Bogotá — La inestabilidad política, la volatilidad de las monedas y las bajas tasas de vacunación contra el Covid-19 serán importantes desafíos para algunas empresas latinoamericanas y representan riesgos para el crecimiento económico, que podrían resultar en un sentimiento de aversión al riesgo que lleve a salidas de capital y condiciones de financiamiento difíciles, dijo la calificadora Fitch Ratings.
Las métricas crediticias débiles, la dependencia de los gobiernos y las entidades relacionadas por el flujo de efectivo, o la vinculación de la calificación soberana, podrían disminuir la capacidad de algunos emisores para resistir estos desafíos, advirtió la agencia el martes en un informe.
La calificadora espera que Latinoamérica vea un crecimiento económico de 5% en 2021 tras una contracción de 7,8% en 2020. La expansión se mantendría por encima del promedio de 2015-2019 del 2,1%, pero se desaceleraría al 2,9% en 2022.
“Sin embargo, un revés de la pandemia y respuestas políticas ineficaces podrían debilitar las condiciones económicas y provocar el deterioro de los perfiles crediticios en la región”, resaltó Fitch.
Según la Organización Mundial de la Salud, la región de las Américas ha presentado 86,6 millones de casos de Covid-19 confirmados y 2,14 millones de muertes. En entrevista con Bloomberg Línea, Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, ya había advertido que pese a que la región solo tiene 8% de la población global, ha aportado 20% de las infecciones y 30% de las muertes por el virus.
Respecto a la vacunación, pese a que ha avanzado, Uruguay y Chile son los únicos países que tienen más de 70% de su población con las dos dosis, según el Monitor Covid de Bloomberg Línea.
En su análisis por países, Fitch destaca que la baja tasa de vacunación de México, de cerca del 37% de la población con al menos una dosis hasta el 31 de julio, el riesgo político y la depreciación del peso, son riesgos clave que identificó para las empresas en el país. En especial en los sectores de alojamiento, ocio, juego y algunas del sector energético que “tienen una baja capacidad para resistir estos retos debido a la debilidad de sus estructuras de capital y a la presión financiera”.
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Para el caso de Perú, la llegada del recién electo presidente izquierdista Pedro Castillo, que busca reformar la Constitución, y las fricciones con el legislativo, están entre los desafíos para el sector privado. “La capacidad de los emisores que operan en el sector minorista discrecional, el azúcar y el etanol, los materiales de construcción y el sector inmobiliario para superar estos retos es mixta”, dice el informe.
Sobre la economía de Argentina, Fitch considera que “sigue siendo débil” y la campaña de vacunación solo ha logrado cobijar a 15% de la población al 31 de julio, con el esquema completo. Entre los factores que le añaden incertidumbre están las elecciones legislativas que se realizarán en noviembre y las restricciones de capital que provocan los impagos de las empresas argentinas.
“Consideramos que los emisores de los sectores de servicios públicos y energía, inmobiliario y de construcción de viviendas, y minorista y de consumo, tienen una baja capacidad para resistir estos desafíos”, agregó el informe.
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Las elecciones, pero esta vez presidenciales, y la redacción de una nueva Constitución son los riesgos de mediano plazo para las empresas chilenas, pues podrían traer cambios menos favorables para el sector privado, desalentar la inversión y afectar el crecimiento económico.
Sobre Brasil, el informe destaca que pese a que la vacunación está entre las más altas de la región, el desempleo y la inflación son un riesgo para las empresas de ese país. Además, dice que las compañías de sectores de materiales de construcción y educación están entre las más vulnerables.
La depreciación del peso y la calificación soberana están entre varios de los desafíos clave para las compañías colombianas. Fitch recordó que la calificación de Colombia fue rebajada a BB+ con perspectiva estable, lo que originó que 40% de los emisores colombianos corrieran con la misma suerte. Para la calificadora, las empresas del sector transporte “son especialmente vulnerables”, debido a la escasez de flujo de caja y a la baja liquidez.