Ministra Schmidt: Chile debe apuntar a “medidas urgentes” en gestión hídrica

En una entrevista exclusiva con Bloomberg Línea, la titular del Medio Ambiente dice que el país debe adaptarse al cambio climático con acciones concretas en la administración del agua ante la severa sequía.

Por

Santiago — Chile atraviesa por la peor sequía de su historia. Es una situación que desafía a la población y a las autoridades que, en las últimas semanas, redoblan esfuerzos para contener la crisis. Carolina Schmidt, ministra del Medio Ambiente, dice a Bloomberg Línea que las instituciones trabajan a “toda máquina” para mitigar el impacto del déficit de lluvias: “Es un tema prioritario para nuestro país”.

A largo plazo, la meta está en alcanzar la carbono neutralidad en el año 2050 y hace unos años trazaron una ruta para eso. “Tenemos un plan de descarbonización que contempla que el 65% de todas las centrales a carbón del país estén encerradas en 2025. Queremos avanzar más rápido, estamos haciendo los intentos en esa materia y tenemos que ir compensándolos con la capacidad de generación hídrica que tengamos debido a la mega sequía”, explica.

Y ya saben a dónde apuntar con premura: a la gestión del sistema hídrico. Un 72% del consumo del agua en este país se destina a la producción de alimentos. Schmidt dice que la idea es reemplazar el riego expansivo, usado tradicionalmente, por uno de “goteo” o tecnificado para las labores agrícolas. “Se está trabajando con urgencia en la transformación del sector para reducir fuertemente su consumo de agua”. La apuesta se expande a otras industrias, entre ellas la minería donde están enfocados en disminuir el uso de las aguas dulces y frescas a través de técnicas como la desalinización.

Considera que estas líneas se conservarán en el tiempo porque, a “diferencia” de otras naciones de Latinoamérica, tendrían como ventaja un consenso en el ámbito político sobre la crisis ambiental. Eso les permitiría mantener una “política de Estado” entorno a la emergencia.

El país no figura entre los grandes emisores de Co2, pero sí entre uno de los más sacudidos por el calentamiento global. También destaca como uno de los 10 más ambiciosos en la lucha contra el cambio climático de acuerdo con el reporte del Germanwatch Institute. Y, aunque no firmó el Acuerdo de Escazú y eso le valió muchas críticas, Schmidt resalta el liderazgo internacional del Chile, especialmente en la disminución del plástico, uno de los principales contaminantes de los océanos.

La siguiente entrevista fue editada por motivos de extensión y claridad.

Bloomberg Línea: El informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático concluyó que se necesitará una drástica, inmediata y sostenida reducción de los gases de efecto invernadero en esta década para evitar un colapso climático. ¿Cuál será el aporte de Chile para conseguir este propósito?

Ministra Schmidt: Con una acelerada transformación a las energías limpias. Nos hemos transformado en un generador de energías limpias. No solamente para abastecer a nuestro país, sino también para poder limpiar el planeta a través del hidrógeno verde, el cual estamos impulsando con mucha fuerza.

Chile debe adaptarse al cambio climático con medidas muy concretas y urgentes en la gestión del agua. Llevamos ya 14 años de una mega sequía y eso es un tema prioritario para nuestro país. Para eso hemos impulsado la Ley Marco de Cambio Climático, que compromete la meta de carbono neutralidad a más tardar en 2050.

La economía mundial se está comenzando a levantar. ¿Es irreal conseguir una reactivación verde en Latinoamérica?

No solamente no es irreal, sino que es tremendamente necesario. Es indispensable tener una recuperación verde. No solo en Latinoamérica, sino en el mundo.

No se puede enfrentar la primera y segunda ola, sin tener en consideración lo que significa el impacto del cambio climático. Chile estableció, al igual que la Unión Europea, que un 30% de toda la inversión pública para reactivar la economía se destinara a medidas de acción climática y sustentabilidad, con un foco muy importante en la adaptación al cambio climático.

Lo que más nos golpea es la crisis hídrica. Esa inversión se destina a cambiar toda la gestión del agua, particularmente la transformación hacia un sistema agrícola con riego tecnificado y no como el actual donde el 72% del consumo hídrico se dirige a la producción de alimentos.

También a infraestructura resiliente al clima. Las inversiones se están yendo, sobre todo, al borde costero, donde tenemos infraestructura gravemente afectada por el incremento del nivel del mar. Otro tema muy relevante es que somos un país de montaña: tenemos aluviones muy relevantes, justamente por el cambio en la isoterma, y donde antes nevaba hoy llueve. Eso produce grandes aluviones que impactan a la población y han tenido costos elevadísimos para los chilenos, con pérdidas de vida humana. Por eso, la infraestructura anti-aluviones es muy prioritaria.

En toda Latinoamérica hay una maquinaria minera en marcha. ¿Cómo conciliamos los intereses económicos con la explotación para ser productivos, pero sin acabar con el medio ambiente?

Gran parte de nuestros recursos vienen de la minería. Estamos impulsando y creemos, no en el término de la minería, sino en su conversión y transformación y de todas las actividades productivas hacia actividades sustentables.

La acción climática no se puede realizar si no tenemos cobre, el principal producto de Chile. Un auto eléctrico requiere 10 veces más cobre que uno a combustión. Las baterías de litio para hacer de las energías limpias intermitentes un abastecimiento permanente requieren de los metales que abastece el país.

La gran transformación de la minería en Chile hacia la sustentabilidad está fuertemente impulsada. Vemos compromisos de las grandes mineras estatales y privadas para lograr la carbono-neutralidad.

¿Hay más planes para la desalinización del agua o reutilización del agua para industria como la minería en Chile?

Esto se viene gestionando desde hace un tiempo. Una de las principales transformaciones impulsada por la minería viene a disminuir su consumo del agua. Eso es muy importante, pero necesitamos generar un sistema de abastecimiento del agua que permita una mejor gestión. Por eso, la desalinización se ha visto como una de estas alternativas para la minería y se está duplicando la capacidad de desalinización en nuestro país. Hoy, se han producido reducciones muy importantes.

¿Cuál es el futuro de las industrias como el litio y el carbón, por ejemplo, que son altamente contaminantes?

El carbón tiene que desaparecer, los combustibles fósiles son energías del pasado. Tenemos que desaparecer absolutamente la utilización de estos sistemas energéticos fósiles. Chile no es un país productor de carbono. Estamos eliminando la utilización de este material para la generación eléctrica, con un plan que está acelerándose.

Queremos avanzar hacia un sistema donde energías como la eólica y la solar puedan ser permanentes en el tiempo. Por eso, hemos implementado proyectos muy innovadores en esta materia, destacando Cerro Dominador.

El ministerio que usted preside inició una consulta pública para modificar el reglamento de compensaciones para el impuesto verde a la industria, donde una de las modificaciones precisamente está relacionada con la creación del primer mercado de carbono en Chile. ¿Qué esperan de esta convocatoria?

Abrimos el proceso recientemente y tuvimos una buena participación. Estuvimos con distintas instituciones, llamando a la participación en este reglamento que nos permite crear el primer mercado nacional de carbono, una herramienta fundamental para acelerar la descarbonización de nuestro país, porque eso permite el impuesto verde. No solamente lo que hace es gravar a las empresas, sino que lo hacemos a través de este mercado. Estos recursos, en vez de irse al Servicio de Impuestos Internos para ser dirigidos a gastos comunes; lo que se recauda de ese impuesto, después que las empresas disminuyen sus emisiones, va exclusivamente a financiar proyectos verdes.

Hay que destacar la utilidad de este instrumento económico para acelerar la descarbonización y aumentar la ambición del país.

¿Qué esperaría de la nueva Constitución en materia ambiental?

Es clave que la nueva Constitución que nos va a regir los próximos 40 años tenga una mirada de futuro. Cuando se hizo la de 1980 no existían los problemas ambientales que enfrenta el mundo hoy: el cambio climático, la pérdida masiva de biodiversidad, la contaminación de los ecosistemas.

Los países deben tener las posibilidades de desarrollarse, generar trabajo, oportunidades y derechos a la ciudadanía; pero de modo sustentable. Debe ser una Constitución que ponga la sustentabilidad dentro de su eje central.

¿Cuáles son los retos del próximo gobierno en materia medioambiental?

Chile, a diferencia de otros países, sí tiene una mirada o una política de Estado frente al cambio climático.

Chile no cuenta con un instrumento legal que establezca las facultades, obligaciones y responsabilidad de los órganos del Estado de actuar con ambición frente al cambio climático. Todo lo que se ha hecho, tanto en el gobierno pasado como en el actual, ha sido fruto del compromiso de los presidentes de querer avanzar en esta materia con ambición.

Hoy tenemos la Ley Marco de Cambio Climático, ya aprobada casi unánimemente en el Senado, que pudiendo sacarla -como esperamos y nos pidió el presidente Sebastián Piñera- se contará con este instrumento que sería para cualquier gobierno una obligación vinculante de alcanzar la carbono-neutralidad y la resiliencia de nuestro país.

Como focos importantes, el próximo gobierno debe continuar en esta dirección y seguir profundizando el desarrollo sustentable.

Ver más: