Bloomberg — Los pacientes con Covid-19 enfrentan un riesgo mucho mayor de desarrollar trombos que los inmunizados con las vacunas de AstraZeneca Plc o Pfizer Inc., de acuerdo con un gran estudio del Reino Unido.
Por cada 10 millones de personas que reciben la primera dosis de AstraZeneca, unas 66 más sufrirán un síndrome de coagulación sanguínea que en circunstancias normales, según el estudio publicado en British Medical Journal. Esta cifra se compara con las 12.614 incidencias más registradas en 10 millones de personas que dieron positivo a Covid-19.
El estudio analizó a 29 millones de personas que recibieron sus primeras dosis de la vacuna AstraZeneca o de Pfizer entre diciembre de 2020 y abril, además de 1.7 millones de pacientes con el virus.
Los hallazgos parecen reforzar la decisión de continuar usando la vacuna de AstraZeneca, que fue suspendida por un tiempo por preocupaciones sobre su seguridad, para proteger a las personas de ser hospitalizadas y de morir. Sin embargo, muchos países desarrollados han limitado el uso de la inmunización en los adultos mayores debido a preocupaciones sobre un riesgo elevado de trombos que afectan a la población más joven.
Aunque el estudio señaló una mayor probabilidad de presentar este trastorno, también “subraya la importancia de vacunarse para reducir el riesgo en las personas”, dijo Aziz Sheikh, coautor del estudio y profesor de la Universidad de Edimburgo.
Investigadores observaron que las personas que contrajeron el virus tenían casi nueve veces más probabilidades de tener niveles bajos de plaquetas en comparación con las personas vacunadas con la primera dosis. Una revisión de los riesgos de accidente cerebrovascular en el estudio encontró que había una mayor probabilidad de que el virus contribuyera a un accidente cerebrovascular que después de la primera dosis de la vacuna desarrollada por Pfizer con su socio BioNTech SE.
El estudio no estableció si los casos identificados de coágulos sanguíneos fueron causados definitivamente por las vacunas, aunque los reguladores han identificado un posible vínculo. Aunque el estudio fue realizado por la Universidad de Oxford, los autores dijeron que era independiente del grupo de científicos de Oxford que trabajó en la vacuna Astra.
Datos publicados en julio mostraron que la vacuna de AstraZeneca no aumenta el riesgo de padecer el trastorno después de una segunda dosis. La tasa estimada fue de 2,3 por millón en personas que recibieron una segunda dosis, comparable a lo que se encuentra en una población no vacunada. Sin embargo, la tasa después de una sola dosis fue más alta, de 8,1 por millón.