México puede dejar atrás el Gas LP, pero costará millones y tal vez décadas

La sustitución del combustible doméstico en la mitad de los hogares mexicanos puede tardar hasta 30 años.

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Ciudad de México — El Gas Licuado de Petróleo (LP) es uno de los principales dolores de cabeza del gobierno mexicano por el impacto inflacionario que tiene sobre los habitantes. Para aliviarlo, el presidente Andrés Manuel López Obrador ordenó tope de precios, crear una empresa estatal de distribución y propuso una transición al gas natural, pero el costo sería multimillonario y puede tardar décadas.

El primer obstáculo por resolver es la infraestructura de distribución. La Ciudad de México, el principal mercado que concentra los problemas de abasto y precio, requiere de cuatro millones de kilómetros de ductos que lleven el gas natural hasta los hogares, los cuales requieren una inversión de US$2.000 millones hasta US$4.000 millones, según cálculos de la firma IHS Markit compartidos a Bloomberg Línea.

López Obrador dijo que el cambio tiene que ocurrir mediante un acuerdo voluntario -con explicación del beneficio- de los vecinos por cada región del país, de lo contrario, estos paran las obras y se pierde dinero del erario público. “Si logramos introducir gas natural podríamos alcanzar dos cosas: una sería garantizar precios más bajos para la gente. Y dos, hacer el compromiso de arreglar completamente las calles”, agregó.

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“Ese es el reto, el Gas LP -el producto es mucho más caro en sí- pero para construir la infraestructura y reemplazarlo se requiere muchísima inversión”, comenta Adrián Calcáneo, analista de IHS Markit.

Incluso si el programa de transición fuera exitoso, cualquier crecimiento de la demanda tendría que ser importado porque la producción nacional de gas natural ha estado cayendo en los últimos años.

Por qué importa: el 79% de los hogares mexicanos, donde viven 100 millones de personas, utiliza el GLP para cocinar, de acuerdo con la Comisión Reguladora de Energía (CRE) con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

La gravedad del problema es que 11% de los hogares restantes aún emplea leña y carbón para cocinar, y estos provocan efectos nocivos para la salud.

Agnes de Soares da Silva, asesora regional en epidemiología ambiental de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) dijo que existe evidencia científica de la relación en el aumento de la mortalidad por COVID-19 en personas que han estado expuestas al humo de leña.

El gas natural apenas se utiliza en 7% de los hogares mexicanos.

Uso industrial

A pesar de que el mercado del gas natural se abrió desde 1995, las empresas se concentraron en la rentabilidad asociada a clientes comerciales e industriales con la construcción y transporte del energético hasta centrales eléctricas o parques industriales.

“La participación del gas natural en los hogares mexicanos no se ha movido desde hace 20 años que se liberó el mercado de 7 u 8%”, comentó la socia consultora de la firma energética SICEnrgy, Susana Cazorla.

A pesar de que las empresas de gas natural se quejaban de la competencia de los distribuidores de Gas LP y la burocracia de las autoridades, tampoco invertían en campañas de publicidad y educación relevantes para migrar su consumo energético, agregó al extitular de la unidad de gas LP de la Comisión Reguladora de Energía (CRE).

La oportunidad de negocio es significativa. Las ventas de Gas LP en el país tiene un valor aproximado de 750 millones de dólares mensuales.

Diferencias: Aunque ambos son incolores e inodoros, son muy diferentes. El gas LP está compuesto principalmente por gas propano y butano y se obtiene mediante un proceso de refinación. El gas natural, mientras tanto, es 95% metano y viene de la producción asociada de petróleo.

El gas LP es más fácil de almacenar en pipas y cilindros, pero el gas natural es más ligero, lo que hace a las fugas de GLP más peligrosas.

El poder calórico del GLP es mayor al gas natural, pero el precio y demanda hacen más estable al gas natural en el largo plazo para consumo doméstico.

Los obstáculos: Durante una conferencia de prensa en agosto, el presidente señaló que la gente se opone al gas natural por dos causas. La primera, dijo, es que no tiene una fuerza calórica similar al gas LP, “aunque no es del todo cierto” y los distribuidores de GLP se encargaron de difundirlo.

La otra: las empresas privadas abren el pavimiento y banquetas para meter las instalaciones de gas natural y dejan destruidas las calles.

Cazorla recuerda que es importante realizar estudios y agilizar permisos con las autoridades locales para convencer a los vecinos de que se cambien y anclar la demanda para que sea rentable para las empresas.“Ese proceso es más tardado que hacer las obras”.

Ella estima que en un escenario optimista, si todo fluye bien, la transición en su primera fase tardaría hasta un año y medio.

Calcáneo calcula que el cambio de combustible tardará décadas. “Llegar a la mitad de usuarios de Gas LP tomará 30 años”.