Caracas — A principios de esta semana, hubo una fugaz celebración que llevó al “Petro a 53″ a ubicarse entre los primeros lugares de las tendencias de la red social Twitter de Venezuela.
La información tenía como origen una publicación en la misma red social, desde la cuenta de un canal informativo sobre el petro, que dijo, a las 8:53 PM (hora local) del 23 de agosto, que en el “mercado actual” (que no es el primario, del Gobierno) la criptomoneda lanzada por el Estado venezolano, en febrero de 2018, se cotizaba entre los 49 y 54 dólares. “Un promedio sería petro a 53, sigue agarrando fuerza”, decía la publicación.
Algunos usuarios manifestaban estar complacidos, auguraban que muchos saldrían a comprar petros e incluso decían estar arrepentidos de haberlos vendido a menor precio.
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El asunto rápidamente despertó el debate. Quienes acusaban a aquellos de ser bots, cuestionaban que fuera siquiera una criptomoneda, recordaban cómo se suponía que el salario mínimo sería de medio petro (alrededor de 30 dólares) y hoy no llega ni siquiera a 2 dólares, e insistían en que escasamente se podía usar para pagar la gasolina, y con dificultades.
Muchos, sin embargo, no cayeron en la discusión y apuntaban a que la información tenía un problema de origen: según el promedio de referencia, que -como sucede con el dólar paralelo- publica dos veces al día la Asociación Nacional de Criptomonedas (Asonacrip), y que toma como referencia el valor del mercado primario y el de tres casas de intercambio de criptoactivos reguladas, a su vez, por la Superintendencia de Criptoactivos de Venezuela (Sunacrip), el promedio de cierre de ese día fue de 51,94 dólares por petro, aunque ciertamente en uno de los exchanges, el llamado Patria, se acercó a los 53 dólares.
El valor oficial, entretanto, para ese día, era de 56,16 dólares, unos cuatro dólares menos de su valor inicial.
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Un poco de contexto
El Petro, originalmente, estaba anclado al valor del barril del petróleo.
“En algún momento se decidió que, en vez de que fuera solo el precio del petróleo, hacer como una cesta de manera de tomar en consideración el gramo de oro, la tonelada de hierro, etc. Cambió la fórmula en un nuevo whitepaper (de octubre de ese mismo 2018 en que fue lanzado) y es ahora más ponderada”, explica a Bloomberg Línea el doctor y profesor de la Universidad Simón Bolívar (USB), Víctor Theoktisto Costa, experto local en criptoeconomía, quien sin embargo considera que se debía haber respetado la fórmula inicial.
La gente, en cualquier caso, busca cambiar sus petros por divisas, algo que solo se puede hacer a través de las mencionadas casas de intercambio, que fijan un valor siempre inferior al del mercado primario. Las transacciones entre pares, a su vez, se hacen muy por debajo del 50% del valor nominal del petro. “La gente cambiaba aceptando pérdida, pero por lo menos para tener divisas en manos”, dice Theoktisto.
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¿Está subiendo?
Lo que sí es cierto es que su valor nominal ha venido subiendo, de aquel mínimo de 45 dólares, a los 56 que ha rondado todo este mes. “En el momento en que el petro vale más en dólares (valor nominal), los exchange se ven obligados a disminuir su cuestión especulativa. Se han visto obligados también a subir”, asegura Theoktisto.
Según él, esto tiene una explicación: “Al subir el precio del petróleo afuera (...) empezó a subir el marcador nominal”.
Pero, a su juicio, hay también factores internos que inciden: “Hace 3 a 4 meses, los trabajadores de (la estatal petrolera) Pdvsa lograron un contrato colectivo marco. En esa convención colectiva, los salarios de los trabajadores petroleros están indexados al petro”.
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Además, asegura este experto, el Estado ha estado dando petros en otras áreas, como la de la agricultura o el desarrollo de medicinas. “La gente se ve en la necesidad de usarlos”, asegura
Su uso, sin embargo, y como atinaron varios en aquella discusión de Twitter, sigue siendo limitado y engorroso. Además de gasolina, Theoktisto asegura que se pueden pagar con petros los insumos agrícolas que provee el Estado y algunos de sus servicios.
“No funciona como otras criptomonedas, con aplicación en el teléfono, que te permite movilizarlas de manera sencilla”, reconoce el especialista, al hacer referencia a un “camino más largo” que -a su juicio- pudiera ser remediado si la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario (Sudeban) convirtiera al petro en un producto a movilizar en la plataforma.
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