Caracas — A última hora, y tras días de presión interna, la dirigencia opositora venezolana anunció lo que ya parecía evidente: que participaría en las elecciones regionales y municipales del próximo 21 de noviembre.
La decisión, por supuesto, tuvo sus consecuentes reacciones, de lado y lado. Líderes políticos y ciudadanos recurrieron a las redes sociales para plasmarlas.
De allí, precisamente, recogimos varias de las dudas comunes, y se las planteamos a la consultora política venezolana, Carmen Beatriz Fernández, en aras de esclarecer un poco el panorama.
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A continuación, un resumen de esa conversación.
¿Hizo la oposición lo correcto?
Creo que es acertado lo que pasó, que es lo mejor que podía haber pasado (...) Estamos en una dictadura y hacer elecciones en dictadura es complejo, y decidir si participas en las elecciones que convoca la dictadura es una decisión compleja, es tan compleja que ha venido generando heridas y fracturas al interior de los partidos democráticos y las fuerzas democráticas. Por otro lado, tienes a la dictadura tratando de construirse una oposición a la medida. (...) Maduro hace a esa oposición parte de su narrativa cuando se afinca en ese concepto de ‘las oposiciones’. Sin embargo eso no engaña mucho a la gente.
(...) Ahora, Maduro va a hacer todo lo que esté a su alcance para crear mellas, rencillas, para dividir en esa oposición democrática. ¿Cuál es el juego de la oposición democrática? Tratar de presentar opciones en unidad. En ese sentido, creo que lo de ayer fue muy positivo. (...) Había muchísimas señales de que se iba a participar electoralmente, todo liderazgo político de las bases estaba pidiéndolo. Ante eso, ¿qué hacen los partidos mayoritarios? O corremos, o nos encaramamos.
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¿Qué hay del uso de la tarjeta de la MUD? ¿Es acertado?
Lo peor que podía pasar es que se diese una participación de muchos candidatos obviando la tarjeta que tiene de ventaja competitiva, que es la de la MUD; que tuvieras actores corriendo con distintas tarjetas, lo cual es la máxima clásica del ‘divide y vencerás’, la máxima estrategia política, que no se está inventando, ahí hubiera funcionado muy bien, porque en una campaña, nosotros sabemos que uno de los elementos fundamentales es que tengas una consistencia del mensaje. Y cuando tienes una hiper fragmentación, el mensaje se pierde.
(...) Yo creo que la tarjeta de la Unidad era una oportunidad en este estado calamitoso de las cosas y fue producto de una negociación previa a México. Toda esa negociación que está desde finales del año pasado y que culmina con la escogencia de los nuevos árbitros del Consejo Nacional Electoral (CNE), también la cesión de la tarjeta de la Unidad es parte de ese esfuerzo negociador. Fue una conquista o logro. No utilizarla hubiera sido una tontería, sobre todo en este estado de las cosas donde tienes a los partidos confiscados.
¿Por qué la vocería de Henry Ramos Allup?
A Henry Ramos yo lo vi ayer como un Ramón Guillermo Aveledo (ex secretario ejecutivo de la MUD). Hizo mucho énfasis en: ‘no soy candidato, estoy es tratando de construir la mejor maqueta posible’. Da la impresión de que va a ser la figura de la Unidad. Tiene sentido, porque el partido más perjudicado de los cuatro principales partidos de oposición es AD: no solo le quitan la tarjeta, sino que tienes al frente a otro adeco de toda la vida. Es una situación comparativamente peor de la de Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo, de la de Voluntad Popular.
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¿Por qué no hubo presencia, al menos significativa, de Voluntad Popular?
Es que Voluntad Popular es quien lo tiene más difícil. (...) Al final, quien ha sido más intransigente con la opción de participación electoral ha sido tradicionalmente Leopoldo López. Esa tensión entre Leopoldo López y Juan Guaidó debe estar allí implícita y se debe estar viviendo al interior de los partidos. El que haya asumido la vocería Freddy Guevara puede ser indicador de cómo están las cosas adentro. Juan Guaidó está muy casado con el proceso mexicano, con las negociaciones y pienso que el no aparecer puede ser, un poco, para hacer el fiel de la balanza entre aguas turbulentas de su partido, proque al final es el gobierno interino una de las cosas que está en entredicho con estas negociaciones.
¿Fue ambigua la reacción de Juan Guaidó?
Lo que dice, que no es incompatible con ir a votar, es que aspira al cambio político. El cambio político no te lo dan las eleciones de noviembre. Si se hace bien y si sale bien parada la oposición, pueden ser un peldaño hacia el cambio político. Creo que esa va a ser la postura de Juan Guaidó y me da la impresión, como él no va a ser candidato, que va a tratar de mantenerse un poco fuera de esa diatriba y pareciera que va a centrarse más en lo que pueda salir de México.
Lo fundamental para Guaidó, la mejor medalla que se peude traer Juan Guaidó de México, es que exista un cronograma electoral donde estén planteadas las elecciones pendientes: presidenciales y parlamentarias.
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¿Está desplazando Henry Ramos Allup a Juan Guaidó?
No lo veo. Al final creo que Guaidó ha perdido muchísima popularidad, sin duda, como todos. Tienes una catástrofe nacional terrible y el electorado siente que el liderazgo democrático no ha sido capaz de hacer que ese naufragio no ocurra. Juan Guaidó quizás es el más llamativo porque llegó muy alto, pero al final es poco más o menos lo mismo para cualquier otro dirigente opositor.
Pero más allá de la pérdida del afecto relativo que sufren todos los políticos venezolanos por igual, Guaidó tiene una representatividad institucional que es lo que tiene mayor valor en él. Sigue siendo el tipo que es reconocido por la comunidad internacional. Eso tiene peso y es valioso. Juan Guaidó no lo cambia por ser el vocero de las elecciones regionales, no tendría ningún sentido. Está allí hablando del cambio.
¿Cómo interpretar la reacción de Maduro?
Maduro lo asume de la mejor manera que puede asumirlo, lo asume con una narrativa que está dirigida a enfurecer al votante opositor. Ese es el sentido. Él es bueno para eso.
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