Bloomberg — Brasil tiene una demanda tan grande de gas natural que ha tenido que recurrir a la ayuda de Argentina para asegurarse del suministro del combustible en el extranjero.
La economía más grande de Latinoamérica está aumentando las importaciones de gas natural licuado (GNL) para alimentar sus centrales eléctricas, mientras una sequía histórica frena su generación hidroeléctrica. Las importaciones de GNL de Brasil alcanzaron un récord este mes, según datos de seguimiento de buques, lo que agrava la escasez mundial de gas, que ha hecho que los precios spot alcancen nuevos máximos.
Argentina, por su parte, publicó una licitación de importación de GNL en cuatro embarques, para ser despachados a la terminal de Escobar. Los mismos se regasificarán y luego serán enviados a Brasil a través de un gasoducto, según operadores con conocimiento del asunto. El gas alimentará la central eléctrica de Uruguaiana, que se cerró hace más de una década y sólo funciona de forma intermitente para paliar la escasez de suministro, según los operadores.
El mundo está lidiando con el aumento de los precios de la energía en momentos en que la oferta ha tenido dificultades para satisfacer el repunte de la demanda después de la pandemia. En Brasil, los bajos caudales de la cuenca del río Paraná han reducido drásticamente la producción de energía hidroeléctrica y han obligado a las empresas de servicios públicos a recurrir a la generación a gas, lo que ha aumentado la necesidad de importar costosos cargamentos de GNL.
Argentina exporta algo de gas natural de producción nacional a Brasil, pero es inusual que el país importe cargamentos de GNL para entregar el combustible a su vecino.
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