Un artista argentino destruye su colección para “transmutarla” al mundo de los NFTs

Una charla con el artista Leandro Granato sobre el criptoarte, un nuevo renacer, lágrimas de pintura, una colección que explota, una burbuja en la que ‘se salva Luis Miguel’, y más.

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Bloomberg Línea — Una cadena de eventos desafortunados y circunstanciales en los que figuran una pandemia, una estafa, recetas de cocina compartidas en TikTok y un viaje a México fue lo que llevó al artista argentino Leandro Granato a aventurarse en el mundo del criptoarte y el uso de los tokens no fungibles (NFTs), un mercado en auge en América Latina.

Granato desafió en 2010 a los escépticos al ser certificado por Ripley’s Believe it or Not! como el creador de la técnica de pintura ocular y, 11 años después, vuelve explorar nuevos horizontes al hacer explotar cinco obras que componen la colección Transmutación para llevarlas a vivir al espacio digital por medio de NFTs. Su valor aproximado es de US$70.000, que él estimó con base al mercado y al valor del Ether (ETH), el token que sostiene a la red Ethereum.

“Hice locuras una vez y estoy haciendo locuras de nuevo”, expresa el artista entre risas a Bloomberg Línea. “Me volvieron a decir loco por explotar mis obras. Estoy acostumbrado a que me acusen de loco, es mi motor”.

Dos de las obras de Transmutación fueron vendidas a dos coleccionistas por 8,5 ETH (US$33.039 en cotización del 15 de octubre), entre la que se encuentra Conflicto -que expresa esa situación homónima por la cual el autor atravesó cuando pensó que no podría volver a caminar tras sufrir un accidente-. Dos más están reservadas y una sigue en venta. Incursionar en el criptoarte y los NFT ha sido “un nuevo renacer”, comenta el artista.

Un código con marca de autenticidad

Anil Dash, CEO de Glitch, y Kevin McCoy, artista digital, son los creadores del NFT. En 2014 llamaron al proyecto “gráfico monetizado”, luego de encontrarse en Seven on Seven, evento donde se dan cita expertos en tecnología y arte organizado por el Nuevo Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York.

Según explicó a Motherboard Ed Clements, administrador de la comunidad de OpenSea, al adquirir un NFT lo que se compra no es el archivo de imagen, sino el fragmento de código que vincula o direcciona a la pieza alojada en un lugar determinado en internet.

Así, un NFT es el registro en la blockchain que representa a la obra ofertada; es un token criptográfico único e indivisible, es decir, la marca de autenticidad de una obra, valiosa característica para los coleccionistas.

Pequeño mundo

El punto de inflexión en la historia de vida de Granato, quien trabajaba en la empresa familiar de artículos del hogar, se remonta 15 años atrás, cuando su abuelo fallece. “Desorientado, sin saber qué hacer hablé con mi psicóloga, me decía ‘¿qué es lo que te gusta hacer en tu tiempo libre?’, y yo dije: bueno, me gusta pintar. (Ella) se pensaba que iba yo a pintar una vez por semana, pero no, dejé toda la empresa, abrí un taller de arte y comencé”.

Un día despierta con la necesidad de “saldar una deuda” con su abuelo y por fin vivir el duelo: “yo sabía que podía expulsar aire de mis ojos, no muchas personas lo entienden, pero dije por qué no hacer una técnica de arte con lágrimas y homenajear a mi abuelo”, y así lo hizo con su primer cuadro Pequeño mundo. Un par de años más tarde llegó el capítulo de Ripley’s y después “todo fue una explosión, todo para arriba, empecé a viajar por el mundo, hacer presentaciones y acudir a programas de televisión”.

Pero la trayectoria del artista plástico entró en un bucle de altas y bajas y, en 2020 cuando empezaba de nuevo a vivir de lo que hacía -según relata- “aparece la bendita pandemia”. “Yo negociaba unas obras en Estados Unidos, las envío y desaparecen todos, perdí aproximadamente US$60.000″.

“No quería saber más nada con el arte, estaba resignado, no quería pintar más”, dice.

Pero una cosa llevó a la otra: durante la cuarentena y con los ánimos por el suelo, Granato abrió una cuenta de TikTok (ahora con seis millones de seguidores) y la gran comunidad que formó en la red social lo lleva a un viaje a México que le devuelve a la escena artística… pero con un giro digital.

‘Quiero el NFT de tu obra y después la destruyes’

Leo, llamado así por sus cercanos, coincide en México con el coleccionista de criptoarte Diego Alcalá, quien le toma por sorpresa: “‘Quiero ser parte de tu nueva historia, comprar no tu obra, sino el NFT de tu obra” y esta “quiero que la destruyas”, recrea.

Así fue como Granato, cuyo arte físico ha sido vendido en hasta US$5.000, comienza a explorar la tecnología blockchain y decide destruir una colección completa. “Voy a destruirlas de una forma muy particular, busqué algo que llamara la atención y que me gustara, soy técnico de fuegos artificiales y me dije: ‘¿por qué no explotarlas?’”, y el coleccionista estuvo de acuerdo.

El paso del “arte terrenal” al digital se volverá crucial en el proceso artístico y tecnológico de Granato, “ahora me parece mucho más divertido, trascendental y transgresor destruir las obras (...) ese momento tan especial donde deja de existir en el mundo físico y pasa al digital, quiero que sea único”.

A partir de Transmutación, publicada en OpenSea (plataforma con el mayor mercado para criptocoleccionables), Granato perseguirá un estilo que implique una destrucción cada vez más épica que la anterior siendo “el alumbramiento de la obra”.

La historia del artista, en el valor del NFT

El artista se ve convencido con la apuesta al NFT y destaca la seguridad que brinda la criptomoneda para evitar falsificaciones o estafas, ya que todo se encuentra registrado en la blockchain, además de la practicidad que implica el enviar arte a distintos lugares. Explica que un NFT sería como “comparar un dólar físico con un dólar en cripto, el valor de lo físico está reemplazado en la cripto; lo mismo en el arte, si lo físico desapareciera, toma valor el token. Una vez que está creado el NFT, la pintura en sí ya no tiene valor. ¿Quieres la obra original? “La tiene guardada una sola persona y si alguien quiere comprarla irá a buscar a esa persona”.

Crear el vector para mudar el arte al espacio digital “no es complicado (...) creo que lo que le da valor (al NFT) es la historia detrás que tiene el artista. No sólo comprás la obra, sino que también apuestas al proyecto de la pintura ocular (en su caso)”.

Así que en palabras del artista, que se ha inspirado en Jackson Pollock, lo que más les interesa a los coleccionistas de su obra es la exclusividad, “porque son pocas obras realizadas, el storytelling del artista, todo lo que me implicó llegar (al resultado), porque viene un poco desde el sufrimiento y lo excéntrico”.

Una burbuja: solo Luis Miguel seguirá siendo Luis Miguel

“No va a haber una burbuja, hay una burbuja”, expresa Leo. ¿Por qué? “Miles y miles de personas entrando a comprar todo tipo de criptoarte sin saber quién está atrás del NFT, cuando explote van a quedar 200 o 300 artistas bien parados”.

“Así pasa en la vida”, comenta y ejemplifica: “cuando estaba Luis Miguel, ¿cuántos artistas como él había?: cientos. ¿Y hoy quién se acuerda de esos y quién de Luis Miguel? Él sigue siendo él”. “De las miles de películas que salen al año, unas cuantas son las taquilleras, aunque las demás son necesarias para que la industria funcione. Lo mismo pasa en el arte y en el NFT”.

En este sentido, Granato afirma que en medio del gran auge “hay que saber a quién comprar”. “La gente hoy cree que por hacer un dibujo digital va a tener valor, puede ser que al principio con toda esta novedad la gente se engañe, pero al fin y al cabo ciertos artistas cotizarán a perpetuidad y habrá otros que no, como pasa en el mundo del arte físico y con las miles de criptomonedas”.

Este ecosistema -dice- “no viene a reemplazar, viene a hacer su propio camino, es como decir que por las criptomonedas mañana dejará de existir el dólar, son dos mundos distintos”.

El inicio del frenesí y su récord actual

La manía de los NFT se desató en marzo de este año cuando el artista estadounidense, Mike Winkelmann (Beeple), subastó en Christie’s el collage Everydays-The First 5000 Days por US$69 millones, convirtiéndose en la obra digital más cara hasta el momento y posicionándolo entre los tres artistas vivos más valiosos.

Ello funcionó como catalizador para una avalancha de usuarios, participantes y compradores.

En el tercer trimestre de este año, el volumen de operaciones de NFTs ascendió a US$10.670 millones, según un reporte de la analista DappRadar, lo que equivale a un aumento del 704% con respecto al trimestre anterior. “Los últimos dos meses (agosto-septiembre) han sido una explosión literal para el mercado NFT, se lee en el reporte. El primero, indica, “fue un mes récord con más de US$5.200 millones en volumen de operaciones”.

Celebridades como Snoop Dogg, Shaquille O’Neal y Steve Aoki se encuentran entre los miembros más recientes en unirse a comunidades exclusivas, fortaleciendo aún más la perspectiva social del espacio NFT en general, puntualiza DappRadar.

Durante los 30 días previos al 15 de septiembre, el número de ventas de NFTs en el segmento de arte a nivel mundial alcanzó fue de aproximadamente 94.000, según datos de Statista, y el valor de las ventas ascendió a aproximadamente US$774 millones.

OpenSea tuvo en agosto su pico más alto en lo que va del año con un volumen de transacciones (en ETH) por US$3.400 millones en agosto, 10 veces más que lo registrado en julio, según datos de Dune Analytics.

La segunda criptomoneda más grande por capitalización de mercado (detrás del bitcoin) rebotó desde menos de US$3.000 a más de US$3.600 en los primeros ocho días de octubre, y se recuperó en más del 15% durante las primeras 12 jornadas, de acuerdo con Investing. Un día antes de la publicación de este artículo, ETH cotizaba en US$3.875,61.