Caracas — El Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó la mayor inyección de recursos de su historia, con 650.000 millones de dólares, destinados a ayudar a las naciones a lidiar con la creciente deuda y las consecuencias de la pandemia de Covid-19, publicó Bloomberg a inicios de esta semana.
Venezuela, sin embargo, será la excepción. Aunque le correspondía una asignación de 5.100 millones de dólares, el FMI no le entregará los fondos. La razón: la falta de claridad en torno a quiénes son las autoridades del país.
“La crisis política en curso en Venezuela ha llevado a una falta de claridad en la comunidad internacional, como se refleja en la membresía del FMI, con respecto al reconocimiento oficial del Gobierno”, había explicado a Bloomberg News el portavoz del FMI, Gerry Rice, a mediados de abril.
Más de 50 países del mundo, liderizados por los Estados Unidos -el mayor accionista del FMI-, reconocen al líder de la oposición, Juan Guaidó, como presidente encargado de Venezuela, tras su juramentación en enero de 2019, posterior a las controvertidas elecciones presidenciales de 2018.
La ayuda financiera del FMI habría sido equivalente a alrededor del 80% del stock anual de las reservas internacionales actuales del país. Aunque constituye un revés para el gobierno venezolano, este no se ha pronunciado al respecto.
En 2019, el FMI ya había suspendido el acceso de Venezuela a los derechos especiales de giro (DEG) por el caos político. Pero la relación con el FMI, según recordó Bloomberg, ya era polémica desde antes: en 2007, el fallecido expresidente Hugo Chávez se comprometió a cortar los lazos con la organización, argumentando que simplemente servía a los intereses estadounidenses.
La creación de los activos de reserva es la primera desde los US $ 250.000 millones emitidos justo después de la crisis financiera mundial de 2009, y la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, lo calificó como “una vacuna en el hombro del mundo” que ayudará a impulsar la estabilidad económica global, publicó Bloomberg esta semana.
“La distribución de DEGs beneficiará a todos los miembros, abordará la necesidad global de reservas a largo plazo, construirá confianza e impulsará la resiliencia y estabilidad de la economía global”, dijo Georgieva en una declaración el lunes, recogida por Eric Martin. “En particular, ayudará a los países más vulnerables a lidiar con el impacto de la crisis del Covid-19″, agregó.
En total, publicó Bloomberg, el 58% de los nuevos DEG se destinarán a las economías avanzadas, y el 42% a las emergentes y en desarrollo. Así, de los US$650.000 millones, unos US$21.000 millones irán a países de bajos ingresos y US$212.000 millones a otros países de mercados emergentes y en desarrollo, sin contar a China, según los cálculos del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.