Bogotá — En entrevista con Bloomberg Línea, el expresidente y líder político uruguayo José Mujica se refirió a la “crisis de la democracia”, a la desesperanza de los jóvenes, al proceso de paz en Colombia que “ha sido amputado” y al legado que quiere dejar.
Alejado de las redes sociales (no tiene), de los celulares, de las videollamadas y del ruido, Mujica, de 86 años, prefiere hacer la entrevista por el teléfono fijo que suena en medio de la tranquilidad de su chacra situada en zona rural de Montevideo. Desde allí analiza con agudeza las bifurcaciones de la historia, la política y la economía que han conducido a Latinoamérica a un laberinto del que aún no sale y del que él mismo ha sido testigo como líder político.
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En medio de la actual crisis económica en la región y los recientes estallidos sociales en países como Chile o Colombia, Mujica consideró que la política no ha estado a “la altura de lo que está solicitando la gente”, que a su vez está “lejos de resignarse al estancamiento” por la pobreza y la desigualdad que azota a Latinoamérica en medio de “una crisis en la democracia”.
Hay crisis en el campo del trabajo y la gente está lejos de resignarse al estancamiento en la pobreza, porque está sometida a un bombardeo que culturalmente significa confundir ser con tener. Lo que hoy no existe es resignación y esto termina en movilizaciones a veces caóticas, a veces desesperadas.
Mujica mira a los jóvenes y lamenta que en el panorama actual “no tienen nada que les pueda enamorar, nada que los pueda sacudir”, aunque matiza que “no es culpa de ellos”, ya que hay “un cambio de época, pero que no da respuestas”.
“Está la juventud como sin esperanzas, para moverse, cuando uno es joven, tiene que creer en algo, esta juventud no tiene muchas cosas en que creer. Y no es cosa de los jóvenes, es cosa de los maduros que no han construido esa esperanza”.
El laberinto de Latinoamérica
Mujica, llamado el “presidente más pobre del mundo” durante su Gobierno (2010-2015) ante la simplicidad de su estilo de vida y su filosofía de “andar ligero de equipaje”, cree que los latinoamericanos “somos hijos de unas naciones feudales”.
“De entrada salieron a repartir los recursos, fundamentalmente la tierra, con un criterio feudal, tanto en Alemania como en Portugal la revolución burguesa había fracasado reiteradamente, nuestra independencia surge en un momento en que ya se ha organizado el mercado mundial, no es casualidad, casi todos los grandes puertos de América Latina dieron origen a un país. ¿Por qué?, porque la relación económica hacia fuera y con Europa era mucho más importante que entre nosotros”, cuestionó.
“Nuestra cabeza estuvo pensando siempre hacia otros lados, no hacia nosotros. Y creo que nos hemos quedado un tanto prisioneros de esa realidad (…). Pensamos más allá del océano, es más importante París, Londres o Nueva York que nuestros queridos vecinos, y hasta nuestra propia cultura también lo dice. Somos latinoamericanos de nacimiento, pero automáticamente parecería que no”, amplió.
La crisis de la democracia
“Hay una crisis en la democracia fuerte porque se está moviendo a bandazos personales y no monitoreada por fuertes corrientes colectivas, partidos estructurados, que va más allá de la voluntad de algunas figuras carismáticas”, dijo el mandatario uruguayo al respecto del viraje hacia el populismo y el nacionalismo en América.
Estos “caudillos” tienden a “sustituir el juego democrático” y eso a “la larga nos está perjudicando. Vamos de bandazo en bandazo sin que exista una sucesión de política de mediano plazo que permita salir adelante, estamos permanentemente cambiando y cambiando para peor”, apuntó.
Hay impotencia política, se quiere sustituir partidos metódicamente construidos, corrientes colectivas, con figuras, y la historia no la cambian los grandes caudillos. Los caudillos hoy si no tienen una gigantesca fila india de gente disciplinada que los acompañe, son un tiro al aire.
En este sentido abogó por “creer en lo colectivo”, que “se podrá representar en algunos”, dado que “uno no sustituye a una masa de gente comprometida y militante”. “Creo que la falla que tenemos es de índole política”, resumió.
Se amplían las brechas
La pandemia, según Mujica, puso en evidencia la “realidad” de un continente que “ya era el más injusto del planeta en la distribución de la riqueza” y lamenta que en el actual escenario esa característica se va a acentuar “porque hay demasiada gente que se quedó a un costado del camino”.
A este dilema se suma el hecho de que Latinoamérica “ha transnacionalizado todas las ramas de la economía”, desde el comercio hasta los servicios, mientras que ha acaecido “una muy amplía evolución tecnológica” que “tiende a acrecentar a favor del mundo desarrollado la distancia en la posesión de conocimiento”.
“Latinoamérica tiene el desafío complejo de ser capaz de capacitar a la gente joven, con formación terciaria, en un mundo que va a una velocidad tremenda”, explicó el líder político uruguayo.
El proceso de paz colombiano “ha quedado amputado”
El líder del Movimiento de Participación Popular (MPP) uruguayo también se refirió al acuerdo de paz firmado en 2016 entre el Gobierno colombiano y la exguerrilla de las Farc, ahora convertida en partido político, tras más de medio siglo de conflicto.
Según el exmandatario, “el proceso de paz era algo más que la paz porque era una oportunidad para luchar a fondo en una Colombia productiva” con “la multitud de recursos naturales que tiene ese país maravilloso”.
“Pero esa cultura de la violencia lo sigue empapando y entonces es un proyecto que ha quedado amputado” porque “hay una parte de la sociedad acostumbrada a vivir en tensión, en guerra, y entonces Colombia sigue en una lógica de la cual no ha podido salir durante mucho tiempo”.
Cuestionó la “crisis de actitud y de cultura muy fuerte”, a la vez que señaló que todavía hay “muchos hombres sin tierra” y que aún hay muchos lugares a los que prácticamente el Estado no llega, y si llega, llega muy mal”.
Argentinos que se mudan a Uruguay
En días pasados, el presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, manifestó que al país “le hace falta gente para agrandar el mercado interno y aquí se puede pensar a largo plazo”, en un claro llamado a los inversores de países como Argentina.
“Se está pensando en que aquellos propietarios extranjeros inmunizados puedan ingresar al país en la primavera mientras que para fines de esa misma época del año aquellas personas extrajeras que tengan la inmunización completa podrían ya visitar Uruguay”, señaló.
Preguntado al respecto, Mujica dijo que el flujo de capital de Argentina hacia Uruguay tiene “una tradición. Los argentinos que vienen al Uruguay quieren comprar un apartamento, instalarse una casa, Uruguay es un país un lindo para vivir, pero seguramente no tiene el horizonte de esperanza especulativa y de las dimensiones que puede tener Argentina, pueden dormir acá, pero los negocios los van a mantener allá”.
La mala distribución de la riqueza
El líder político uruguayo manifestó que “en los últimos 30 años la economía mundial creció enormemente, pero sacrificando a una parte importante de las bajas clases medias, que están congeladas. La economía creció notablemente, pero se concentró como nunca. Cada dos o tres días hay un nuevo milmillonario”.
El mundo demostró que la posguerra, particularmente en Europa, la economía puede crecer, pero recordando una progresividad fiscal que se puede resumir en que tienen que pagar quienes tienen más. Esa es una forma de redistribución de riqueza en la sociedad.
“Yo no quiero decir que la economía no crezca, crece la economía, pero también crece el reparto, eso posibilitó eso que se ha llamado el Estado de bienestar. Esto como idea fiscal se mantuvo hasta la década del 80, el 85, después empezó a declinar y esto que se llama neoliberalismo no es otra cosa que el viejo liberalismo más crudo anterior a la guerra del 14. Significa una brutal concentración alrededor de las fuentes de capital con pésima distribución”.
Reflexiones sobre el capitalismo y el consumo
Mujica también criticó esa “cultura subliminal que ha generado el mercado, que necesita que todos sean potenciales desesperados compradores que siempre están construyendo deuda para seguir pagando”, que piensan que “la vida es pagar cuotas”.
“La acumulación es una cultura generada para el mercado, por el mercado y con el mercado”, señaló al referirse a la felicidad humana que definió como “una cuestión filosófica”.
En el mundo actual, “si la gente es más o menos feliz poco importa, lo mejor es que la gente confunda felicidad con tener y no se dé cuenta que lo que se le va es la vida y que la vida se le va de repente sacrificando las únicas cosas importantes que hay: la amistad, el cariño de la pareja, el cuidado de los hijos, los amigos, pero bueno, estas son cuestiones filosóficas que no le interesan al mercado”.
Consultado sobre el capitalismo, consideró que, si bien tuvo “la genialidad de sujetar a la ciencia para multiplicar a la productividad y generó unos fundamentos formidables de esta civilización”, también es “responsable de una situación brutal de la desigualdad en el mundo”.
“Es mucho lo que le debemos, es mucho lo que nos dejó de positivo, por ejemplo, vivimos 40 años más de vida, pero como ha estado ahogado por la ganancia, no tiene limite, empuja y empuja y empuja, entonces está llevando la vida y los recursos del planeta al limite de lo que puede resistir, es un cataclismo hijo del éxito”, afirmó.
“Esto es curioso, pero como tantas cosas humanas tuvo una cara positiva y hay otra peligrosamente negativa, porque no necesariamente la política por la ganancia es racional”, ahondó.
Yo creo que hay un montón de gastos inútiles, probablemente, tres millones de dólares por minuto en presupuestos militares en el mundo y después decimos que no hay recursos para terminar con la pobreza, no, no, no, recursos hay, el problema es cómo los estamos tirando.
El dilema del clima
“Hace 30 años los hombres de ciencia en Kioto nos dijeron lo que pasaba, por qué pasaba y lo que había que hacer, y han pasado treinta años y lo que hemos hecho como humanidad es poco, la crisis que está en el ambiente y sobre todo en el clima está generado por la actividad humana, y solo la actividad humana la puede corregir”, afirmó al respecto.
“Este tema va a estar latente, no para mí que soy un viejo, pero sí para los de 30 y 40 años”, afirmó Mujica, quien hizo un llamado a la cooperación porque esto es “de carácter mundial, no lo arreglan en un país solo”.
“Tienen que haber acuerdos de carácter mundial y estamos muy lejos de eso. De lo contario, es muy probable que la humanidad pague un costo muy fuerte. Ahora bien, en el fondo la crisis no es no de conocimiento, el hombre primitivo hizo muchos desastres, pero no sabía, el hombre contemporáneo está realizando desastres, pero sabe porqué. Por eso tiene el doble de responsabilidad en lo que va a pasar”, dijo.
“Hemos montado una civilización mentirosa porque si cada ciudadano del mundo, en un mundo que va a tener 7.000 millones, 8.000 millones o 9.000 millones de habitantes, piensa que puede vivir como viven los norteamericanos, los europeos, tirando la montaña de basura del edificio y de cosas que hace, precisaríamos de tres planetas”, analizó.
Su legado y mensaje a los jóvenes
“Yo no conozco ningún cordero que se salvó balando, (les diría) que el mundo que podamos tener es el que podamos pelear y arrancar, que todo depende de la voluntad humana organizada, y de la capacidad que demostremos para cambiar este mundo, pero no esperemos que sea en singular, hay que construir colectivo. La vida es hermosa, a pesar de todos los pesares, pero el que no tenga causa que no se preocupe, que se va a pasar la vida comprando felicidad en cuotas mensuales”, mencionó.
“Es hermoso vivir con una causa que le dé sentido, esa pregunta eterna de los humanos …, ¿cuál es el sentido de la vida?, el sentido de la vida es el que con nuestra voluntad le queramos dar, por eso como no podemos escapar de la muerte y hemos heredado algo muy grande que se llama civilización, de los que nos antecedieron, siento que es un deber intentar contribuir a dejar un mundo un poquito mejor que aquel en el que hemos nacido, eso es darle una causa a la vida. La otra es vivir como un cangrejo o como una lechuga que vive porque nació, a nosotros la naturaleza nos puso conciencia para alegrarnos y para angustiarnos, todo mundo, eso significa vivir, vivir con ganas, con compromiso”.