Bogotá — Empresas de Argentina, China e Italia se fijan en Hidroituango, considerado el proyecto de energía más importante en la historia de Colombia, en caso de que “uno o varios” de los contratistas hallados responsables fiscales de los sobrecostos y retrasos de la obra no puedan continuar a cargo.
Empresas Públicas de Medellín (EPM), principal socio de Hidroituango, ha identificado 26 firmas internacionales y 16 nacionales de forma “previsiva” luego de que la Contraloría vinculara en su investigación a 26 personas naturales y jurídicas por su presunta responsabilidad fiscal en las pérdidas por $4,3 billones como consecuencia de la contingencia en 2018.
En julio pasado, EPM actualizó el valor de las inversiones necesarias para la terminación del proyecto en $2,1 billones, que llevan el costo total de las obras para la futura central a $18,3 billones.
Estos recursos, informó, “asegurarán la entrada en operación comercial de las primeras dos unidades de generación en el segundo semestre de 2022 y las seis unidades restantes entre 2023 y 2025”.
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Entre las empresas interesadas están la argentina José Cartellone Construcciones Civiles S.A.S., fundada en 1918, que tiene experiencia en presas y centrales hidroeléctricas en proyectos como Piedra del Águila (Neuquén) y Potrerillos (Mendoza), en Argentina, o Chimay (Perú) y Santa Branca (Brasil).
En el listado también destacan la mexicana ICA Constructora, con experiencia en trece países y siete sectores, y la china PowerChina International Group Limited, Sucursal Colombia. Ambas hicieron parte de un consorcio que declinó su intención de participar en la construcción del Metro de Bogotá, según informaron medios locales en su momento.
Entre tanto, la colombiana Mincivil S.A. y la italiana Webuild, esta última especializada en la construcción de obras de energía hidroeléctrica y con ingresos ajustados de 3.137 millones de euros en el primer semestre, manifestaron interés conjunto.
Entre las firmas locales está Estyma Estudios y Manejos S.A., Termotécnica Coindustriales S.A.S. (Grupo Ethuss), SP Ingenieros SAS. y Grodco.
¿Por qué se prevé este plan?
Ante la posible “materialización del riesgo identificado”, EPM prepara desde el año pasado un plan de mitigación de los posibles impactos en este megaproyecto que va a representar más de 2.000 megavatios de capacidad instalada cuando esté en operación.
EPM ha coordinado una visita entre el 13 y 14 de septiembre con las empresas interesadas para profundizar en detalles necesarios que les permitan a los contratistas “conocer en detalle las obras faltantes del proyecto”, según precisó.
El objetivo “es conocer el proyecto, entrar en detalles técnicos de la obra, conocer las instalaciones como campamentos y diferentes fábricas con los que se cuentan para hacer un costeo y un dimensionamiento de la oferta que deben preparar”.
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Un escenario que “no es el deseado”, pero es factible
Luego de haberse superado la contingencia, las previsiones apuntan a que en junio del 2022 ya esté la primera turbina funcionando y la segunda en noviembre de ese año si se cumple con el cronograma, lo que no da margen de maniobra en caso de que algunos de los actuales contratistas no continúen con el proyecto.
Así la cosas, EPM estableció ese plan de acción con el que “busca encarar un escenario que, aunque no es el deseado, puede sobrevenirle”.
“Este plan de trabajo incluye, entre otras actividades, la exploración de mercado para identificar posibles contratistas que puedan continuar con las diferentes funciones en caso de que tanto las medidas cautelares como los fallos que se desprendieran del proceso impidieran la continuidad de uno o varios contratistas o que dichos contratistas tuvieran incapacidades operativas que les impida continuar con la ejecución de sus contratos”, explica.
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La catástrofe de la futura joya energética del país
El presidente colombiano, Iván Duque, mencionó en julio pasado durante una visita a Hidroituango que esta obra va a “abaratar el costo de energía en el país”. Además, calificó a la hidroeléctrica como “el proyecto de energía más importante que se ha hecho en la historia” colombiana.
Pero detrás de la historia de la que será la joya energética del país hay varios episodios que pusieron en jaque no solo al millonario proyecto sino a las mismas comunidades.
En abril de 2018 el personal de EPM y contratistas informaron sobre “una obstrucción parcial” en el túnel de desviación del río Cauca en Hidroituango, lo que provocó el represamiento del agua, aguas arriba y, la disminución de la misma, aguas abajo.
El lunes 30 de abril de ese año se presentó nuevamente un derrumbe en el túnel de desviación del río Cauca, seguido de otro en la madrugada del lunes 7 de mayo.
En mayo EPM decidió evacuar el agua por la casa de máquinas de la futura central de generación de energía, a lo que siguió un destaponamiento natural el día 12 de ese mes en el túnel 2.
Pero “desde pasadas las 6:00 p.m. del mismo día hubo una nueva obstrucción en este túnel que ocasionó la reducción del caudal. En el momento se mantuvo la descarga aguas abajo del caudal que se encauzó a través de la casa de máquinas”, según EPM.
Un incremento de las aguas “afectó algunos sectores ribereños del corregimiento de Puerto Valdivia, en el municipio de Valdivia, en la subregión del Norte de Antioquia”, por lo que se “solicitó la evacuación como medida preventiva de algunas familias”.
Solo hasta septiembre de este año EPM informó que logró finalizar el proceso de retorno de las 2.255 familias evacuadas de manera preventiva durante la contingencia en mayo de 2018.
En agosto pasado EPM recibió un pago anticipado de US$100 millones por daño material en el proyecto por parte de la aseguradora Mapfre y completó US$350 millones en recursos por la contingencia.