Caracas — De acuerdo con el más reciente estudio realizado por el Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (OVSP) , poco más de un tercio (33,9%) de los usuarios consultados durante junio de 2021, en doce ciudades del país, recibe agua todos los días. De ellos, sin embargo, solo 24,9% tiene suministro continuo, mientras que 4,6% recibe el líquido vital una vez al día y 4,4% varias veces en la jornada.
“Es esperado que las ciudades andinas cuenten con un servicio más constante, esto debido a las características de su sistema de acueducto, el cual se ayuda en gran medida por la pendiente de la geografía y la gravedad, lo cual facilita el fluido del líquido desde las fuentes y hay menor dependencia de la energía eléctrica para la distribución del mismo”, explicó el OVSP en una nota de prensa divulgada en la tarde de este viernes, para dar a conocer los resultados del estudio.
No todos, sin embargo, tienen la misma suerte. Hay un dramático 8,6% que recibe el recurso hídrico una vez por semana, compuesto principalmente por caraqueños, y un 14,7% que lo recibe una o dos veces al mes.
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En una rueda de prensa el pasado 24 de agosto, la vicepresidenta Delcy Rodríguez se refirió a este problema, entre otros por los que atraviesa el país, y los atribuyó a una causa común: las sanciones.
“Tenemos respuesta de todas las empresas proveedoras de equipos de bombas, de equipos de energía para estas bombas, donde dicen que no pueden suministrar a Venezuela sencillamente porque está bloqueada”, aseguró Rodríguez en una alocución televisiva en la que mencionó la afectación en algunas hidrológicas del país y mostró un fajo de “pruebas” que había consignado ante la Corte Penal Internacional (CPI) para la consideración del fiscal Karim Khan de cara al examen preliminar Venezuela II, sobre el supuesto impacto de las medidas coercitivas unilaterales impuestas desde el gobierno de los Estados Unidos contra el Estado venezolano.
El problema, sin embargo y según los expertos, viene de antes, y estaría relacionado, principalmente, con falta de mantenimiento y “destrucción” de las hidrológicas.
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¿Por qué no hay agua en Venezuela?
Le consultamos al ingeniero y profesor Germán Uzcátegui, quien fue director general del Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables, presidente del Instituto Nacional de Obras Sanitarias y director de la Unidad de Aguas de la Corporación EDC; además de consultor independiente en la planificación, proyecto y construcción de obras hidráulicas en Venezuela, y asesor de la Hidrológica Venezolana (Hidroven) y de la Hidrológica de la Región Capital (Hidrocapital).
En primer lugar, Uzcátegui asegura que la gente que “sabía de agua” fue expulsada de las hidrológicas a partir del año 2000 por razones políticas, de edad y otras, y que no habría sido reemplazada por personal “bien formado”. “Quedan algunas personas que mantienen el servicio, pero el concepto de equipo, de empresa, se destruyó. El servicio comenzó a dejar de funcionar”, aseguró.
Por otra parte, refiere falta de ingresos y abandono de equipos. “En el decreto tarifario que estaba vigente en 1999 se preveía un incremento de las tarifas con la inflación. Eso daba para financiar los gastos corrientes del 70% de las hidrológicas, y además había aporte del gobierno para la construcción, para mantenimientos grandes, y eso en el año 2004 a 2005 se congeló. Al congelarse, con la inflación que hay, dejaron de tener ingresos, y al dejar de tener ingresos sencillamente no pueden pagar al personal, ni sustancias químicas, la gente comienza a irse, no eran remplazados por gente formada”, explicó.
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Además, Uzcátegui menciona otros problemas, como que, tras la llegada del chavismo al poder, comenzó a haber interferencia de las alcaldías en el trabajo las hidrológicas, y que personas externas a estas desmantelaron plantas abandonadas o robaron equipos.
Además, se habrían ejecutado proyectos que no debían ejecutarse, por ejemplo para el Sistema Falconiano de Agua, uno de los mencionados por la vicepresidenta Rodríguez, ubicado en una región seca.
“Ahí se decidió construir un acueducto (...) Me llamó (el presidente de Hidroven de entonces) para la posibilidad de construirlo a través de una concesión, yo trabajaba en la Corporación EDC, y le dije: ‘No se puede construir porque el embalse del que van a sacar el agua, no tiene agua’ (...). La tubería fue construida, costó millones de dólares (450), y ahí está enterrada y entiendo que no ha llevado una sola gota de agua (a Falcón)”, contó.
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Y otros nunca se ejecutaron. En 2012, la Corporación Andina de Fomento dio un crédito de 150 millones de dólares para reparar las grandes plantas de Venezuela. El costo total del plan superaba los 500 millones de dólares. “Yo no sé de ninguna que se haya reparado completa. (...) Ese es un trabajo que se puede hacer en uno a dos años. En el año 2014 o 2015 debieron haber estado todas esas plantas rehabilitadas”, dijo.
El Banco Interamericano de Desarrollo habría aprobado otro crédito de 100 millones de dólares para plantas medianas y, según el especialista, solo se habría rehabilitado una. Asegura Uzcátegui que el BID se habría retirado por “inconvenientes” con Hidroven.
Y, ¿cuál es la solución?
Junto a otros reputados especialistas venezolanos, Uzcátegui conforma el Grupo Orinoco -un centro de pensamiento, reflexión y acción en políticas públicas en desarrollo sustentable, con énfasis en energía y ambiente- y que entre sus propuestas tiene una hoja de ruta para recuperar los servicios de agua potable y saneamiento en Venezuela.
“Lo que proponemos es volver a lo que había en el año 1998 (antes de la llegada del chavismo al poder)”, explica Uzcátegui.
La hoja de ruta contempla dos fases, una a corto plazo, de 1 a 2 años, en la que se garantizaría a todos los venezolanos un mínimo de 50 litros por persona, por día, de agua.
Después, en un plazo de 5 años, se repararían los grandes sistemas de abastecimiento, para lo que se requerirían unos 400 a 500 millones de dólares anuales, una inversión similar a la que han estimado otros especialistas en estudios independientes.
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