Ciudad de México — Sin gas natural, México se queda sin energía. Más de la mitad de la electricidad en el país se produce con este hidrocarburo. El gran problema es que no tiene dónde guardarlo.
México cuenta con aproximadamente 19.000 kilómetros de gasoductos públicos y privados para importar 80% de la demanda y transportar el energético hacia las centrales eléctricas y parques industriales, además de tres plantas de regasificación, pero ningún activo de almacenamiento estratégico.
Durante agosto, el gestor del sistema de gasoductos, el Centro Nacional de Control de Gas Natural (Cenagas) realizó su consulta pública 2021, enfocándola en la necesidad de almacenamiento de gas para evitar riesgos para el sistema.
“Delinear una estrategia de almacenamiento, en conjunto con la Secretaría de Energía, que priorice el desarrollo de proyectos de infraestructura y su ejecución es uno de los principales retos”, detalló el documento.
¿Y por qué destacó el almacenamiento? Durante febrero de este año, una tormenta invernal en Texas, la principal región productora de gas y proveedora del México, paralizó esta industria y el abasto hacia el país, ocasionando una ola de apagones que dejó sin servicio eléctrico a 4.7 millones de usuarios mexicanos en 29 estados.
Los riesgos los conoce toda la industria: desde mayores costos de generación de electricidad como resultado de precios más altos de la molécula, hasta apagones por afectaciones a la planta manufacturera del país, además de uso de combustible más sucios para generar electricidad, dice el investigador post doctoral en temas energéticos en el Instituto Baker de la Universidad Rice, Adrián Duhalt.
“El país es tremendamente vulnerable al no contar con infraestructura para almacenar gas natural”, comenta.
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Estrategia, en el limbo
El problema no es ajeno al gobierno mexicano. Durante el sexenio del expresidente Enrique Peña Nieto, Cenagas coordinaba la construcción de un inventario estratégico de cinco días para 45.000 millones de pies cúbicos de gas natural hacia 2026.
Para lograrlo comenzaría con licitaciones de yacimientos agotados para guardar 10.000 millones de pies cúbicos: Acuyo, Brasil, Jaf y Saramako. Pero la llegada de López Obrador dejó este proyecto en el limbo.
Aunque hubo interés de la primera directora del Centro, Elvira Daniel Kabbaz Zaga, las prioridades de Cenagas fueron desdibujándose ante la Secretaría de Energía (Sener) y CFE, el gran jugador estatal.
Para el consultor de la firma energética Gadex Energy y ex jefe de la unidad de gestión técnica y planeación de Cenagas, Eduardo Prud’homme es un buen momento porque hay interés de las autoridades y hasta de las empresas.
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“Ya hubo un evento catastrófico que hace señalar la necesidad de almacenamiento gas. Ya están advertidos, pero necesitan mucha ayuda, hablar con la industria, expertos, necesitan ser muy diligentes, concentrados. No veo que exista ese perfil de los funcionarios actuales”.
La consulta de este año elaborada por el Centro que dirige Abraham Alipi reveló que hay seis empresas interesadas en ofrecer el servicio de almacenamiento de gas natural por al menos 2.733 millones de pies cúbicos, y 38 interesados en contar con servicio de almacenamiento estratégico, operativo y comercial en yacimientos agotados, cavernas salinas y tanques.
“Con el evento de febrero, el tema revivió. como siempre, los políticos reaccionan a emergencias y piden soluciones de corto plazo, cuando estos demandan atención continúa y reglas claras de largo plazo, algo que este gobierno no da”, comenta.
Los proyectos de almacenamiento de gas requieren inversiones grandes con compromisos financieros de largo plazo. Prud’homme estima que las inversiones oscilan entre US$300 y 450 millones por cada domo salino de 5.000 millones de pies cúbicos de capacidad.
“También hay que tomar en cuenta las inversiones para conectar a sistema de ductos”.
Aunque estos proyectos tienen también una faceta especulativa, permiten mitigar el riesgo comercial, es decir, guardar gas cuando es más barato y extraerlo de los inventarios cuando el precio del mercado sube, y atenuar para los consumidores finales los picos de precio.
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Dependencia
Las importaciones de gas natural en México desde Estados Unidos superaron la producción nacional desde 2015, pero esta situación tiene una ventaja: el gas texano tiene el precio más barato del mundo.
Aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador ha criticado que los gobiernos anteriores por crear y aumentar la dependencia al gas importado, la estrategia de la empresa estatal Comisión Federal Electricidad (CFE) es generar más energía con nuevas centrales de ciclo combinado de gas natural y vapor, sin delinear una estrategia para aumenta la producción nacional por requerir fracking.
En diciembre de 2020, la empresa que dirige Manuel Bartlett Díaz anunció una inversión por US$3.100 millones para construir seis centrales de ciclo combinado de gas natural y vapor con un solo fin: “garantizar la seguridad energética del país”.
Aunque Cenagas podría estar detrás de la licitación y operación de estos proyectos, Prud’homme comenta que la política energética de López Obrador deja a CFE como el único actor con la capacidad de anclar un proyecto de esta naturaleza.
“La ventana de oportunidad es de aquí a septiembre de 2022. Si no hay decisión, se cierra porque empezaría a operar después de 2025 y no hay político que trabaje en proyectos que va a inauguar el siguiente presidente”, concluyó.
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