Líderes europeos señalan a EE. UU. tras la caída de Kabul

Su reto: desviar la culpa sin enemistarse con Biden.

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Bloomberg — A los líderes europeos se les ha dificultado ocultar su frustración con la decisión del presidente Joe Biden de retirar a los últimos soldados estadounidenses de Afganistán y trataron de distanciarse de las dramáticas escenas que se desarrollan en el país devastado por la guerra.

La canciller alemana, Angela Merkel, dijo a periodistas el lunes por la noche que la misión de la OTAN en Afganistán era “fundamentalmente dependiente” de Estados Unidos, mientras que el presidente francés, Emmanuel Macron, subrayó que los talibanes arrebataron Kabul de las fuerzas entrenadas por EE.UU., que Biden había respaldado, en “cuestión de horas, sin resistencia.”

“Nadie quiere que Afganistán, una vez más, sea una base de cultivo para el terror”, dijo el domingo el primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, horas después de que el presidente afgano, Ashraf Ghani, huyera del país. “Es justo decir que la decisión de Estados Unidos de retirarse ha acelerado las cosas”.

Como miembros de la OTAN, Reino Unido, Francia y Alemania participaron en la coalición liderada por EE.UU. que derrocó a los talibanes tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 y mantuvieron a miles de soldados en Afganistán durante la mayor parte de las dos últimas décadas para forjar estabilidad en el territorio y entrenar al ejército afgano. No ofrecieron una oposición significativa al plan de Donald Trump de poner fin a la presencia estadounidense en el país, ni a la promesa de Biden de llevarla a cabo.

Sin embargo, después de que el grupo militante se hiciera con el control de Kabul mucho más rápido de lo que nadie predijo, los líderes europeos se enfrentan ahora a un mayor desmoronamiento de un país clave en una región volátil que amenaza con generar una crisis humanitaria y de refugiados. Su reto es desviar la culpa sin enemistarse con Biden.

“Se trata de un acontecimiento extremadamente amargo. Amargo, dramático, terrible, especialmente para la gente de Afganistán”, dijo Merkel en Berlín. “Todos hemos hecho una valoración equivocada”.

A primera hora del lunes, en el aeropuerto internacional de Kabul, miles de personas se apresuraron a intentar salir del país. Aunque los líderes talibanes intentan mostrar una postura moderada, el grupo fundamentalista habla de declarar un nuevo “Emirato Islámico de Afganistán” y hay informes de que ya se están restringiendo los derechos de las mujeres.

Johnson, que preside este año el Grupo de los Siete países industrializados (G7), tiene previsto celebrar una cumbre virtual de líderes para debatir la situación. El lunes habló con Macron y acordaron trabajar en una resolución conjunta del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

En su discurso, el líder francés enfatizó la necesidad de adoptar una postura común: reconocer a cualquier futuro gobierno afgano y evitar el tipo de crisis migratoria que paralizó al bloque en 2015. Y dijo que haría todo lo posible para que Rusia, EE.UU. y Europa respondan con una sola voz. Sin embargo, no hay mucho que puedan hacer ahora para alterar lo que está sucediendo sobre el terreno.

El inesperado giro de los acontecimientos aumenta la presión sobre Macron antes de las elecciones presidenciales de abril, en las que se espera que busque un nuevo mandato. Llega apenas unas semanas después de que anunciara sus planes de reducir a la mitad el número de tropas francesas en la región africana del Sahel.

En Alemania, el bloque liderado por la CDU (Unión Demócrata Cristiana) de Merkel se encuentra en una reñida carrera para mantener el control de la mayor economía de Europa en las elecciones de septiembre y no puede permitirse ecos de cuestiones que alejaron a los votantes en el pasado.

No fueron sólo los líderes europeos los que argumentaron que el caos que se está produciendo no es culpa de ellos.

En un discurso en Washington, Biden señaló a los líderes militares y políticos de Afganistán, diciendo que ambos carecían de la voluntad de luchar. Insinuó que Ghani había engañó a EE.UU. con promesas que no se cumplieron.

Con la asistencia de Arne Delfs y Kitty Donaldson.