Ciudad de México — La crisis generada por el COVID-19 está reviviendo uno de los grandes fantasmas que acechan a gobiernos y empresas en América Latina: la corrupción.
Nueve de cada diez líderes empresariales (91%) en la región esperan que la corrupción se incremente durante 2021, de acuerdo con un estudio realizado por la firma de asesoría empresarial FTI Consulting. Una cifra por arriba del promedio de los países del G-20, donde esta cifra es de 79%.
“El COVID-19 trae a la luz para muchos países en América Latina fallas estructurales y presión económica”, dijo Anna Heeren, directora de Comunicaciones Estratégicas para América Latina en FTI Consulting a Bloomberg Línea.
Las grandes emergencias como la que se ha enfrentado en los últimos 18 meses a nivel global se convierten en un caldo de cultivo para prácticas corruptas ante la urgencia de poner en marcha mecanismos de respuesta y grandes movilizaciones de recursos.
“La corrupción y las emergencias se retroalimentan, creando un círculo vicioso de mala gestión y crisis más profundas”, de acuerdo con Transparencia Internacional, un organismo con presencia internacional que mide año a año la percepción sobre este fenómeno.
Los principales países de la región se encuentran por debajo de 50 puntos en la más reciente edición Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) Transparencia Internacional, un indicador que considera un valor máximo de 100 puntos. A menor nivel de IPC, mayor percepción de corrupción.
Las empresas en América Latina son especialmente sensibles al tema de la corrupción. Luego del pasado reciente de escándalos de corrupción con alcance regional y su efecto negativo en términos económicos y reputacionales.
El creciente interés de inversionistas y grupos de interés en el desempeño de las empresas en materia ambiental, social y de gobernanza (ESG por sus siglas en inglés) genera una presión adicional para que las compañías refuercen sus mecanismos internos y externos en materia de control de prácticas corruptas..
89% de las empresas consultadas por FTI están considerando la coyuntura creada por el COVID para incrementar su enfoque en materia de ESG.
Una de cada tres directivos consultados por la consultora en la región señalaron incrementos en sus presupuestos en materia de cumplimiento, una tendencia menos registrada en México
“Vemos una tendencia a fortalecer sus mecanismos de gobernanza corporativa, de cumplimiento para blindarse”, dijo Heeren de FTI.
Si bien la corrupción es un tema común de preocupación de las empresas a lo largo de la región, la forma de abordarlo difiere de acuerdo con los diversos contextos.
Por ejemplo, los empresarios en México en los últimos 12 meses han mayor prioridad a investigaciones internas en materia de prácticas financieras, competencia y cambio climático, que sus contrapartes en otros países latinoamericanos que investigan el uso de recursos públicos y apoyos gubernamentales.
En comparación con otros países en la región, el gobierno de México no activó apoyos o estímulos a las grandes empresas ante la coyuntura del COVID-19.
Además de la corrupción, la actual coyuntura económica y social está llevando a las empresas a afrontar nuevos riesgos. Poco más de 70% de los líderes empresariales manifiestan afectaciones en sus operaciones por factores regulatorios, así como por ataques cibernéticos.
Ante esta situación, la resiliencia de las empresas es clave para sortear el ambiente cambiante y los múltiples vientos en contra que se generan con la crisis.
“Los parámetros cambiaron, las empresas serán resistentes si logran comunicar estos cambios de una manera orgánica y real. Conectado con su negocio, con agilidad, con transparencia y autenticidad”, dijo Heeren.