Bloomberg Línea — El mundo no está haciendo lo suficiente para cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de la ONU, advirtió en un informe la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés). El documento alertó que el Covid-19 ha hecho retroceder décadas de avances obtenidos con miras a los objetivos de la Agenda 2030 de la ONU.
Según el análisis de la FAO, 10,4% de la población mundial sufre de hambre y cada año se pierden alimentos equivalentes a US$400.000 millones en las etapas de transporte, almacenamiento y procesamiento. Para dimensionar la cifra, esta es superior al PIB anual de países como Colombia.
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El organismo advierte que el Covid-19 va a agudizar las formas de malnutrición dada la pérdida de ingresos de los hogares y porque agravará los problemas que ya experimentan las cadenas de suministros de los alimentos.
En total, a causa de la pandemia, entre 83 y 132 millones de personas pudieron haber sufrido de hambre crónica en 2020, aunque las estadísticas enfrentaron desafíos metodológicos por las medidas impuestas para controlar el virus. Esta situación, dice el documento, hace que el objetivo de acabar con el hambre global sea aún más lejano y que los avances sean insuficientes en el ámbito de la alimentación y la agricultura, “lo que sugiere que las metas de los ODS correspondientes están fuera de alcance”.
Otro de los objetivos analizados por la FAO fue el de la reducción de la pobreza. El Covid-19 aumentará el número de pobres entre 119 y 124 millones de personas y la tasa de pobreza extrema, medida como aquellas personas que viven con menos de US$1,90 al día, habrá crecido de 8,4% en 2019 a entre 9,1% y 9,4% en 2020.
Según el informe, “la triple amenaza del Covid-19, los conflictos y el cambio climático hacen que el objetivo global de ponerle fin a la pobreza para 2030 esté fuera de alcance”.
El informe también llamó la atención sobre las diferencias de género que aún se mantienen en la industria alimentaria, que hacen que las mujeres productoras ganen menos que los hombres a pesar de que su productividad está a la par o incluso por encima. En general, consignó la FAO, en 29 de 33 países evaluados, las mujeres tienen menos derechos que los hombres.
Además, menos del 50% de las mujeres de la población que trabaja en la industria agrícola tiene derechos de propiedad y/o tenencia segura, cuando los datos sugieren que tenerlos reduce la dependencia a sus parejas o parientes y aumenta su poder de negociación en la economía, dice el informe.
“Es un panorama alarmante, en el que se ha invertido el progreso en muchas metas de los ODS, con un impacto significativo en todos los aspectos del desarrollo sostenible y haciendo que el logro de la Agenda 2030 sea aún más difícil”, aseguró el jefe de Estadística de la FAO, Pietro Gennari.
La deforestación también ilustra la falta de avances. Aunque el ritmo se ha reducido en la última década, la superficie forestal como proporción del área total de la tierra pasó de 31,9% en 2000 a 31,2% en 2020. Esto equivale a una pérdida neta de casi 100 millones de hectáreas de bosques en el mundo.
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Para contrarrestar la tendencia, el informe sugiere que se aumente la inversión en agricultura; el apoyo a los pequeños productores de alimentos; la adopción de medidas para contrarrestar la volatilidad en los precios; se mejore el acceso a tecnologías agrícolas; se combata la pesca ilegal y se avance en los derechos de las mujeres, entre otros.
Además, solicitó que se obtengan mejores datos. “A medida que la pandemia del Covid-19 continúa desarrollándose, y el mundo se aleja aún más del cumplimiento del plazo de los ODS para 2030, los datos oportunos y de alta calidad son más esenciales que nunca”, dijo Gennari.
El informe se conoce un día antes de la cumbre que realizará las Naciones Unidas sobre los sistemas alimentarios. El secretario general de la organización, Antonio Guterres, ha hecho un llamado de atención para que las mejoras en la alimentación ayuden a acelerar el cumplimiento de los ODS, lo que calificó como un “imperativo moral” para 2030.