Las millonarias inversiones que aumentan la influencia de China en América Latina

El dinero de Beijing ha crecido en la proporción del total de los proyectos de la región. EE.UU. ya no es indiferente al apoyo que ha desplegado la potencia asiática.

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Bogotá — Los bogotanos tuvieron que esperar 77 años y casi 20 gobiernos para que se firmara el contrato definitivo que le dará vida a la primera línea del metro de la capital de Colombia, un proyecto que se concibió en 1942 y que solo hasta 2019 vio el paso definitivo para que se pudiera hacer realidad. Cuatro años antes, pero en Brasil, se llevó a cabo uno de los principales negocios de América Latina en 2015 cuando se realizó una licitación para las concesiones de las hidroeléctricas Ilha Solteira y Jupiá por US$3.680 millones. Aunque pudiera parecer que los dos proyectos no tienen nada en común, sí tienen una coincidencia. Ambas obras tienen financiamiento de China, la segunda mayor economía del mundo.

Y no es casualidad. El gigante asiático, que hoy enfrenta el colapso del gigante inmobiliario Evergrande, pasó de representar menos del 1% de la inversión extranjera directa (IED) en el mundo a significar el 11% en 2020, convirtiéndose en el tercer origen mundial de IED después de la Unión Europea y los Estados Unidos.

Las economías latinas y caribeñas no han estado ajenas. Un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), organismo adscrito a las Naciones Unidas, analizó el crecimiento que ha tenido la inversión china en la región. Para hacerlo, tuvo en cuenta las fusiones y adquisiciones de activos localizados en los países y los anuncios de nuevos proyectos de inversión.

Las cifras hablan por sí solas: entre 2005 y 2020, las empresas chinas y de Hong Kong realizaron 150 fusiones y adquisiciones en la región, que representaron un total de US$83.000 millones. Así, pasaron de ser 1,7% del total de estos negocios en América Latina a representar 16,3% del total entre 2015 y 2019. Además, anunciaron 652 proyectos de inversión por un monto total estimado de US$75.000 millones.

China se ubicó entre los principales inversores de América Latina y el Caribe en la modalidad de fusiones y adquisiciones y el año pasado fue el país con los acuerdos que representaron el mayor monto, seguido de España y Canadá.

La estrategia también se da en medio de la iniciativa de la Franja y la Ruta de China, un plan de infraestructura y financiamiento del gigante asiático que ha beneficiado a países de la región a pesar de no pertenecer formalmente a él. Según la firma de abogados CMS, Argentina, Brasil, Colombia y México han firmado acuerdos para beneficiarse del dinero de Beijing.

“Existen sólidas razones económicas para las inversiones chinas. Además, la región tiene un mercado de consumo relevante y es importante para la estrategia de internacionalización de muchas marcas chinas”, dice Cláudia Trevisan, directora ejecutiva del Consejo Empresarial Brasil-China, fundado en 2004 para promover el diálogo entre los dos países.

Según un estudio publicado por el Consejo, entre 2007 y 2020, hubo 176 proyectos en Brasil bajo el liderazgo de las empresas chinas. La economía más grande de América Latina, dice el informe, recibió 47% de las inversiones de ese país en Sudamérica. “También es importante mencionar que una gran parte de las inversiones chinas en la región se produjo en sectores que no atraían los intereses estadounidenses, como la infraestructura”, agrega Trevisan.

Para Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, China ha utilizado esta estrategia para su propio plan de desarrollo a mediano plazo y en medio de su estrategia, a 2049, de ser la primera potencia manufacturera. “Es uno de los principales socios comerciales de América Latina y el Caribe. Ha cobrado gran protagonismo como inversión”, dijo en la presentación del informe del organismo.

Bárcena destacó que se ha profundizado la presencia de empresas chinas en distintas modalidades, que puede abrir una puerta para que la región se sume al avance tecnológico que traen, como en sectores de electromovilidad. “Creo que ahí Latinoamérica podría jugar un papel importante”, dijo.

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El Fondo Monetario Internacional (FMI) también ha analizado este comportamiento, en un artículo de Ding Ding, subjefe de la División del Caribe del Departamento del Hemisferio Occidental, y Rui C. Mano, economista senior en los equipos de Estados Unidos y Granada del mismo Departamento.

“Las empresas chinas se están expandiendo en el exterior, sobre todo en sectores en los que se ha acumulado exceso de capacidad nacional tras años de sobreinversión. Estos suelen ser los sectores en los que las empresas chinas son más competitivas en los mercados mundiales”, resalta el documento del FMI.

La tendencia que identifica la Cepal también se ve en el monitor de la Red de América Latina y el Caribe sobre China (Red ALC-China) que analiza las salidas de flujos de inversión extranjera directa: las 480 transacciones chinas desde 2015 hasta 2020 representaron US$159.786 millones y generaron 565.000 empleos en la región.

Los economistas del FMI añaden que el sector de la electricidad es un ejemplo del comportamiento chino. Luego de que el mercado local se saturara en 2010, las empresas buscaron oportunidades en el extranjero al mismo tiempo en que los países de América Latina tenían dificultades para satisfacer la demanda de energía.

La inversión china, agregan los autores, ayudó a corregir este déficit. Por ejemplo, citando los datos de la Red ALC-China, desde 2000, tres empresas de electricidad de ese país han invertido en 18 proyectos en la región, que suman US$34.000 millones.

Los países beneficiados

Las adquisiciones por parte de empresas chinas han encontrado un obstáculo con mecanismos de regulación más exigentes en países como Estados Unidos y la Unión Europea. El veto a la tecnología de Huawei durante la presidencia de Donald Trump es una muestra de ello. Así, en 2020, mientras las fusiones y adquisiciones chinas disminuyeron en Europa, América del Norte y Asia y el Pacífico, aumentaron en América Latina y el Caribe, dice el informe de la Cepal.

Según su análisis, las mayores fusiones y adquisiciones se concentraron en Brasil, Perú, Chile y Argentina. En cuanto a los anuncios de inversión, además de Brasil, estuvieron liderando Perú y México.

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Para Enrique Dussel Peter, profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y miembro de la Red ALC-China, ha habido “un importantísimo proceso de diversificación por país, sector y propiedad y ha permitido un proceso de aprendizaje y beneficios para ambas partes”.

El monitor de la Red ALC-China muestra que, entre 2010 y 2014, Argentina y Brasil representaron 61,17% del monto de la inversión china en la región y el 46,02% del empleo generado. Tres años después, los protagonistas eran Chile, Colombia, México y Perú.

“América Latina y el Caribe requiere de una mejor comprensión de la IED china -sus regulaciones, objetivos, empresas, por ejemplo- para generar mejores condiciones en el corto, mediano y largo plazo”, dice Dussel.

China entró a través de los hidrocarburos

Según el informe de la Cepal, en una primera fase, en la primera década de este milenio, las inversiones chinas se caracterizaron por ingresar a sectores como hidrocarburos, minería metálica, agricultura y pesca. Sin embargo, se han venido diversificando.

Entre 2005 y 2020, 81% del monto de fusiones y adquisiciones se concentró en empresas de electricidad, gas y agua; petróleo y gas; y minería. En los anuncios de proyectos, 54% del monto se concentró en metales, automotores y autopartes y transporte y almacenamiento.

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“Después de una concentración inicial en productos básicos, hubo una diversificación gradual de las inversiones en otros sectores, como electricidad, infraestructura, finanzas, manufactura, tecnología de la información y comunicaciones”, agrega Trevian. La directora enumera expansiones como la de la app de movilidad Didi; la inversión de US$180 millones de Tencent en la brasileña Nubank o los US$150 millones que invirtió en la fintech argentina Ualá junto con la japonesa Softbank.

Una de las características de la inversión china es que tiene una “fuerte presencia” de empresas estatales o que cuentan con el apoyo del Gobierno para internacionalizar sus empresas por medio de beneficios fiscales o financiamiento público, dice el informe de la Cepal. Por ejemplo, solo hay una empresa no estatal entre las diez compañías que más participación han tenido en las fusiones y adquisiciones de la región, entre 2002 y 2020.

El monitor de la Red ALC-China, tras analizar las cinco principales empresas chinas que invierten en la región (China Petroleum & Chemical Corporation; State Grid Corporation of China; China Three Gorges Corporation; State Power Investment Corp; China National Petroleum Corporation), encontró que además de que todas son estatales, representaron el 36,88% del monto de las inversiones chinas y el 10,28% del empleo generado.

El organismo de las Naciones Unidas también destaca el financiamiento que da el gigante asiático a los gobiernos de la región, por medio de préstamos que se hacen a través del Banco de Desarrollo de China y el Banco de Importación y Exportación de China. Entre 2005 y 2020, América Latina y el Caribe registraron 99 préstamos por un monto de US$137.000 millones. De este total, 93% se concentró en Venezuela, Brasil, Ecuador y Argentina.

Estados Unidos, en alerta

La estrategia china no ha pasado desapercibida en Washington. Bloomberg reportó que Daleep Singh, el asesor adjunto de seguridad nacional de Estados Unidos para la economía internacional, viajará a Colombia, Ecuador y Panamá para, entre otras cosas, evaluar la posibilidad de implementar un programa de obras públicas y comercio internacional que le compita a la iniciativa Franja y Ruta de China en América Latina.

Para los asesores de la administración Biden, citados por Bloomberg bajo condición de anonimato, esta iniciativa pasó a convertirse “en una pieza central” de la estrategia de política exterior de China. La visita liderada por Singh planea reuniones con el presidente de Colombia, Iván Duque; el de Ecuador, Guillermo Lasso y el ministro de Obras Públicas de Panamá, Rafael Sabonge.

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Entre los enviados también estará David Marchick, director de operaciones de la Corporación Financiera Internacional para el Desarrollo de Estados Unidos. En los proyectos a donde podría llegar la inversión estadounidense están empresas lideradas por mujeres en Brasil o instalaciones de tratamiento de agua en El Salvador.

El mandatario colombiano dijo durante su reciente visita a Nueva York para asistir a la Asamblea General de las Naciones Unidas, que Colombia está abierta a los negocios y tiene interés en continuar expandiendo la inversión china, al ser preguntado por Bloomberg sobre el dinero de Beijing que ha llegado a proyectos de infraestructura en el país, como el del metro de Bogotá.

Dussel considera que la región no debe caer en las tensiones entre Estados Unidos y China, sino buscar un equilibrio y relación con ambas. “Caer ideológicamente en uno de los dos bandos sería un grave error en materia de IED para América Latina y el Caribe”, dice.

¿Relación beneficiosa?

Francisco Urdinez, profesor asociado del Instituto de Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica de Chile, dice que ha habido una “curva de aprendizaje” con respecto a cómo tratar con China, en un proceso en el que los responsables han pasado de una “luna de miel”, a principios de la década de 2000, a “una mirada más cautelosa”.

Urdinez también destaca el papel que han jugado los gobiernos provinciales o departamentales de América Latina, que están recibiendo financiación de forma directa de China sin pasar por agencias a nivel nacional. “Eso es algo que muestra una curva de aprendizaje muy pronunciada. Los gobiernos regionales tienen ahora el personal, el conocimiento y el valor para pedir un crédito a un banco chino”, aseguró en un conversatorio liderado por el Wilson Center.

Para Trevian, la inversión es mutuamente beneficiosa. “La región tiene una enorme brecha de inversiones, con poco espacio fiscal para cumplirla. El Banco Interamericano de Desarrollo estimó en 2019 que solo en infraestructura América Latina y el Caribe necesitarían inversiones por US$150.000 millones al año”, dijo.

No obstante, Barbara Stallings, profesora de investigación de la Universidad de Brown y la Universidad de Tsinghua, tiene una posición contraria.

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“No estoy segura de que América Latina haya aprendido mucho, en absoluto. Todavía hay una enorme brecha de conocimiento en ambos lados, tanto del lado chino como del lado latinoamericano. Pero realmente no hay mucho aprendizaje, no hay mucho conocimiento de una forma de hacer negocios de los principales actores latinoamericanos”, dijo en el evento del Wilson Center.

En este conversatorio, también destacaron la influencia que ha tenido China en la campaña de vacunación contra el Covid-19. Según recopiló el diario Financial Times en mayo de este año, para entonces el gigante asiático había enviado más de la mitad de las 143,5 millones de dosis de vacunas entregadas a las 10 naciones con mayor población de la región. En ese momento, Astrazeneca y Pfizer habían entregado 59 millones de dosis, entre los dos.

La secretaria ejecutiva de la Cepal alertó en que es necesario que los países de la región avancen “hacia una mayor comprensión del papel, la visión y la estrategia de ese país” para que efectivamente haya una postura de beneficio mutuo.

Hasta ahora, resalta el informe del organismo de las Naciones Unidas, los países de América Latina y el Caribe han tenido más que beneficios mutuos una relación de dependencia con China que “no ha contribuido a lograr un desarrollo más inclusivo que reduzca la pobreza y aumente la igualdad”.