EN EXCLUSIVA - Martín Tetaz: ‘no habrá margen para el gradualismo’ en 2023

El economista y precandidato a diputado nacional por Juntos por el Cambio conversó con Bloomberg Línea, y proyectó la Argentina que vendrá después de las elecciones.

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Buenos Aires — Martín Tetaz resolvió este año dedicarse a la política. Economista y dedicado al periodismo en los últimos años, se acercó al radicalismo de la Ciudad de Buenos Aires para integrar la lista de diputados nacionales de en la coalición de Juntos por el Cambio.

Impulsado por Martín Lousteau ─colega─, Tetaz ocupará un lugar de relevancia: el segundo puesto detrás de María Eugenia Vidal, exgobernadora de la provincia de Buenos Aires. A menos que ocurra un evento fuera de lo común, Tetaz jurará como diputado de la nación el próximo 10 de diciembre.

Su capacidad oratoria y su llegada a los medios nacionales determinan lo que será su rol en el espacio, en el cual combinará una intensa agenda legislativa con presencia en los estudios de televisión.

Tetaz es optimista respecto a un triunfo de Juntos por el Cambio, triunfo que generará una expectativa de cambio para los próximos dos años en los cuales el espacio opositor deberá ir comunicando lo que será su agenda reformista, para ganar luego la elección presidencial en 2023. Si les toca asumir, Tetaz no duda: “Hay que explotar los primeros 100 días en los cuales hay crédito político para efectuar grandes transformaciones: no hay margen para gradualismo”.

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Tetaz recibió a Bloomberg Línea en Pizza Cero, un clásico café del Barrio Norte porteño, lugar en el que el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, suele mantener encuentros políticos. El candidato proyectó lo que serán los próximos dos años del país una vez concluidas las elecciones legislativas.

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La siguiente conversación fue editada por motivos de extensión y claridad.

Bloomberg Línea: Si le toca ser diputado nacional, formará parte de la discusión de un acuerdo con el FMI. ¿Qué tipo de condiciones exigirá para acompañar ese proyecto?

Martín Tetaz: Primero sería importante saber cuál sería el modelo que tiene el Gobierno en la cabeza, el modelo productivo, impositivo y de intervenciones. No tendría sentido un acuerdo que no implique la vuelta a los mercados internacionales y que no baje sensiblemente el riesgo percibido por los acreedores, los bonistas y los mercados. Se va a cumplir un año de la reestructuración de la deuda y los bonos argentinos están en probabilidad de default 95% en los próximos 10 años. Eso podría cambiar en un esquema en el cual las elecciones sean malas para el Gobierno generando una expectativa de cambio de gobierno para 2023 y eso podría mejorar el panorama. Insisto, si el acuerdo no está acompañado por un conjunto de decisiones que hagan que baje drásticamente el riesgo país, ese debate será una pantomima.

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¿Qué escenarios imaginas para el país tanto en la derrota del oficialismo como en una victoria?

Si el Gobierno gana se fortalece y consolida su modelo. Si le va mal no habrá margen para que impulsen un ajuste fiscal por el lado de los impuestos, no lo veo y no lo va a acompañar Juntos por el Cambio. Hay un compromiso público de todos los candidatos de JxC de no habilitar una nueva suba de ningún impuesto.

¿Pero cómo cree que serán los próximos dos años ante una derrota oficialista?

Sin grandes cambios en ninguno de los dos escenarios. Si ellos ganan se radicalizarán un poco más, profundizarán decisiones intervencionistas, algún aumento de impuesto y algo más, pero sin grandes cambios. No veo un (Raúl) Alfonsín del 1985 o un (Carlos Saúl) Ménem del 1991, que generaron un cambio de expectativas tras la elección de medio término. Más bien lo que va a sostener al Gobierno si le va mal es la expectativa del cambio. Argentina está regalada con el dólar a 180, está a precio de remate, y la razón por la cual no se tiran de cabeza los capitales al país es porque están seguros que no van a poder sacar el dinero si lo invierten acá. Pero si hay una expectativa de cambio de acá a 2023, y ese próximo gobierno es market friendly, empezarán a ingresar inversiones. Un fenómeno parecido al que ocurrió en 2015.

¿Cómo cree que se retomará el desafío por el equilibrio fiscal para este gobierno?

Creo que post elecciones volverá al esquema que quiso aplicar a principios de año. No veo correcciones del tipo de cambio y de las tarifas pero sí acompañamiento de la inflación.

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Respecto a lo que fue la gestión de Mauricio Macri, ¿qué enseñanzas deja para aplicar en un próximo mandato?

Si nosotros ganamos esta elección ya tenemos que empezar a explicarle a la gente en qué país vamos a querer vivir desde 2023. Qué tipo de reformas vamos a implementar, que pueden ser la independencia del Banco Central, reforma impositiva, laboral. Juntos por el Cambio debe llegar el 10 de diciembre de 2023 al Gobierno y explotar los primeros 100 días en los cuales hay crédito político para efectuar grandes transformaciones, no hay margen para gradualismo. El diagnóstico de la herencia debe ser bien claro, algo que estratégicamente el gobierno de Macri decidió no hacer.

En el oficialismo dirían que es lo mismo, pero más rápido.

No tiene nada que ver. La número uno es la independencia del Banco Central, algo que no hicimos. Corregir las tarifas gane quien gane se van a tener que corregir. Algunas de las distorsiones que acumula el Gobierno son insostenibles, si el Gobierno insiste en ese camino atrasando el tipo de cambio nos tocará a nosotros salir del cepo en una situación difícil. Los desequilibrios que acumule el gobierno los vamos a tener que corregir nosotros, sí.

¿Qué reforma cree que es esencial?

La gran deuda pendiente del Gobierno de Cambiemos [Presidencia de Mauricio Macri] es que no hizo una transformación laboral. Tenemos una legislación construida para la Argentina industrial del 70, de las grandes empresas, que no tiene nada que ver con el 99% de la demanda laboral hoy que son pymes que ni loco contratan un trabajador porque tienen una incertidumbre formidable si mañana el negocio no funciona y lo tienen que despedir.

¿Cree que habrá margen para un ajuste de shock?

Este Gobierno está haciendo un ajuste formidable. Lo primero que hizo fue crear 19 impuestos, generando una suba en la recaudación. El gasto más importante, el del gasto social, está aumentando en un 40% contra una inflación del 50%. Ajustó sobre los jubilados y los salarios del sector público. Este año va a emitir la mitad de la cantidad de dinero en términos reales del año pasado, y el año que viene también sería la mitad. ¿Qué tipo de ajuste nos va a quedar por hacer? El de reordenar el cepo y el tipo de cambio, que no debe ser gradual por un tema de expectativas. Respecto a tarifas lo que hay que hacer es lo que debería haber hecho Macri desde el primer momento: “muchachos se acabó la promoción”. Y que cada uno pague su consumo. Es inadmisible que un estado quebrado pague la luz y el gas de la gente que puede pagarlo. Por supuesto que hay que diseñar un esquema de tarifa social razonable, amplio, inclusivo y que sea a pedido, no a default.

Macri es muy autocrítico de su ala política. Y para el tipo de reforma que menciona, va a ser requisito excluyente un buen manejo político.

Yo creo que Macri fue mejor político y peor economista. En la previa se creía que iba a tener claras las reformas a aplicar pero que le iba a costar políticamente. Pero en los primeros dos años fueron magistrales en la política, por la cantidad de leyes importantes que se aprobaron en el Congreso. Cuando uno mira el impacto en América Latina de la reversión de los términos de intercambio, se terminó el superciclo de commodities en 2013 en la región y explotaron Chile, Colombia, Bolivia y Ecuador. En ese contexto, ¿por qué no colapsó Argentina? En parte porque Macri fue más político que economista. Todas las medidas sociales con las cuales lo corren por derecha son una de las razones que explican que Macri haya sido el primer presidente no peronista en terminar su mandato desde Alvear.

¿En qué rol imagina al radicalismo en 2023 y con qué candidatos?

El radicalismo va a tener un rol de disputa claro dentro del espacio. El que hoy tiene más atractivo en el electorado nacional casi con seguridad es Martín Lousteau, pero tenemos tres gobernadores que son figuras fuertes que pueden eventualmente querer ser presidenciables. Y ni hablar si (Facundo) Manes gana en la provincia de Buenos Aires. Por primera vez en muchos años el radicalismo llegará a una elección presidencial con candidatos competitivos.

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