Buenos Aires — Una semana después que el gobierno de Alberto Fernández declarara el Aislamiento Social y Preventivo Obligatorio (ASPO), Roberto Nobile, CEO de Telecom vivenció un gran momento de incertidumbre: los clientes no tenían donde ir a efectuar el pago de sus servicios y eso repercutió en un 30% menos de ingresos, al menos durante los dos primeros meses de la cuarentena.
Luego, en octubre pasado, un decreto presidencial declaró el servicio de telecomunicaciones como “esencial”, marcándole la cancha con un cambio de regulación que impidió cualquier tipo de ajuste por sobre las tarifas. Ese fue otro gran momento de desazón. El diálogo con el Gobierno se cortó y la industria en su totalidad debió acudir a la Justicia para poder funcionar como lo venía haciendo hasta el momento. Todo ello en el medio de una pandemia.
Con un valor de mercado de $393.586 millones de pesos argentinos (al 6 de agosto de 2021), ventas consolidadas por $180.018 millones en la primera mitad de 2021 (-8,6% vs el mismo periodo de 2020) y 29 millones de clientes, Telecom es hoy uno de los tres grandes players del sector de telecomunicaciones en Argentina, Paraguay y Uruguay. La empresa de telecomunicaciones que cuenta con 23.051 colaboradores no cambió su estrategia, pero Nobile reconoce que la pandemia fue un catalizador de cambios. Pese a haber logrado menores ventas en un entorno operativo complejo, en los primeros dos cuatrimestres del año Telecom comprometió inversiones por $41.705 millones, un 22% más en comparación con el mismo periodo de 2020.
La siguiente conversación fue editada por motivos de extensión y claridad.
Bloomberg Línea: Si sacásemos una foto del negocio de Telecom hoy, tras más de un año de pandemia, ¿cómo sería esa imagen?
Roberto Nobile: Es un negocio sano, robusto, el nivel de deuda es razonable. Si bien es cierto que estamos por debajo de la inflación porque no hemos podido aumentar tarifas en términos nominales, hemos podido contrarrestar los costos. Es una compañía que desde el punto de vista de los costos es como un fuelle, cuando se achicó el nivel de actividad la compañía pudo hacer el ajuste. A nivel de fundamentals la compañía está muy sana; a nivel de market share hemos crecido en algunos segmentos como en abono. Esto tiene que ver con una política comercial muy consistente. No salimos a romper el mercado para ganar share, tenemos la política de “seguir el bolsillo” de nuestros clientes y acompañarlos.
¿Cambió el mix de demanda de productos y consumos, propios de esta situación puntual de pandemia?
Antes vendíamos masivamente 25 megas, hoy vendemos 50 y 100 megas. En el consumo, salvo el momento del aislamiento que hubo una baja en el consumo prepago dado que la gente no circulaba tanto, hubo una baja pero no hubo un cambio significativo. Sí hay un empobrecimiento del país, que hace que la gente cuide mucho más el bolsillo. El producto, es esencial, la gente lo necesita. Sí, el streaming de video ha explotado realmente. Desde el punto de vista de la compañía no hubo un cambio tan significativo en la estructura de ingresos o adopción de productos, sí, de cara de los clientes, hubo un cambio enorme en qué consume y cómo consumen los clientes.
¿Cómo está hoy el status tarifario después del decreto y de la medida cautelar que antepusieron?
Los productos de telefonía fija, por ejemplo, y todo lo que era video, banda ancha y móvil tuvieron un incremento en marzo del año pasado. Ese fue el último aumento. Y trabajamos muy cerca con el Gobierno y para acompañar a los clientes en lo que fue el proceso de aislamiento. De hecho, estuvimos siete meses sin cortarle el servicio a quien no podía pagarlo. A pesar de todo ello, en agosto se publica el Decreto 690 que declaraba “servicio esencial” a la industria de las telecomunicaciones, congeló los precios hasta diciembre y estableció una necesidad de autorizar por parte del regulador cualquier intento de incremento de precios. Pero, una cosa es la coyuntura y otra cosa es cambiar las reglas de juego de una industria de más de 200 empresas con niveles de uso y de servicio que son realmente elogiables y una dinámica competitiva enorme. Tuvimos reuniones donde ofrecimos soluciones como industria, funcionando de manera muy orgánica. De hecho, lo que se termina resolviendo como prestación básica universal son cosas que nosotros hemos propuesto para acercar soluciones a los sectores más vulnerables. Todas esas prestaciones básicas hoy están vigentes. La industria y nosotros en particular generamos una acción para defender lo que entendemos que estaba de alguna manera expropiando parte del valor de la compañía. Entre marchas y contramarchas la industria hoy tiene una resolución, una medida cautelar, que la cubre de la suspensión del decreto 690. Paralelamente Telecom per se tiene una medida cautelar dictaminada en Cámara Contencioso Administrativo Federal por la cual resuelve suspender los efectos del decreto por seis meses. Creemos que necesitamos volver a retomar la conversación con el Gobierno y explicar que lo que se está jugando acá son 2,5 puntos del PBI, que es lo que hoy genera la industria y cuando uno mira la evolución hacia el 5G, se puede transformar en 2 puntos más del PIB. Esta es una industria capital en principio y requiere reglas de juego libres.
¿Qué ajuste necesita hoy la industria?
En la industria estamos todos más o menos en la misma línea. En marzo de 2020 aumentamos entre 13% y 15 %. El primer aumento estipulado este año fue en enero, un aumento que rondó el 17% promedio, y después tuvimos un nuevo aumento en junio del 10%. Uno diría: “Bueno, son aumentos enormes”, en realidad la inflación va entre 3,8 y 4,5 % mensual. Las paritarias nuestras fueron del 42,5%. Cuando uno mira la curva de los ingresos también tiene que ver cómo de marzo a diciembre no se sostienen. Seguramente trataremos de realizar algún aumento más antes de fin de año para equiparar la inflación de 2021. Todavía la industria va a tener pendiente esos casi 30 puntos menos de ajuste. Estamos hablando de un ajuste en septiembre o en octubre entre el 7% y el 10% más.
¿A qué atribuye esa fricción que se generó con el Gobierno, dado que tenían una relación de diálogo aceitado?
No lo sé. Teníamos una muy buena conversación, estábamos todos en el mismo mood. Es una medida que toca intereses de gente que está ayudando muchísimo al Gobierno. Los acuerdos de vacunas se generaron con algunos accionistas de compañías que están siendo afectadas por este decreto. La verdad que es inexplicable. Muchas de las cosas se manejan en función de encuestas, y eso hace que a veces se tomen medidas coyunturales que luego se transforman en medidas definitivas. Pero aunque crean que ganan votos, en realidad lo que están haciendo es perdiendo votos futuros, porque si la industria se transforma en lo que hoy son las eléctricas, terminaría siendo un servicio muy débil que no va a poder evolucionar como el país necesita. Tenemos una industria del conocimiento enorme que se apalanca en la conectividad, se va a apalancar muchísimo más en la conectividad futura con nuevos servicios que hoy no sabemos ni que existen. Cortar el futuro de esta industria importa.
¿En qué estadío están la estrategia y las inversiones?
En abril tuvimos un 30% menos de cobranza, pero tenemos una gimnasia para arrancar, acelerar y frenar muy aceitada; para así poder ajustar el capex a la capacidad real que tiene la compañía de invertir. En marzo paramos todo porque realmente no sabíamos dónde estábamos parados. No paramos los proyectos transformacionales, lo que no seguimos aumentando fue la cobertura, no aumentamos algunas cosas que eran más de largo plazo. Lo reanudamos después de julio una vez que vimos que la cobranza se volvía a estabilizar. El año pasado terminamos invirtiendo casi US$600 millones cuando veníamos de US$1.100, US$1.200 millones por año. Este año lo empezamos con un objetivo de por lo menos invertir US$500 con un muy buen trimestre y con la posibilidad de aumentar los precios en enero. Así llegamos a los casi US$750 millones previsto para el año que viene. Aceleramos inversiones este año para garantizar el roll over el año siguiente. Para el país y para los niveles de la compañía es una inversión enorme, es casi el 80%.
¿Cuál va a ser el foco de esas inversiones?
La capacidad de la red. Este año estamos haciendo 16.000 manzanas de fibra, por ejemplo. Y eso tiene que ver con reconducción de redes, amén de que estamos incorporando más capacidad en los sitios móviles con 4T4R que aumenta la capacidad de los sitios. Estamos realmente dotando a la red de mayor capacidad de red móvil y seguimos haciendo las inversiones de ramificación, muchísimo trabajo de confiabilización y de unificación de las redes de transporte, tratando de darle más capacidad también.
¿Cuán viable es la llegada del 5G a la Argentina? ¿Va a tardar otros cuatro años como lo hizo el 4G?
Creo que no. Se estima que para el 2023 que, el 30% de los dispositivos (de nuestros clientes) sean 5G, con lo cual el 5G va a tener que estar. Todos nos estamos preparando para llegar, dentro de tres años, a ese nivel de escala. Hoy más allá de que no tengamos espectro, más allá de que los temas regulatorios existan, estamos haciendo internamente todo el rediseño de la red para el día de mañana soportar los servicios que corren en esa red. No solo se trata de tener espectro y poner radiobases 5G, también requiere un rediseño, que lo iniciamos en el proceso de fusión de las dos compañías (N.del E.: Cablevisión y Telecom). Creemos que va a ser una necesidad del B2C, lo que va a permitir dar nuevos servicios de trackeo, de realidad virtual, de realidad aumentada. Hay un montón de iniciativas que van entre el B2C y el B2B2C, pero que van a requerir una cobertura masiva.
¿Va a haber una demanda real? Porque si vemos que por la coyuntura los fabricantes no están trayendo equipos 5G estamos teniendo un retraso tecnológico…
También es cierto que el 5G todavía no está masificado en el mundo. Por supuesto, Argentina está atravesando una crisis por la pandemia y una crisis local muy particular. Argentina tiene características especiales en la región y uno esperaría que, no este año ni el próximo. En 2023, podríamos tener una normalidad, que sea económica y regulatoria.
¿Hay algún tipo de reconfiguración de la industria con la posibilidad de que Telefónica deje el país?
-Si bien Telefónica ha manifestado su decisión de salir de una compañía regional, la realidad es que siento que no han avanzado. Es una compañía que hoy está viva, está manteniendo su share, está activamente compitiendo en el mercado. No la veo de salida. La reconfiguración de la industria creo que tiene que ver con la capacidad y la decisión de inversión, con tener accionistas de largo plazo que estén dispuestos a invertir y ahí es en donde no sé hasta donde los accionistas están viendo esta visión de largo plazo. Entonces eso si puede afectar las inversiones de Telefónica, no así las de Claro, no así las de otros competidores nuestros como Telecentro u otros, y no así la nuestra.