Bloomberg — Las conversaciones en la COP26 sobre los mercados internacionales de carbono se toparon con un obstáculo: la disputa sobre qué parte de los ingresos provenientes del comercio debería canalizarse hacia los países que necesitan dinero para adaptarse al cambio climático.
Las negociaciones sobre el comercio de carbono son uno de los temas clave en Glasgow, y lograr un acuerdo representaría un gran éxito. En Madrid, la última ronda de conversaciones fracasó, por lo que continúa siendo una de las últimas partes del Acuerdo de París que aún debe resolverse.
Este es el debate: los países en desarrollo quieren que un porcentaje de las ganancias del comercio de todo tipo de créditos de carbono se canalice a las naciones pobres. Ese tipo de impuesto sobre las transacciones ya se aplicaba a un programa de compensación anterior de las Naciones Unidas y se espera que continúe en cualquier mercado nuevo.
Sin embargo, los países en desarrollo dicen que también debería aplicarse al intercambio de créditos de carbono entre países. Y ese es un punto de no retorno para la Unión Europea (UE).
“Nosotros, con otros participantes del mercado, no estamos dispuestos a aceptar ningún tipo de extensión obligatoria”, dijo Jacob Werksman, negociador de la UE en las conversaciones en Glasgow. “Entonces, lo que estamos tratando de proporcionar en lugar de ese impuesto internacional obligatorio son más garantías de que la UE está comprometida a aumentar la financiación de la adaptación”.
Las posibilidades de un trato parecían favorables. Brasil, otro actor clave, había mostrado cierta flexibilidad, mientras que la UE parecía estar de acuerdo. Pero cuando los negociadores empezaron a hablar en Glasgow, rápidamente se hizo evidente que llegar a un acuerdo no será una tarea fácil.
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“Necesitamos tener un flujo de financiamiento claro y predecible para la adaptación y esta es la única forma en que podemos tenerlo”, dijo Tanguy Gahouma-Bekale, presidente del Grupo Africano de Negociadores sobre Cambio Climático, en una entrevista.
Si se alcanza un acuerdo, se podría desatar hasta US$1 billón de nuevas inversiones de capital hacia los países en desarrollo, ayudando a reducir emisiones y alentando la innovación tecnológica, según un informe de la Asociación Internacional de Comercio de Emisiones y la Universidad de Maryland publicado la semana pasada.
“Un acuerdo sobre el Artículo 6 debería permitir el funcionamiento inmediato de los mercados internacionales de emisiones y proporcionar una sólida guía contable para evitar el doble cómputo de la reducción de emisiones”, dijo Andrea Bonzanni, directora de política internacional de IETA.
El desafío está en garantizar que el comercio internacional de carbono esté sujeto a reglas de contabilidad sólidas, y supervisión, y que genere recortes en emisiones en lugar de un greenwash. (lavado verde)
El uso de créditos del programa de compensación de la era del Protocolo de Kioto, el ahora desaparecido Mecanismo de Desarrollo Limpio, es otro gran obstáculo. Si bien el Acuerdo de París de 2015 permitió el uso de mecanismos de mercado, las diferencias sobre cómo diseñarlo exactamente hasta ahora han sido insuperables.