Caracas — Entre los economistas venezolanos parece haber consenso: la eliminación de seis ceros al bolívar -que ahora, tras su tercera reconversión, será llamado ‘bolívar digital’- no es solución al proceso hiperinflacionario que atraviesa el país desde hace cuatro años, y que ya es el segundo más largo en la historia, después del que vivió Nicaragua entre junio de 1986 y marzo de 1991.
Luego de que corrieran rumores de que ocurriría en este mes de agosto, el Banco Central de Venezuela (BCV) finalmente informó en la mañana de este jueves que será en octubre.
Será, así, la tercera reconversión monetaria en la historia de Venezuela, después de las de 2008 y 2018, todas en el marco de la denominada revolución bolivariana. Con la de este 2021, el bolívar habrá perdido, en total, 14 ceros.
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En el comunicado del BCV se habla de que el cambio de escala monetaria constituye un “hito histórico necesario” en un momento en el que el país “comienza el camino de la recuperación económica”, tras la que aseguran ha sido una crisis producida por un “brutal ataque” a la economía y moneda nacional, y la “criminal aplicación de un bloqueo económico y financiero”.
De que era necesario, era necesario. “El cambio (...) es puramente nominal y tiene como principal intención simplificar las operaciones de diversos pagos. Ello era muy necesario desde hace más de dos años, cuando el tipo de cambio ya superaba los diez mil bolívares por dólar. En la actualidad pagar un taxi para una distancia corta podría costar alrededor de 41 millones de bolívares, necesitando, por ende, 41 billetes de la más alta denominación del cono monetario a punto de ser sustituido. Un verdadero despropósito”, explicó, en un extenso análisis escrito, el economista Manuel Sutherland, quien es director del Centro de Investigación y Formación Obrera (CIFO).
Pero en lo que ni él, ni muchos expertos locales concuerdan es en que Venezuela esté precisamente encaminada a la recuperación económica.
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“Si bien es cierto que es completamente erróneo afirmar que esta ‘faena’ monetaria causará más inflación, o depreciación del tipo de cambio, tampoco hay absolutamente nada que nos lleve a pensar en un “fortalecimiento” de nuestro símbolo dinerario”, acotó Sutherland.
Las dudas no son infundadas. El también economista Ángel Alvarado, quien fue electo diputado en 2015 y fundó el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), se refirió a los resultados de la reconversión anterior, la de 2018: “Después de 3 años, los resultados son completamente desastrosos. Los precios se han multiplicado por 800 con el bolívar soberano. La reconversión no acabó con la hiperinflación, por el contrario: aceleró, profundizó la destrucción del bolívar y, por tanto, la destrucción del salario del pueblo venezolano, que hoy se encuentra más empobrecido de lo que estaba hace tres años”.
El BCV, sin embargo, insistió en su comunicado que el proceso de reconversión, con una convivencia del bolívar físico con el digital, está dirigido “a rescatar su fortaleza y su referente como expresión de nuestra economía”.
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El problema de fondo
“El problema no es una reconversión, eso no resuelve el problema de fondo, el problema es la hiperinflación, y después de cuatro años de hiperinflación seguimos esperando medidas para resolver este problema”, acotó Alvarado, en un vídeo publicado en Twitter.
Hay dos maneras en las que, a su juicio, se podría resolver este problema pero no serían viables para Venezuela ahora.
En primer lugar, enumera el acceso a los derechos especiales de giro que ha asignado el Fondo Monetario Internacional (FMI) para Venezuela, de poco más de 5.000 millones de dólares, “a los cuales no se puede acceder porque no hay un gobierno legítimamete reconocido internacionalmente”, acotó.
También, considera el fortalecimiento de las reservas internacionales y acceder al crédito internacional. “Nada de eso puede ocurrir mientras haya este colapso político, que genera un colapso económico en Venezuela, una destrucción institucional”, lamentó.
Para Sutherland, el nuevo cono monetario debería ser la “corona” de un “plan de ajuste y de estabilización macroeconómica de amplio calado”, uno cuya ausencia lamenta, de nuevo, en esta oportunidad.
“Es evidente que hace falta un plan económico que explique cómo frenar la escalada de precios. Sin esa ‘guía para la acción’ no hace falta ser un arúspice romano para imaginar que los resultados serán los mismos: más inflación y un cono monetario que durará menos de un parpadear”, dijo Sutherland.
Según datos extraoficiales del OVF, para el mes de julio de 2021 se registró una inflación mensual de 6,4%, una acumulada de 333% y una interanual de 2.615.5%. El índice Café con Leche de Bloomberg, una medida de la inflación, registró un alza del 2.575% durante el año pasado.
Según datos del BCV, actualizados hasta el mes de mayo, en los primeros cinco meses de 2021 los precios en el país subieron 264,8% y en el último año 2.719,47%.