Bloomberg — Ursula von der Leyen, jefa de la Comisión Europea, anunció el martes un paquete de apoyo ampliado a Afganistán por valor de unos 1.000 millones de euros (US$1.150 millones de dólares) para tratar de contener una crisis humanitaria que se espiraliza en el país.
El paquete combina la ayuda de la Unión Europea “con la entrega de apoyo específico para las necesidades básicas en beneficio directo del pueblo afgano y los países vecinos”, dijo von der Leyen en un tuit justo cuando iniciaba una reunión virtual de líderes del Grupo de los 20.
Italia preside este año el G-20, pero el Primer Ministro Mario Draghi tuvo que presionar durante semanas para que la cumbre extraordinaria se pusiera en marcha debido a las diferencias entre los miembros del grupo sobre cómo lidiar con el Talibán, que ahora gobierna Afganistán, dijeron los funcionarios. Antes del evento, se abandonó un intento de encontrar un enfoque común.
Al final, más de dos tercios de los líderes participaron en la reunión virtual, y el resto estuvo representado por ministros, según un funcionario del G-20 que pidió no ser identificado al hablar de asuntos confidenciales. Xi Jinping, de China y Vladimir Putin, de Rusia, estuvieron entre los que no se unieron.
Pero mientras los líderes luchan por salvar las diferencias sobre la mejor manera de lidiar con la organización militante, Afganistán se encamina hacia la ruina.
El lunes, el Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, instó a los países a descongelar los activos y permitir que la ayuda al desarrollo fluya en el país o se arriesgue a ver cómo se derrumba. Se puede reforzar la economía sin reconocer al Talibán, dijo.
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El Talibán tomó el poder en agosto después de dos décadas de guerra con EE.UU.. Oficialmente etiquetada como una organización terrorista, no se les ha dado acceso a las reservas del banco central del país.
Los líderes del G-20 se centraron en la ayuda humanitaria, la salida segura de Afganistán y cómo evitar que el país se convierta en un refugio para el terrorismo.
China estuvo representada por el ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi. La nación asiática fue la que se mostró más tibia con respecto a la cumbre, dijo uno de los funcionarios, y aún no había confirmado su participación cuando Italia fijó la fecha. Pekín ha abrazado el regreso del Talibán, una postura que podría permitirle aprovechar los vastos recursos minerales de Afganistán y dar a China un objetivo para expandir su enorme programa de infraestructuras la Franja y la Ruta.
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Mientras tanto, Moscú informó a la presidencia italiana que tanto Putin como el ministro de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, estarían demasiado ocupados para unirse, dijo el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov. Putin fue reemplazado por el viceministro de Relaciones Exteriores, Igor Morgulov y el enviado especial del Kremlin, Zamir Kabulov.
Entre los invitados al G-20 se encuentra Catar. Italia invitó al país del Golfo Pérsico por su ayuda para mantener abiertos los canales con el Talibán. También participaron el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
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