Buenos Aires — Luciano Laspina es diputado nacional por la provincia de Santa Fe desde 2014, cuando reemplazó en su banca a Miguel del Sel, quien se retiró de su rol legislativo para encarar la campaña para la gobernación de esa provincia.
En noviembre, buscará renovar por cuatro años su lugar en la Cámara Baja —primero deberá sortear las PASO de este domingo, y el desafío de la interna de cuatro listas de Juntos por el Cambio en Santa Fe—, donde es actualmente vicepresidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda. Presidió esa misma comisión durante la presidencia de Mauricio Macri, a quien aún considera como el máximo referente y líder dentro de Juntos por el Cambio, el principal partido de la oposición.
Pese a haber coincidido recientemente en un “nunca más a la deuda externa” con el ministro de Economía Martin Guzman, el economista advierte que no ve una voluntad concreta dentro del oficialismo para encarar las correcciones necesarias para alcanzar el equilibrio fiscal dentro de los próximos dos años.
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La siguiente conversación fue editada por motivos de extensión y claridad.
Tuvo algunas coincidencias con el ministro Guzmán en la Bicameral de Seguimiento de Deuda Externa. ¿Qué estaría haciendo distinto Juntos por el Cambio hoy para lograr el equilibrio fiscal, si tuviera el poder?
Él dijo que Argentina debe sostener un déficit fiscal elevado para sostener el nivel de actividad. La pregunta es cómo se va a financiar. Y la respuesta es mayores subas de impuestos en una economía que ya está ahogada por impuestos. Que es como tirarse un tiro en el pie, porque una economía que ya no crece hace 10 años y que tiene una carga impositiva insoportable para el sector privado, además de un clima de negocios absolutamente deteriorado por la inflación, el cierre de la economía, las múltiples restricciones, los problemas regulatorios, la incertidumbre política, el riesgo país, si a todo eso le seguimos sumando más impuestos... El gobierno de Juntos por el Cambio intentó reducir impuestos y al mismo tiempo bajar el gasto público. La carga tributaria bajó tres puntos, el gasto sobre PBI bajó más de cinco puntos. Obviamente se alcanzó el equilibrio fiscal de manera muy difícil. El clima de época está cambiando y ya hay una conciencia cada vez mayor de que los déficits fiscales en países con tanta intolerancia a la deuda como Argentina son insostenibles. Hay que priorizar los gastos en el presupuesto y como primera medida salir de esa visión de que el Estado es un barril sin fondo del cual todo el mundo puede sacar una tajada.
En una entrevista con Bloomberg Línea Martín Tetaz dijo que en 2023 no habrá margen para más gradualismo. ¿Está de acuerdo con esa aseveración? Y en ese caso, ¿sería recesivo el ajuste?
Argentina ya está en ajuste hace 10 años. Hace 10 años que no crece. Que está estancada con una inflación en ascenso. El salario real es el más bajo de los últimos 15 años del sector privado formal. El ajuste lo que está haciendo es una economía desorganizada y desequilibrada, que es la que gestó el kirchnerismo en sus 12 años anteriores y que profundizó obviamente en su cuarta administración. De modo tal que ordenar la macroeconomía es expansivo, no contractivo. Hay que hacerlo de una manera inteligente, bien secuenciada, y probablemente rápida para que el ordenamiento de la macroeconomía rinda frutos y compense los costos de las correcciones iniciales. Lo que ocurre muchas veces es que la falta de poder político para realizar las correcciones iniciales hacen que se vean solo los costos de manera gradual y no se vean los beneficios porque las correcciones no se terminan de realizar. Eso es un poco lo que le pasó a la estrategia gradualista de Mauricio Macri en 2015/2019. Es probable que en el 2023 los síntomas del agotamiento del modelo sean mucho más claros.
¿Cómo visualiza que evolucionen el déficit fiscal, el dólar y la inflación en los dos años que le quedan a Alberto Fernández, tanto en el caso de que el Frente de Todos gane esta elección o si pierde?
A diferencia del 2015, el kirchnerismo va a tener que enfrentar sus propios demonios y enfrentar las consecuencias de su política. En ese sentido veo dos caminos que puede tomar el gobierno el próximo año, haya o no un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Uno es el camino de las correcciones. Es decir, de alguna forma blanquear que esta brecha cambiaria, este retraso tarifario que agudiza el déficit fiscal es insostenible, que les impide llegar al 2023 sin una crisis y en ese caso el gobierno debería corregir el tipo de cambio, flexibilizar el cepo, subir las tarifas, lo cual generaría más inflación a corto plazo. La otra alternativa que tiene el gobierno es no corregir. Intentar barrer la mugre debajo de la alfombra con la esperanza de intentar repetir lo que hizo en el período 2011/2015. En los dos escenarios, con o sin correcciones, yo imagino una aceleración inflacionaria aunque de distinta naturaleza. La pregunta es cómo se sale de un desajuste sin un gran ajuste que genere más inestabilidad. Bueno, ese es el gran desafío que tiene la política económica, que es primero cambiar la base de un modelo de crecimiento que está totalmente agotado, y segundo, plantear un plan de estabilización creíble. Ninguna de las dos cosas a mi juicio está ni en la voluntad ni en las posibilidades del gobierno kirchnerista.
¿Ve un escenario posible de consenso entre los dos partidos principales que tiene el país para votar reformas en conjunto?
Lo veo en la medida que el gobierno haga un giro de 180 grados en su política económica. Si el gobierno decide cambiar la estrategia que ha tenido hasta acá, y que ha seguido el kirchnerismo en sus varias administraciones, y decide poner sobre la mesa un plan de crecimiento y estabilización es muy probable que la oposición apoye ese giro. Lo que me cuesta imaginar es que el kirchnerismo lo vaya a dar. En todo caso antes que hablar con la oposición el kirchnerismo tiene que saldar su propio debate interno donde se advierten visiones bastante antagónicas entre lo que es el ala occidental de alguna forma podríamos decir en cabeza del ministro Martín Guzmán y el ala oriental que uno podría decir en cabeza conceptualmente al menos del gobernador de la provincia de Buenos Aires Axel Kiciloff, principal referente económico de Cristina Fernández de Kirchner.
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¿Y tiene alguna visión de cómo se va a terminar resolviendo esa puja interna en el oficialismo?
En eso va a ser clave el resultado electoral. Ganando por mucho o perdiendo fuerte, el gobierno va a tender a radicalizarse. Pero los dos escenarios extremos, una derrota o un triunfo amplio, llevarían al gobierno a radicalizarse. Y un empate módico, una oposición que mantenga el equilibrio en ambas Cámaras, es el que más a mi juicio acerca al gobierno al escenario de moderación y de intento de realizar correcciones en el marco de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
¿Ve un escenario en el que el FMI le haga más concesiones a Argentina de lo que se esperaría, por el contexto de la pandemia, sin exigirle las reformas estructurales que normalmente pediría?
Es lógico esperar que el Fondo Monetario Internacional tenga una visión un poco más contemplativa. Es posible también imaginar que haya algo de asistencia, digamos, adicional al menos para pagar vencimientos en el primer trimestre con esta línea de asistencia de emergencia por pandemia que creó el FMI. Todo eso es posible. Lo que no es posible es imaginar que el staff del organismo va a firmar un acuerdo que no aborde con medidas concretas y metas cuantitativas precisas los principales problemas de la macroeconomía que básicamente es el déficit fiscal producto de la enorme bola de subsidios que se está generando por el retraso tarifario, la inflación, la brecha cambiaria creciente que tiene la Argentina, y todo eso necesariamente va a implicar una medicina bastante difícil de digerir al menos para el núcleo duro del kirchnerismo.
La exportación de productos primarios, de la cual depende Santa Fe y el país en general, creció en precios medidos en dólares pero cayó en el segundo trimestre por 14,4% en cantidades. ¿Por qué se exporta menos si aumentaron los precios de las commodities?
Hay que recordar que entre 2011/2015 las exportaciones cayeron más del 30%, y eso es consecuencia del cepo cambiario. El cepo cambiario genera enormes incentivos a la exportación o muchos incentivos al contrabando, las dos cosas. En la medida que hay atraso cambiario, se desincentiva la exportación, porque la brecha cambiaria funciona como una retención al exportador, implícita al exportador. Eso desalienta obviamente las exportaciones. Es decir, no hay ninguna economía en el mundo que haya crecido con cepo cambiario, con una brecha cambiaria tan alta como la que hoy tiene la Argentina. El contrabando y la sobrefacturación de importaciones se convierten en un deporte nacional. Y así le ha pasado a Venezuela, le ha pasado a Sudán, le ha pasado a cualquier otro país que ha aplicado restricciones cambiarias severas con brecha cambiaria y esto es lo que termina sucediendo. Y es lo que está pasando en la Argentina que a pesar de una cosecha récord. Te diría que lo que salvó la economía este año fue un boom de precios espectacular, con la soja casi promediando los 600 dólares.
¿Ve algún escenario en el que el stock de pasivos remunerados del Central pueda detonar una crisis?
Cuando miras los ratios de pasivos remunerados a reservas netas hoy están en un ratio de cinco a uno. Es mucho más alto incluso que en la crisis del 2018, cuando no había cepo cambiario. De modo que hoy la incapacidad de resistir caídas en la demanda de pesos es mayor por la amortiguación que genera la brecha cambiaria. Pero la dinámica de los pasivos remunerados es preocupante, porque ya hoy representan dos veces la base monetaria. Crecen a un ritmo del 40% anual y esto genera una expansión endógena de la cantidad de dinero que se puede volver sumamente inestable, sobre todo si el gobierno empieza a quedarse sin reservas para controlar la brecha cambiaria como ha hecho a lo largo de este año, que ha vendido más de US$1.500 millones en el mercado del contado por liquidación para sostener la brecha cambiaria. Si se queda sin reservas el próximo instrumento es subir la tasa de interés. Y le daría un nuevo envión a la creación endógena del dinero. Son dinámicas que en otras escalas se dieron a finales de la década del 80 y generaron grandes inflaciones en Argentina. Si bien hoy estamos con inflaciones de dos dígitos, cualitativamente no difiere de lo que era la década del 80 en términos de la importancia que han adquirido los pasivos remunerados. Y eso torna sumamente inestable a la economía porque, insisto, cualquier shock que requiera para sostener la demanda un aumento de la tasa de interés por parte del Banco Central podría generar en el muy corto plazo una expansión endógena de la oferta de dinero muy desequilibrante.
¿Y ese escenario en el que se queda sin reservas el Central por lo menos netas es algo posible el año que viene?
Yo creo que sí. Las grandes crisis en Argentina han convivido con fundamentos débiles conmo shocks externos. Para una gran crisis probablemente necesites las dos cosas. Para una crisis moderada solo con la debilidad de los fundamentos alcanza. Hoy el contexto externo para Argentina es el mejor en décadas, tanto en términos de intercambio como recuperación del PBI del comercio global, de modo tal que las condiciones externas siguen ayudando a la Argentina a pesar de su aislamiento financiero internacional, a pesar del cierre de su economía. Hay que estar muy atentos a la política monetaria de la FED, porque creo que ese cambio mínimo podría ser sumamente desequilibrante para la macroeconomía argentina.
¿Quién es su líder y referente hoy en Juntos por el Cambio y a quiénes ve como los principales candidatos presidenciables para el 2023.
El líder de Juntos por el Cambio creo que sigue siendo Mauricio Macri y creo que hay muchos referentes que han crecido y que hoy se proyectan como posibles candidatos presidenciales con distintos perfiles, y eso nos hace ser muy competitivos en la interna, Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich, Martín Lousteau, Alfredo Cornejo. Son dirigentes que tienen distintos perfiles, distintos orígenes y muy buenas proyecciones electorales además del propio Mauricio Macri que a mi juicio sigue siendo el principal yo diría referente de Juntos por el Cambio no solo porque fue el presidente de la Nación sino porque además fue socio fundador de este espacio junto a la Unión Cívica Radical y la Coalición Cívica de Lilita Carrió.
¿Hay un desgaste producto de la interna que está teniendo en las distintas provincias Juntos por el Cambio?
Sí, las internas siempre llevan algún grado de defección pero me parece que son internas que en lugar de restar suman porque han sido civilizadas en casi todas las provincias y porque no se está mezclando agua con aceite, se están disputando en todo caso distintos perfiles de candidatos y eso me parece que fortalece la coalición. La verdad es que la primera coalición política que se mantiene unida después de una derrota electoral hace mucho tiempo y eso nos hace ser totalmente competitivos en estas elecciones 2021.
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