Santiago — Los pequeños comerciantes de Chile están lidiando con un efecto colateral de la pandemia: un déficit de circulación de monedas. El inédito fenómeno ha provocado que vendedores pierdan ingresos y, en algunos casos, hasta abandonen los cobros en efectivo. “Pague con tarjeta, no hay monedas”, dice un cartel colgado en una carnicería en el mercado popular La Vega Central, en Santiago. Otros ofrecen a sus clientes billetes a cambio de monedas.
Cecilia Feliú, gerente tesorera del Banco Central de Chile (BCCh), explicó a Bloomberg Línea que los más afectados son quienes no pueden realizar una compra o venta debido a la incapacidad de completar una transacción por la falta de monedas. “Los más impactados son quienes no disponen de otros medios de pagos, ya sea porque no están bancarizados, tienen bajos ingresos, son de mayor edad o viven en lugares donde no hay conectividad suficiente o, bien, es muy costosa”, indicó.
El comercio minorista está en el centro de esta turbulencia, ya que los almacenes, kioskos y ferias libres, suelen efectuar operaciones con dinero en efectivo. “Antes podíamos cambiar cerca de 300 mil pesos en monedas en el banco, pero hoy solo permiten 50 mil. Es un gran problema porque, a veces, no hay suficientes pesos para entregar vueltos a los clientes”, dice Pablo Castillo, encargado de una frutería en el centro de Santiago.
Muchos vendedores están optando por redondear sus precios a la baja o, incluso, disminuir sus transacciones. Se trata de un segmento de la población que todavía es dependiente del efectivo como único medio de pago. “La parte del circuito que se autoabastecía con la circulación de las monedas a lo largo del tiempo, cubría una parte importante de las necesidades de los comercios y servicios para la entrega de vueltos y los pagos con sencillo”, señala la gerente tesorera del instituto emisor.
Alta demanda
El BCCh carga a cuestas una demanda de monedas en niveles extremadamente altos: entre 6 y 10 veces más que en un mes normal. Aunque esta situación comenzó a finales de 2019, el déficit se profundizó con los confinamientos derivados de la pandemia y, posteriormente, con los inicios de los retiros de los fondos previsionales en agosto de 2020.
“Para el caso específico de las monedas, la mayor demanda empieza a tomar fuerza luego de las primeras aperturas de los comercios en septiembre 2020, fenómeno que también evidenció en EE.UU. algunos meses antes, lo que nos sirvió de base para abordar la situación con una estrategia de características similares”, comenta Feliú. Y aclara: No hay escasez, sino una ausencia de la circulación de las ya existentes.
En Chile, existen más de 9 mil millones de monedas emitidas, un promedio de 500 por cada chileno, las cuales tienen una vida útil de entre 25 y 30 años. Muchas dejaron de circular con el cierre de comercios y confinamientos de ciudades, y las personas empezaron a inclinarse por transacciones electrónicas.
Guardadas en casa
Los economistas apuntan a que el dinero metálico está guardado en los hogares chilenos, lo que es complejo de administrar para las autoridades monetarias.
El desequilibrio de los flujos ha causado una sensación de escasez, dice Feliú. “Las monedas que se han emitido a lo largo del tiempo están guardadas, sin cumplir su finalidad como medio de pago. El desafío es sacarlas desde esos lugares -los hogares principalmente- para movilizarlas dentro del su circuito natural en el que se han movido históricamente”, acota.
La situación ha preocupado al BCCh, que en un intento de revertirla ha impulsado una campaña con el eslogan “Usa tus monedas” desde hace unos meses; mientras que la Cámara Nacional del Comercio también lanzó una campaña denominada “Rompe el chanchito y paga con monedas”.
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