A seis mil kilómetros de Wall Street, en una antigua ciudad parte de la Ruta de la Seda llamada Almaty, se encuentra el reducto privado de un imperio financiero poco conocido.
En el interior del T-Club, reservado solo para miembros, dos cacatúas, Grisha y Silvia, vigilan. Sobre un samovar de bronce, un televisor de pantalla plana muestra el escudo corporativo del propietario: una “F” verde sobre un escudo verde.
Pocos pueden explicar exactamente lo que ocurre aquí: cómo una poco conocida empresa de corretaje de Kazajistán ha superado a empresas de Wall Street.
Pero las ha superado con creces, al menos en el mercado de valores. En los últimos dos años, el precio de las acciones de Freedom Holding Corp. (la empresa cuyo logotipo con la “F” figura en ese escudo verde) se han disparado cerca de 500%.
¿Cómo? El joven multimillonario que tiene las respuestas, Timur Turlov, está sentado en esa mesa. Con un traje azul a medida y bebiendo Red Bull, Turlov, de 33 años, despliega su visión para la empresa de corretaje.
“Seguimos siendo una de las pocas puertas de acceso al mercado occidental para los clientes de nuestra región”, dice Turlov en su ruso nativo, mientras detalla el acuerdo único que, según él, ha ayudado a garantizar el acceso de Freedom a los valores estadounidenses que acaban de salir a cotizar en bolsa.
Hay un misterioso fondo de cobertura con profundas conexiones a lo largo de todo Wall Street; un conducto de negociación a través de Belice que Turlov controla personalmente; una poco conocida correduría neoyorquina con un pasado problemático.
Según Turlov, fundador de Freedom, esta disposición ha asegurado el acceso a los nuevos valores de moda en Estados Unidos, un argumento que ayudó a dar a conocer su empresa. Freedom, dice, ofrece a rusos, kazajos, uzbecos y ucranianos una parte de la acción que tiene lugar en Wall Street.
Un giro más: cuantas más acciones de Freedom compren sus clientes, más acciones estadounidenses obtendrán, según ha informado Bloomberg.
De acuerdo con los materiales de marketing de Freedom, sus clientes han entrado en más de 100 OPIs estadounidenses desde 2020, incluyendo Airbnb Inc, Bumble Inc y el gigante surcoreano del comercio electrónico Coupang Inc. Ese acceso es prácticamente imposible de conseguir para los pequeños brokers y gestores de patrimonio basados en Estados Unidos.
Turlov dice que la vía de entrada de su empresa es una filial de un fondo de cobertura que compra las acciones a los suscriptores y las transmite. Su identidad es confidencial, dice, y no aparece ninguna mención a ella en los documentos en Estados Unidos. Incluso dentro de Freedom, el nombre está muy bien guardado, según empleados actuales y antiguos.
El acuerdo es, como mínimo, inusual. Reena Aggarwal, directora del Center for Financial Markets & Policy de la Universidad de Georgetown, dice que nunca ha visto nada parecido.
Freedom lo hace todo bajo la mirada de las autoridades estadounidenses. El grupo tiene su sede en Almaty, pero su entidad cotizada está registrada en Las Vegas. Sus acciones cotizan en el Nasdaq, donde la empresa tiene un valor actual de unos US$4.000 millones.
En el interior del T-Club, el teléfono inteligente de Turlov no para de zumbar. Alto y de aspecto juvenil, con una corbata púrpura, Turlov se pone serio al exponer las ambiciones de Freedom. En enero adquirió el broker neoyorquino Prime Executions Inc. y Turlov dice que quiere seguir expandiéndose. En junio, Standard & Poor’s dijo que esperaba que los “sólidos beneficios” de Freedom continuaran al menos hasta 2022.
La economía de Kazajstán
Para los no empapados en el tema, Kazajistán puede ser más conocido por Borat: Cultural Learnings of America for Make Benefit Glorious Nation of Kazakhstan, la comedia de Sacha Baron Cohen de 2006 que tanto enfureció al gobierno kazajo.
Pero esta nación centroasiática de 19 millones de habitantes es una de las exrepúblicas soviéticas más prósperas. Su riqueza mineral y petrolífera ha hecho crecer la élite acomodada de la región, y muchos de sus miembros están deseosos de jugar en los mercados. Percibiendo la oportunidad, Turlov fundó Freedom en 2008.
En la actualidad, su empresa cuenta con un centenar de sucursales y oficinas, desde la capital kazaja, Nur-Sultan, hasta la ciudad turística rusa de Sochi, pasando por Kiev, en Ucrania. Freedom tiene su sede en el edificio más alto de Almaty, un rascacielos de cristal y acero junto a un centro comercial con boutiques de lujo como Louis Vuitton, Gucci y Prada.
Nacido en Moscú y ciudadano de Rusia (y también de San Cristóbal y Nieves, en el Caribe), Turlov controla casi tres cuartas partes de Freedom. El precio de las acciones de la empresa se ha disparado y él se ha convertido poseedor de varios miles de millones de dólares.
Ganando dinero
El negocio de las OPIs puede atraer la atención, pero Turlov dice que es una parte cada vez más marginal del negocio. Afirma que Freedom no recibe asignaciones significativas y que, en la actualidad, el negocio sólo representa un 10% de los ingresos de Freedom.
No obstante, Freedom Holding ha estado ganando dinero, ya que los clientes se decantan por la negociación de acciones e inversiones de renta fija. Su beneficio antes de impuestos se multiplicó por más de seis hasta alcanzar los US$173 millones en el ejercicio fiscal que finalizó el 31 de marzo. Durante el mismo periodo, el número de sus cuentas de clientes se duplicó, hasta 290.000, una cifra enorme para la región, aunque una fracción al lado de los 22,5 millones de Robinhood Markets Inc., que acaba de salir a bolsa.
El propio perfil de Turlov también se ha disparado. En 2018, respaldó Financier, un drama financiero (piense en una Margin Call filmada en Almaty). Uno de los agentes de bolsa de la película, Partner Finance, luce un logotipo similar al de Freedom.
Su imagen sigue atrayendo a los clientes, al igual que el esperado acceso a una gran variedad de acciones en Estados Unidos. Una sección del sitio web de Freedom expone el argumento. “Compre acciones a su precio inicial antes de que comiencen las operaciones”, dice. “¡Los precios pueden aumentar en decenas o incluso cientos de puntos porcentuales!”
Esta capacidad de acceso a las OPIs “es la especialidad de Freedom, su ventaja absoluta”, dijo Daniyar Temirbayev, que dirige la Asociación Qazaq de Accionistas Minoritarios, un grupo de cabildeo para los inversores en el floreciente mercado de valores del país.
Cuatro clientes de Freedom entrevistados por Bloomberg, que pidieron no ser identificados, confirmaron que recibieron asignaciones a OPIs estadounidenses, y que compraron acciones de Freedom para aumentar sus asignaciones.
Ofertas públicas de venta sobresuscritas
Exactamente cómo Turlov hace todo esto sigue siendo un rompecabezas para quienes no están involucrados. La mayoría de las OPIs estadounidenses están sobresuscritas. Todo el mundo quiere entrar pronto en caso de que una acción se dispare en el primer día de cotización, y los bancos de Wall Street suelen repartir primero las acciones entre sus clientes favoritos. Los fondos de cobertura y los grandes fondos de inversión suelen quedarse con el 90%, según Jay Ritter, profesor de finanzas de la Universidad de Florida en Gainsville.
¿Cuáles son las probabilidades de que un actor poco conocido como Freedom pueda entrar antes?
“Cero”, dice Ritter.
Pero Turlov dice que aquí es donde entra su solución. En el T-Club, donde la entrada está restringida a los empleados de Freedom y a los clientes con grandes ingresos, revela partes clave del sistema de Freedom.
Afiliados en Belice
Una de ellas es una filial con sede en Belice del mencionado fondo de cobertura, que, según Turlov, compra las acciones a los principales suscriptores. Otra es una filial de Freedom con sede en Belice que Turlov posee personalmente. Una vez que la filial del fondo de cobertura tiene en sus manos una acción, Turlov hace que esa entidad registrada en Belice, FFIN Brokerage Services Inc. la compre y finalmente la pase a Freedom a cambio de una comisión.
Los clientes de Freedom no tienen en sus manos las acciones hasta pasados tres meses, una eternidad en el mundo de las OPI. Durante el periodo de bloqueo, pueden comprar un derivado a Freedom para fijar el precio de las acciones donde quieran.
La filial del fondo de cobertura cobra una comisión con la seguridad de que los clientes de Freedom no podrán cambiar las acciones rápidamente, dice Turlov.
Según Scott Moss, socio del bufete de abogados Lowenstein Sandler LLP de Nueva York, los fondos de cobertura rara vez, o nunca, actúan como intermediarios de otra persona debido a los posibles problemas regulatorios.
“Como gestor de fondos de cobertura, tendría un enorme riesgo de reputación”, dijo Carsten Kotas, profesor de administración de empresas en la Universidad FOM de Fráncfort y ex operador que anteriormente supervisó fondos de cobertura en HSBC Holdings Plc.
La Comisión del Mercado de Valores y la Autoridad Reguladora de la Industria Financiera declinaron hacer comentarios sobre las prácticas comerciales de Freedom.
La mayoría de las OPIs a las que Freedom ha accedido en lo que va de año han sido supervisadas por Goldman Sachs Group Inc, JPMorgan Chase & Co. y Morgan Stanley. Los portavoces de las empresas declinaron comentar si tenían conocimiento de alguna relación entre sus clientes y Freedom.
La demanda de los clientes supera con creces la oferta, por lo que Freedom ha puesto en marcha un fondo de US$625 millones negociado en Rusia y Kazajstán, cuyas participaciones incluyen algunos de los valores de la OPIs, y también posee deuda soberana rusa. Se ha creado para que más clientes puedan exponerse a las empresas que acaban de salir a bolsa, según Turlov.
Lek Securities
Turlov nombra otro engranaje de su operación: Lek Securities UK Limited, la entidad británica de Lek Securities Corp., una correduría con sede en Nueva York. La unidad mantiene temporalmente las acciones de las OPIs compradas por el fondo de cobertura, dice. La filial europea de Freedom dirige la gran mayoría de sus operaciones a Lek, según muestran los archivos reglamentarios. El broker neoyorquino, pequeño en comparación con los bancos de Wall Street, es también uno de los operadores más activos de muchas de las acciones de las OPIs a las que Freedom dice haber accedido, según datos de Bloomberg.
Lek ha tenido encontronazos con los reguladores estadounidenses, incluyendo acusaciones en 2017 de que la correduría había permitido negociaciones manipuladoras por parte de un cliente en Ucrania que dio lugar a casi US$30 millones en beneficios ilícitos. Lek recibió una multa de unos US$3 millones en 2019 y su fundador, Sam Lek, fue expulsado permanentemente de la industria de valores.
Más problemas surgieron en 2018 cuando FINRA alegó que Lek Securities había permitido a clientes con antecedentes dudosos participar en operaciones de “penny-stocks” (acciones baratas que usualmente cuestan menos de US$1) por US$100 millones a pesar de las “numerosas alertas rojas” de posible fraude. Calificando a la firma de “infractora reincidente” de las normas, Finra le impuso una multa de US$200.000 en 2019.
El hijo de Samuel Lek, Charles, que ahora dirige el negocio, declinó hacer comentarios.
Freedom no está vinculada a las acusaciones anteriores, pero sus propias operaciones han suscitado dudas. La Fundación para el Periodismo Financiero, una organización sin ánimo de lucro que apoya el periodismo de investigación, publicó la semana pasada un informe en el que se examinan los acuerdos corporativos de Freedom, incluido Lek, diversas operaciones con partes relacionadas y el proceso de ejecución de las operaciones de sus clientes.
Turlov dice que el escepticismo sobre Freedom es inevitable. La gente envidia su éxito.
“Casi cualquier situación puede convertirse en la base de una crítica”, dice.
-- Con la ayuda de Marion Dakers.