Bogotá — El ajedrez político se mueve a diario en Colombia de cara a lo que será la contienda electoral del 2022.
Cada día supone el anuncio de una nueva candidatura presidencial. Nada más en los últimos días se oficializaron los intereses políticos de Alejandro Gaviria, Federico Gutiérrez, Enrique Peñalosa.
Estos se sumaron a candidatos que desde la elección de 2018 se sabía que volverían al ruedo en 2022. Estos son los casos de Gustavo Petro y Sergio Fajardo.
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Aún hace falta por definirse cómo estarán las alianzas para 2022, y esa incertidumbre política comienza a pasarle factura a la economía colombiana.
Según un reciente análisis de Standard and Poor’s, “El país afronta crecientes tensiones sociales y la arena política es incierta antes de las elecciones presidenciales de 2022, lo que está frenando las condiciones de negocio”.
Este comentario lo hizo en el marco de su análisis del sector corporativo y de infraestructura para América Latina.
Advirtió que la baja de calificación de Colombia a grado especulativo provocó la baja de algunas calificaciones de empresas.
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Al mismo tiempo, señaló que la deuda corporativa en circulación alcanzó un máximo de cinco años. Desde el brote de Covid-19, las empresas han contratado activamente nueva deuda para fortalecer la liquidez y han reducido la inversión y los dividendos.
Pero, dice también, “debido a las condiciones inciertas, la recuperación va detrás de nuestras expectativas y los perfiles de apalancamiento se han debilitado. Prevemos que el apalancamiento seguirá siendo un riesgo clave durante los próximos 18 meses”.
Es por ello que, para la agencia calificadora de riesgos, “muy pocos sectores vuelvan a los indicadores prepandémicos en 2021”.
Igualmente, señaló que las medidas contracíclicas, en forma de subsidios gubernamentales a la vivienda y el servicio de distribución de energía, han respaldado resultados mejores de lo esperado en 2021.
Además, los esfuerzos para acelerar la ejecución de ciertos proyectos de infraestructura y obras públicas continuarán alimentando la demanda de materiales de construcción, particularmente, cemento.
No obstante, dice que “es probable que estos sectores se recuperen a niveles prepandémicos para fines de 2021”.
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En esa misma línea, asegura que “la fuerte contracción de la demanda en el sector inmobiliario y el menor volumen de ventas en el sector de papel y embalajes han provocado caídas en el Ebitda de hasta un 50%, en algunos casos”.
Es por ello que considera que “estos sectores tienen un desempeño inferior al de sus pares regionales, y consideramos que la trayectoria de recuperación se retrasará con respecto a la curva, por al menos un par de años”.
Para los aeropuertos y el sector de entretenimiento, asegura que el camino de la recuperación dependerá de las medidas que se tomen para el turismo y transporte internacional y las tasas de vacunación. “Esperamos una recuperación total para 2024, un año después que la recuperación en toda la región”.
Hay tres grandes riesgos que tiene identificados para Colombia. El primero de ellos es un crecimiento económico más lento. “Los riesgos a la baja para el crecimiento económico, incluida la incertidumbre política en medio de las elecciones presidenciales de 2022, los picos temporales en el número de casos de Covid-19 que podrían derivar en nuevos cierres, y la normalización de las tasas de interés a nivel mundial podrían afectar la actividad económica en Colombia y, por lo tanto, retrasar la trayectoria de recuperación en todas las industrias”.
Un segundo factor que considera podría ser riesgoso para la economía colombiana es el aplazamiento del gasto de capital. Sobre ellos manifiesta que “algunas empresas han pospuesto sus planes de inversión en 2021, principalmente, para proteger su liquidez”.
En ese sentido considera que “esta reducción en el gasto de capital podría comprometer en cierta medida las expectativas de crecimiento de los ingresos brutos en los próximos años y limitar en parte la recuperación de los indicadores crediticios a niveles prepandémicos”.
Finalmente, el tercer factor de riesgo que identifica está ligado a un posible cambio en los comportamientos de los consumidores. “A medida que la pandemia acelera el cambio en la movilidad y el comportamiento de los consumidores, aún esperamos exposiciones de mayor riesgo para los sectores que dependen de la proximidad de las personas, el consumo no esencial y los bienes raíces comerciales y el espacio de oficinas”.
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A pesar del panorama que ve Standard and Poor’s, las cifras de crecimiento proyectadas por los analistas del mercado vienen incrementándose con fuerza.
Si bien el Gobierno Nacional mantiene en 6% su proyección de crecimiento económico para este año, diferentes entidades, incluido el equipo técnico del Banco de la República, han venido revisando al alza sus estimaciones a un rango entre el 7% y 8%.
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