Ciudad de México — A pesar de los estigmas que la rodean, el silencio y rechazo de los políticos sobre su uso, la energía nuclear no se apagará, incluso crecerá en el largo plazo.
La Agencia Internacional de Energía (IEA por sus siglas en inglés) presentó tres escenarios en el documento World Energy Outlook 2021 y en ambos la energía nuclear seguirá creciendo -de 0.7 a 2.3% en el escenario más optimista-, hacia 2050.
El temor nuclear surge de dos accidentes: el primero en Chernóbil, Ucrania en 1986 y el segundo en Fukushima, Japón durante 2011 tras un tsunami. Aunque el segundo ha sido controlado por las autoridades, el desastre de la Unión Soviética encendió las alarmas mundiales por los devastadores efectos de radiación en la población y el medio ambiente y los miles de años que tardarán en desaparecer los daños en la zona.
Un aspecto que se menciona poco es que la central Vladimir Lenin puede considerarse una planta química que producía combustible nuclear para otras centrales, además de armas nucleares, y como producto secundario, electricidad. La mayoría de las centrales del mundo tiene fines eléctricos.
En el escenario de cero emisiones netas de la agencia, los mayores esfuerzos para extender la operación segura de reactores existentes y la aceleración para construir nuevas centrales en países a favor de la energía nuclear aumentarán en 15% su producción de energía hacia 2030.
Después de 2030, las tecnologías avanzadas de energía nuclear como los pequeños reactores moduladores expandirán las oportunidades para que esta fuente produzca energía con bajas emisiones contaminantes, calor e hidrógeno.
La IEA destacó que medidas económicas adicionales vinculadas a las extensiones de vida de hidroeléctricas y nucleoeléctricas, además de nuevos proyectos pueden desplazar 1.000 TeraWatts-hora (TWh) de generación con gas y carbón en los siguientes 10 años.
Un documento de las Naciones Unidas citó que la energía nuclear tiene un menor impacto en la salud humana y medio ambiente que la energía solar fotovoltaica.
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México le sonríe al átomo
Aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador rechazó su uso durante su campaña electoral, su gabinete simpatiza con esta fuente de energía.
La titular de la Secretaría de Energía (Sener), Rocío Nahle García, ha manifestado públicamente su entusiasmo por la energía nuclear. El cambio de postura ocurrió gracias a su entones homólogo estadounidense, Rick Perry, el cual la convenció de las virtudes de esta tecnología en 2019.
México tiene la central nucleoeléctrica de Laguna Verde en Veracruz. La planta cuenta dos reactores de 1.600 MegaWatts de capacidad instalada, los cuales producen 4% de la energía que demanda el país.
Durante una conferencia de prensa en diciembre de 2019, la CFE reveló que analizaba construir hasta cuatro reactores nucleares en el país: dos más en la planta de Veracruz y dos en la zona del Pacífico, aunque evitó los detalles por cuestiones de seguridad. La inversión sería de US$7.000 millones para instalar en el país 1.400 MW de capacidad nucleoeléctrica.
En octubre, Nahle García reiteró su apoyo a esta fuente de energía y dijo que trabaja en sentar en las bases para anclar una pequeña central nuclear en Baja California. Pero dos días después, la empresa que dirige Manuel Bartlett Díaz se deslindó del proyecto, aunque respaldó la tecnología.
“La nuclear, yo creo que debería de desarrollarse en el país. Eso es una garantía más de independencia, no depender del gas, no depender de muchas cosas y tenemos que darle seguridad al país, pero eso es otro tema”, dijo el CEO de la empresa eléctrica.
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