Cómo funciona el algoritmo desarrollado por académicos para detectar el “greenwashing”

El programa analiza declaraciones sobre sostenibilidad de 700 empresas globales y luego las compara con el progreso en la reducción de su huella de carbono.

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Bloomberg — Casi no pasa un día sin que una empresa hable de sus credenciales ecológicas, es decir, de cómo se está alineando con los objetivos climáticos mundiales, reduciendo los residuos y aumentando el reciclaje. En un momento donde todo este discurso corporativo sobre la salvación del planeta está en aumento, también crece la preocupación por el “greenwashing”, o lavado verde.

Los inversores y los reguladores suenan alarmas cada vez más fuertes ante empresas que exageran o falsean su buena fe ambiental. Por eso, académicos del University College de Dublín han desarrollado una serie de algoritmos para ayudar al sector de los servicios financieros a detectar y cuantificar el lavado verde.

El “greenwashing” abarca todo lo que va desde afirmaciones ligeramente engañosas sobre ser respetuosos con el medio ambiente hasta falsedades absolutas. Ello puede dar a los inversores, consumidores y responsables políticos una falsa sensación de seguridad de que una empresa está avanzando realmente en la lucha contra el calentamiento global, cuando realmente no es así.

“Las empresas se inventan una historia tras otra”, afirma Andreas Hoepner, profesor de banca y finanzas del University College de Dublín, que supervisa el análisis. “Si nadie las comprueba, pueden decir lo que quieran. Y como la sostenibilidad es un término tan amplio, es fácil que las empresas generen una historia que desvíe la atención de los verdaderos problemas”.

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Esto se vuelve aún más pertinente tras la publicación de un informe histórico de las Naciones Unidas, publicado el 9 de agosto, en el que científicos climáticos afirman inequívocamente que el ser humano es responsable del calentamiento global. Advierten que la temperatura media del planeta superará los 1,5º Celsius sobre los niveles preindustriales en las próximas dos décadas a menos que se tomen medidas drásticas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Hoepner y su equipo (llamado GreenWatch) utilizan inteligencia artificial para analizar declaraciones sobre sostenibilidad de 700 empresas globales. Se enfocan en los medios de comunicación, sitios web y otras comunicaciones corporativas. A continuación, comparan esas declaraciones proambientales con la huella de carbono de una empresa para ver si realmente está reduciendo las emisiones de carbono a un ritmo de 7% anual con el fin de cumplir los objetivos de cero emisiones en 2050.

En su análisis, GreenWatch clasifica a las empresas en función de si sus declaraciones de sostenibilidad son verídicas. El grupo también se centra en lo que dicen las compañías sobre el cambio climático: desde si simplemente están de acuerdo en que el calentamiento global es algo que hay que abordar hasta si declaran rotundamente que son líderes en materia climática. Esto último, según GreenWatch, puede aumentar la probabilidad de que las empresas estén incurriendo en lavado verde.

El grupo acaba clasificando a las empresas en alguna de las siguientes categorías: líderes ecológicos, campeones ecológicos ocultos, ecológicos graduales o potenciales o probables lavadores verdes.

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Los primeros resultados de GreenWatch muestran que hay una alta probabilidad de lavado verde en el 95% de las declaraciones de las empresas de comunicaciones que analizaron. Estas incluyen empresas de telecomunicaciones y medios de comunicación. Mientras tanto, más del 80% de las declaraciones de las empresas de los sectores industrial, de materiales y de consumo discrecional tienen una alta probabilidad de lavado verde. Sin embargo, menos de la mitad de las declaraciones de las empresas del sector de la energía tienen una probabilidad de lavado verde, según GreenWatch.

Desde el punto de vista geográfico, el 84% de las declaraciones de las empresas japonesas tenían una alta probabilidad de lavado verde, el mayor porcentaje a nivel mundial, según GreenWatch. Le sigue Estados Unidos, con casi el 75% de las declaraciones.

GreenWatch no es el único grupo que utiliza inteligencia artificial para detectar posibles casos de “greenwashing”. Investigadores de la Universidad de Zúrich y de la universidad alemana de Erlangen han analizado declaraciones de riesgo climático de empresas (como las recomendadas por el Grupo de Trabajo sobre Divulgación de Información Financiera Relacionada con el Clima (TCFD)) para ver si las empresas seleccionan discrecionalmente la información que comunican.

Su modelo, denominado ClimateBert, “llega a la aleccionadora conclusión de que el apoyo de las empresas al TCFD es, en su mayor parte, palabrería barata”, afirman los investigadores. “A partir de nuestro análisis, llegamos a la conclusión de que la única manera de salir de este dilema es convertir los informes voluntarios en divulgaciones reglamentarias”.

Michael Bloomberg, fundador y propietario mayoritario de Bloomberg LP, es presidente del TCFD.