Este domingo 7 de noviembre se celebraron elecciones presidenciales en Nicaragua, aunque en medio de una ola de polémicas y críticas por la cancelación de la personalidad jurídica de tres partidos políticos opositores, la detención de siete precandidatos a la presidencia y la exclusión de veedurías internacionales.
Todo apunta a que Daniel Ortega seguirá aferrado al poder en un quinto mandato, el cuarto de forma consecutiva desde que llegó a la presidencia en el 2007. Aunque en la boleta electoral había otros contendientes además de Ortega, eran aspirantes de partidos políticos pequeños y sin mayor apoyo; pues la mayoría de sus contrincantes de gran peso están presos en la cárcel o bajo arresto domiciliario.
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Este lunes, el conteo parcial, con casi el 50% de las mesas escrutadas, le daba la ventaja al partido de Ortega, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), con un 74,99% de los votos, o un total de 1.014.334 votos. Lo sigue el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), que hasta ese momento obtenía un 14% de los sufragios o 194,745 votos.
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— Consejo Supremo Electoral de Nicaragua 🇳🇮 (@cse_nicaragua) November 8, 2021
Tras conocerse los resultados preliminares, la Unión Europea, en cabeza de su Alto Representante, Josep Borrell, se sumó a los actores de la comunidad internacional que han condenado el desarrollo de las elecciones.
Borrell aseguró que los comicios se llevaron a cabo sin “garantías democráticas” y que sus resultados “carecen de legitimidad” dado que Ortega “eliminó toda competencia electoral creíble, privando al pueblo nicaragüense de su derecho a elegir libremente a sus representantes”.
El alto funcionario denunció que la “integridad del proceso electoral fue aplastada por el encarcelamiento sistemático, el hostigamiento y la intimidación de precandidatos presidenciales, líderes de oposición, estudiantiles y rurales, periodistas, defensores de derechos humanos y representantes empresariales” y que Ortega no solo privó a sus ciudadanos de elecciones creíbles y libres sino que incumplió sus propios compromisos en materia de derechos humanos.
“La represión estatal es implacable (...) Las elecciones del 7 de noviembre completan la conversión de Nicaragua en un régimen autocrático”, sentenció el funcionario, quien también hizo un llamado a Ortega para que “devuelva la soberanía de Nicaragua al pueblo nicaragüense, quienes son sus legítimos dueños”.
Otras críticas a las elecciones
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Oficina Regional de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ya habían también condenado los comicios y habían denunciado falta de garantías de transparencia, derechos y libertades.
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Además, Estados Unidos también emitió un comunicado señaló las elecciones de ser una farsa. “Fue una elección pantomima que no fue ni libre ni justa, y ciertamente no democrática”, dijo la Casa Blanca. El gobierno de Joe Biden también anunció que usará herramientas por la vía diplomática y económica para responsabilizar a Ortega por abusos y represión.
El Parlamento Europeo y Human Rights Watch también dijeron que la votación fue fraudulenta.
¿Qué ha dicho Ortega?
Ortega, en un discurso este domingo, calificó a quienes critican las elecciones de “demonios” y “terroristas”. Además, acusó a Estados Unidos y a sus aliados internacionales de una conspiración que busca derrocar su gobierno.
“Como nicaragüenses tenemos derecho a juzgar a los terroristas y defender la paz. (...) Aunque se visten como se visten, son demonios que no quieren la paz”, aseguró.