Ballenas, pingüinos, delfines, lobos y elefantes marinos se congregan en el sur argentino como todos los años a partir de agosto. Su sola presencia se traduce en éxito turístico. Pero hoy, tras un año y medio de pandemia, con la flexibilización de las restricciones y los contagios por Covid-19 en aparente control, los argentinos comienzan a volcarse de lleno a Península de Valdés, una de las reservas naturales más impactantes de la Patagonia argentina.
A diferencia de 2020, cuando para ésta época recién comenzaba a abrirse la actividad turística, con estrictos protocolos sanitarios que restringían las excursiones, este año la temporada goza de una normalidad casi total.
Las cifras avalan este fenómeno. Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) la Patagonia tuvo en el año la mayor tasa de ocupación hotelera con 46,6% por sobre el resto de las regiones de la Argentina. Si bien hubo un gran apalancamiento por los centros de esquí, Chubut no fue la excepción.
“En Madryn podemos hablar de una post pandemia con aforos eliminados, pero con el uso de tapabocas y cuidado de la higienización”, resalta Guillermo Paats, directivo del Ente Mixto de Promoción Turística de Puerto Madryn. “Además, los transportes ya se encuentran totalmente habilitados con cuatro frecuencias de aviones a Trelew y seis a Puerto Madryn”, destaca mientras espera ansioso la llegada de los visitantes internacionales.
Ya sea en catamaranes o gomones semirrígidos, los turistas pueden acercarse cuidadosamente a las ballenas que, a pesar de la intrusión, se acercan sigilosamente y dejan ver sus amplias colas.
El entusiasmo no está basado en el optimismo de los operadores turísticos, sino en hechos concretos como que para el próximo fin de semana largo que será entre el 8 y 11 de octubre no queda ni un solo alojamiento, y ni una cama disponible en toda la provincia.
Aunque la temporada se extiende hasta diciembre las ventas anticipadas a través de Previaje y los niveles de reserva ya dan cuenta que la gran afluencia de turistas continuará más allá de enero.
VER MÁS: Marcado repunte de la ocupación hotelera reaviva al sector turístico argentino
La joya de la península
Ubicada en la provincia de Chubut, en la península una de las estrellas es Puerto Pirámides, el lugar ideal para realizar el avistaje de la Ballena Franca Austral, que en esta época del año se puede ver con sus crías a los mares del sur.
Ya sea en catamaranes o gomones semirrígidos, los turistas pueden acercarse cuidadosamente a las ballenas que, a pesar de la intrusión, se acercan sigilosamente y dejan ver sus amplias colas.
Otra de las experiencias más requeridas es abordar el Yellow Submarine, un semi submarino con ventanas bajo el nivel del agua e hidrófonos para escuchar cómo se comunican estos mamíferos gigantes. La excursión que dura una hora y media es la única en su tipo que permite ver a las ballenas bajo el agua.
En materia de valores, Paats sostiene que “los precios se encuentran adaptados al mercado interno”, pero con cierta actualización que tiene correlato con la inflación.
El precio de los avistajes es de $7.800 para adultos y gratuito para los menores de 12 años. En el caso del Yellow Submarine el valor aumenta a $ 15.750 para adultos, y $7.875 los menores.
A la hora del ocaso, cuando las embarcaciones dejan el mar, es el momento ideal para tomar algo en la costa y ver como las ballenas más tímidas emergen a la superficie con saltos mortales que se pueden ver hasta el anochecer.
Otro gran atractivo son los elefantes y lobos marinos que se dejan ver en varios puntos de la costa de Chubut, como en las reservas de Punta Loma y Punta Pirámide entre julio y diciembre. En este caso hay excursiones de buceo y snorkeling con los curiosos lobos marinos que no dudan en actuar con los osados nadadores. La excursión tiene una duración total de 3 horas, con 45 minutos en el agua, no requiere de conocimientos de natación y se ofrece a partir de los seis años de edad. Los valores del snorkeling ronda los $10.000 y los del buceo con lobos $11.600.
Happy Feet
Desde septiembre y hasta marzo, distintas colonias de pingüinos de Magallanes llegan a las costas de Chubut. Pero es Punta Tombo, a 180 kilómetros al sur de Madryn, la que congrega más de un millón de ejemplares. Allí, se puede ver a los machos en los nidos cuidando de las futuras crias hasta su nacimiento, según destacan desde Madryn Travel.
Por las pasarelas aéreas de la reserva se los puede ver camino al mar en busca de alimento o dando de comer en la boca a los pichones recién nacidos. El valor de esta aventura ronda los $400 para adultos residentes y $200 para menores. En tanto para extranjeros, los precios oscilan entre los $400 y $1.000.
Luego de nacer, cerca de noviembre, los adultos y los pichones se preparan para regresar al mar a mediados de marzo y alimentarse por sí mismos. En ese momento será momento de ir al norte en busca de comida, aunque el viaje es corto, ya que en agosto volverán a su lugar de nacimiento para comenzar nuevamente con el ciclo reproductivo.
Lo ideal para los que deseen pasar un día de pingüinos es disfrutar de un día de campo que comienza con una excursión que sale por la mañana desde Puerto Madryn y regresa por la tarde. Allí se observa la colonia de pingüinos de Magallanes más cercana a la ciudad, que queda en una estancia privada en Punta Ninfas, mientras se disfruta de un almuerzo en un lugar histórico. Los valores parten de $12.000 para mayores de 12 años y $6.000 los menores.
VER MÁS: Tras la pandemia, un tour de bodegas: ¿cómo es visitar Mendoza hoy?
Turismo potenciado
Previo a la pandemia, la ciudad de Puerto Madryn venía con años de amesetamiento y pese a que todas las actividades que se pueden realizar allí son al aire libre, la disposición nacional de restricción de circulación daba con tierra con cualquier tipo de actividad turística.
Ante esa situación el municipio instauró “Futuro Viaje” un programa para anticipar en hasta un año de plazo la visita a la ciudad, a precios económicos.
“La idea era darles un poco de ‘aire’ a los prestadores turísticos”, cuenta Marcos Grosso, secretario de turismo en la municipalidad de Puerto Madryn. “Además quitamos impuestos inmobiliarios y al transporte para dar cierto alivio”, relata e indica que además se volcaron mucho a migrar a los formatos digitales para de esa forma llegar a una audiencia más amplia y posicionar el destino para cuando se pudiera viajar. Hoy los resultados están a la vista.
Una pata fuerte del turismo fue reforzar ciertas actividades que se realizan en la ciudad y en los alrededores, las cuales siempre convivieron con las actividades tradicionales, pero quizás no eran tan visibles.
- Trekking y mountan bike: El ciclismo y las caminatas cobran un extra particular en Madryn dada la variedad geográfica de su terreno. Desde la estepa patagónica hasta las costas, los recorridos imponen distintos niveles de dificultad. Además, en su paso permiten hacer una parada para disfrutar de las vistas de la lobería de Punta Loma y Cerro Avanzado.
- Museo Paleontológico Egidio Feruglio: Comúnmente llamado el museo de los dinosaurios, alberga en su interior el ejemplar más grande del mundo, el Patagotitan mayorum. Un saurópodo de 38 metros de largo y casi 8 metros de alto. Uno de los esqueletos más completos conocidos en el mundo. Además de su variedad de especies, el museo es un centro de actividades relacionadas con la ciencia, que ofrece actividades diarias y hasta una exhibición nocturna para niños que busque pasar la noche entre esqueletos gigantes o workshops con científicos de todo el mundo.
- Circuito de té galés: Las casas de té son uno de los atractivos de la pequeña localidad de Gaiman en el valle inferior del río Chubut. Siguiendo la tradición de la colonia galesa que nacló en las aguas del Golfo Nuevo en 1865. y que después de largas jornadas de trabajo no faltaban a la cita del té en una mesa repleta de variadas y surtidas especialidades de su país. Existe todo un circuito que mantiene intacta esta tradición, pero es sin dudas, Ty Te Caerdydd, la más famosa por haber sido anfitriona durante la visita de la princesa Lady Di en 1995.
Todas estas propuestas que se potenciaron en pandemia pero que ya existían en la provincia de Chubut, están repercutiendo en que los turistas tengan estadías más largas, y en el posicionamiento del destino durante todo el año.
La prueba de fuego, y lo que más esperan los operadores es la llegada del turismo internacional, para terminar de reactivar la actividad del sector.