Font Aguilera, trabajadora del hogar. Gabriel es el primero de tres hermanos, que entre 1991 y 2003 estudió en The British School de Punta Arena. “Él empezó en primero básico, siendo presidente de curso”, comentó su madre a una televisora.
Su padre trabajó como ingeniero en la Empresa Nacional de Petróleo (ENAP) y militó en el partido de centroizquierda Democracia Cristiana (DC).
La pareja del presidente electo es Irina Karamanos, cientista social y dirigente feminista de Convergencia Social. Sobre el título de Primera Dama ha dicho en el programa Las caras de La Moneda: “Es un cargo que merece ser repensado, porque estamos en tiempos distintos, han cambiado muchísimas cosas y creo que hay que repensar el poder y las relaciones que emergen de él”.
Los pasos por la Cámara de Diputado
Como legislador, fue uno de los actores que firmó un acuerdo para la paz, justicia y una nueva Constitución que detuviera la violencia callejera a raíz de la revuelta social del 18 de octubre de 2019. Su postura conciliadora le provocó tensiones con el Partido Comunista (PC) que se negó a firmar el pacto.
Pero también fue protagonista de polémicas que le valieron fuertes críticas. En 2018, sin informar a su bancada política se reunió en París con Ricardo Palma Salamanca, exintegrante del Frente Patriótico Manuel Rodríguez y prófugo de la justicia chilena por el crimen del senador de derecha Jaime Guzmán (1991) y otros delitos.
Por esto se disculpó en un debate presidencial donde fue increpado por su principal rival, Kast: “Yo cuando me equivoco tengo la capacidad de reflexionar de mis errores y pedir perdón”.
Como diputado ha investigado desde 2014 algunos casos de manipulación del mercado. También ha promovido el aborto legal, las causas feministas y el matrimonio igualitario. Recientemente desmintió una denuncia de supuesto acoso tras una publicación periodística. Y su denunciante, posteriormente, le dio su apoyo después de recibir una disculpa de su parte: “Él me pidió disculpas por las actitudes machistas que tuvo hacia mí”. También pidió dejar de exponer su nombre, y dijo que hubo un aprovechamiento de la derecha.
Crítico de Maduro, simpatizante de Pablo Iglesias y dialogante
Sus adversarios políticos lo relacionaron con la extrema izquierda. Pero sus comentarios sobre el expresidente venezolano Hugo Chávez y su sucesor, Nicolás Maduro, variaron. En las elecciones presidenciales de Venezuela del 7 de octubre de 2012, Boric opinó: “Entre Capriles y Chávez, hubiese votado por Chávez. Pero un militar con tanto aire de grandeza no puede ser el referente de la izquierda del SXXI”. Y, en 2013, cuando fue elegido Maduro, dijo que era “una señal fuerte” y había mucho trabajo para “la izquierda, no solo en Venezuela, sino que en toda Latinoamérica”. Su percepción cambió con el tiempo, y ahora rechaza al mandatario, a quien reprocha no respetar derechos humanos. “Usted no ha estado a la altura”, le escribió en Twitter en mayo.
Sin embargo, ha mostrado simpatía por el español Pablo Iglesias, fundador de Podemos, con quien sostuvo un encuentro en 2016. Incluso, dos años después de visitarle, le envió un mensaje de apoyo tras los cuestionamientos en su contra por la compra de una casa en Madrid, valorada en casi 600 mil euros. De hecho, la semana que el exdirigente estudiantil resultó electo, el exvicepresidente segundo del Gobierno de España dijo en una entrevista con CNN Chile que su triunfo demostraba que se “puede salir del neoliberalismo”, y que “el talento de los movimientos populares chilenos y de formaciones políticas, como el Partido Comunista y el Frente Amplio”, estaría en ser capaces de “traducir institucionalmente” esa revuelta iniciada en 2019 en lo que una Convención Constitucional.
Pero Boric también se ha desmarcado de las declaraciones de dirigentes del PC de Chile que defendieron las elecciones de Nicaragua, consideradas por la comunidad internacional como “fraudulentas” e ilegítimas porque Daniel Ortega se reeligió sin competir con opositores (encarcelados y perseguidos). “No representa a Apruebo-Dignidad, y acá mi posición es clara: respeto total e irrestricto a la democracia en todas partes, incluyendo Nicaragua”, dijo Boric, que conversó con militantes comunistas que estarían “sorprendidos” porque este comunicado no fue consensuado. Se ha mostrado como una político dialogante.
De la “tumba” del neoliberalismo al centro político
A la competencia presidencial arribó después de ser escogido por el Frente Amplio y enfrentar en las elecciones primarias del 18 de julio a la carta del Partido Comunista y alcalde de un barrio de Santiago, Daniel Jadue, con 1.051.900 votos frente a 689.315, respectivamente. “Si Chile fue la cuna del neoliberalismo, también será su tumba”, dijo a sus seguidores en un acto para festejar la victoria.
Pese a que su triunfo sobre Jadue, que tenía propuestas de reformas radicales, generó una reacción favorable del mercado, el optimismo duró unos pocos días y su programa económico fue cuestionado por algunos expertos debido a los planes de aplicar un impuesto para los “súper ricos”, una reforma laboral para garantizar una participación paritaria de los trabajadores en los directorios de las empresas, un royalty a la minería y una reforma tributaria que preveía recaudar 8% del PIB. Es en este plano donde tuvo mayores tropiezos antes de la primera vuelta, pero luego de eso realizó modificaciones en su programa, dejando la meta de recaudación en 5% del PIB durante su gobierno y otros cambios en materia económica.
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Sus asesores, a diferencia del nuevo mandatario, se han mostrado contrarios los retiros de fondos de pensiones, especialmente al último proyecto, que, finalmente, fue rechazado en el Senado porque podía generar más inflación. En octubre, en un análisis de Bloomberg, el exlíder estudiantil reconoció la preocupación de los empresarios de que su victoria pueda perjudicar la inversión en Chile, y en consecuencia la economía. Y acotó: “Todo el mundo entiende, incluso los inversores, que si tienes una sociedad rota, no hay expectativas de tener inversiones a largo plazo. Se pierde la fe pública, y acabas matando a la gallina de los huevos de oro”.
(Esta nota fue actualizada por última vez el 23 de diciembre de 2021, a las 08:40 de Santiago, con los comentarios de Pablo Iglesias).