En la pujante economía chilena, hay que esperar 13 meses por un auto nuevo

Cerca de US$50.000 millones en retiros de pensiones están estimulando el crecimiento en el país andino.

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Bloomberg — En el centro de Santiago, el epicentro de la que probablemente sea la economía más pujante del mundo, Carol Castillo está conociendo a muchísima gente molesta.

Castillo es vendedora en un concesionario de Chevrolet en la ciudad, donde la demanda de autos está tan al rojo vivo que las listas de espera se prolongan durante meses. Los clientes no se lo toman muy bien, dice Castillo. El shock lleva a la frustración y, a veces, a los arrebatos, especialmente de aquellos que quieren comprar una Silverado. La fecha de entrega estimada de la versión diésel de la popular pick-up es Octubre de 2022.

“Todo el mundo quiere su auto ya”, dijo Castillo. Era un miércoles por la mañana, un momento normalmente tranquilo para el concesionario. Y, sin embargo, mientras Castillo miraba al otro lado de la sala de exposición, todas las mesas estaban llenas de posibles compradores.

La escasez no es exclusivamente chilena, por supuesto (los problemas de la cadena de suministro mundial están provocando tiempos de espera para los autos en muchos países), pero es particularmente grave aquí. La población local se encuentra en momento de compra de proporciones épicas. Autos, refrigeradores y aparatos electrónicos están volando de las estanterías.

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El crecimiento, según el banco central, se disparará hasta un 11,5% este año, lo que no solo lo convertiría en el más rápido entre las principales economías, sino también en un récord en Chile. Eso no es poca cosa en un país que sufrió una de las mayores expansiones económicas de los tiempos modernos en las décadas de 1980 y 1990, después de que los “Chicago Boys” del dictador Augusto Pinochet desataran una ola de reformas de libre mercado.

Irónicamente, uno de los mayores impulsores del crecimiento proviene ahora del desmantelamiento parcial de un pilar económico clave de aquella época, al permitir la retirada anticipada de los fondos de pensiones privados creados bajo Pinochet. Esto ha inyectado US$49.000 en la economía. También han ayudado los programas de transferencia de efectivo del gobierno durante la pandemia, otra muestra del alejamiento del país de las versiones más estrictas del capitalismo de los Chicago Boys.

“El dinero entró y entonces la gente empezó a comprar coches a lo loco”, observa Castillo.

La tasa de vacunación contra el coronavirus en Chile, cercana al 75%, es la más alta de todo el continente americano, lo que supone otro impulso para la economía a medida que disminuyen las infecciones.

Todo esto hace que los funcionarios del banco central prevean el crecimiento económico más rápido en los registros, que se remontan a 1961, según pronósticos revisados a principios de este mes. Esta previsión se sitúa en el extremo superior de las estimaciones de las 102 principales economías analizadas por Bloomberg, que indican que China crecerá un 8,4% y Brasil sólo un 5,2%.

Amplio estímulo

De hecho, los signos de una economía en auge están por todas partes en Chile. Las ventas de autos se dispararon un 97% en agosto con respecto a hace un año, acercándose a la cifra más alta de todos los meses registrados. Las transacciones con tarjetas de crédito y débito alcanzaron un récord en agosto, lo que indica un fuerte gasto de los consumidores. Las ventas de bienes duraderos aumentaron un 130% en el segundo trimestre con respecto al año anterior.

“Hemos visto una fuerte recuperación de la confianza tanto de los hogares como de las empresas”, dijo Andrés Pérez, economista jefe para Chile y Colombia del Banco Itaú. “Refleja, por un lado, mejoras significativas en la situación de salud, y también un entorno con amplios estímulos y liquidez”.

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Pérez, que anteriormente fue jefe de finanzas internacionales del Ministerio de Hacienda de Chile, espera que el producto interno bruto se expanda alrededor del 10% este año, tras una caída del 5,8% en 2020. Incluso cuando la tasa de crecimiento se ralentice el próximo año, un mercado laboral fuerte apoyará el gasto de los consumidores, dijo.

“Tan emocional”

Los signos que apuntan a una economía pujante están causando cierta preocupación entre los analistas, que temen que pueda recalentarse y hacer que la inflación se eleve. El presidente del banco central, Mario Marcel, ha dicho a los legisladores en varias ocasiones en el último mes que otra ronda de retiros anticipados de pensiones sin multas (una propuesta que los legisladores están considerando) desencadenaría una cadena de consecuencias dañinas, que incliyen aumentos de precios más rápidos y mayores costos de financiamiento y riesgos para el sistema financiero.



Andrés Balbontin, subgerente comercial de Salfa, una cadena nacional de concesionarios que incluye el local de Chevrolet en el centro de Santiago, dijo que el boom no ha terminado. La recuperación de la economía chilena, alimentada por el efectivo de los estímulos, mantendrá las ventas fuertes al menos hasta el próximo año.

“Hay toneladas de dinero en las calles”, dijo.

Castillo, la vendedora de autos, se ha visto abrumada por la cantidad de pruebas de manejo y regateo de precios, así como por el temor de tener que decepcionar a clientes perplejos por el tiempo de espera para los nuevos modelos. Aún así, hay momentos en los que encuentra su trabajo increíblemente gratificante.

El cliente que más recuerda de los últimos meses era un hombre de clase trabajadora de unos 30 años. Había luchado por ahorrar durante años, y finalmente pudo reunir el dinero suficiente para comprar su propio vehículo.

“Se emocionó tanto que lloró”, dijo. “Por fin pudo comprar su primer auto”.

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