Bloomberg — A lo largo del mundo, los tenedores de bonos de Gobierno han visto las pérdidas acumularse este año, ya que un repunte de la inflación y el crecimiento económico presionan a los bancos centrales para que suban las tasas de interés.
Esto hace que sean aún más notables las ganancias obtenidas por los bonos con calificación basura de Ecuador, una nación sudamericana que estaba sumida en la recesión incluso antes de la pandemia y que se vio obligada a reestructurar US$17.400 millones en deuda el año pasado, una medida que las empresas calificadoras consideraron como un incumplimiento.
Los rendimientos de los bonos de la nación han superado el 28% este año, más que cualquier otro país, según un índice de Bloomberg Barclays. Es el resultado de una confluencia de factores: una campaña de vacunación ininterrumpida, el aumento de los precios del petróleo y el optimismo de que la victoria electoral en abril del presidente Guillermo Lasso, un exbanquero, marcará el comienzo de una ola de reformas amigables con el mercado.
Las ganancias contrastan con la experiencia de los inversionistas en otros grandes países de América Latina, donde, en medio de las consecuencias económicas de la pandemia, se ha observado agitación política o el ascenso de partidos de izquierda. La vecina Colombia se vio sacudida este año por sangrientas protestas por los malogrados planes de aumento de impuestos del presidente. En Chile, un exlíder estudiantil de izquierda está a la cabeza de la carrera presidencial. Y los bonos y la moneda de Perú han caído a medida que el presidente Pedro Castillo, un exmaestro de escuela rural de un partido marxista, pide una nueva Constitución y que se tomen medidas enérgicas contra los monopolios en las industrias de servicios públicos y financieras.
“Ecuador se está convirtiendo en una especie de isla en la región”, dijo Gorky Urquieta, administrador de fondos de Neuberger Berman, cuya firma tiene alrededor de US$30.000 millones en deuda de mercados emergentes.
Lasso derrotó al protegido izquierdista del expresidente Rafael Correa, autoproclamado socialista y aliado de Venezuela que incumplió el pago de US$3.200 millones de deuda en 2008. La victoria de Lasso desencadenó un repunte que hizo que los bonos ecuatorianos con vencimiento en 2030 ganaran 35 centavos de dólar y llegaran a 87 centavos. Es posible que suban más después de que la tasa de interés pase de 0,5% a 5% fines de julio.
Durante la campaña para la segunda vuelta electoral, Lasso, de 65 años, abandonó su imagen aburrida y puso de moda unas zapatillas rojas a medida que conectaba con los votantes jóvenes. Se comprometió a vacunar a 9 millones de personas en sus primeros 100 días.
La campaña de vacunación ha sido eficaz, y el país está a unas ocho semanas de vacunar a las tres cuartas partes de su población, un ritmo equivalente a la trayectoria de la Unión Europea, según el conteo de vacunaciones de Bloomberg.
Lasso ha comenzado a iniciar reformas económicas, reduciendo los derechos de aduana y las restricciones a la importación y ordenando cambios en la industria petrolera en un intento por atraer más inversión privada.
“Ecuador ha tenido su cuota de inestabilidad económica a lo largo de los años”, señaló Dan Shaykevich, codirector de bonos soberanos y de mercados emergentes de Vanguard Group Inc. “Pero este también es un país donde hay una democracia sólida y un cambio de liderazgo que está tratando de llevar a cabo políticas que sean sostenibles a largo plazo”.
Lasso todavía enfrenta desafíos considerables. La economía se contrajo casi un 8% el año pasado, un récord, y el Fondo Monetario Internacional proyecta que solo crecerá un 2,5% en 2021, menos de la mitad del ritmo previsto para la región.
El poder de Lasso para estimular la economía también es limitado porque Ecuador utiliza el dólar estadounidense como moneda, por lo que no puede depender de la política monetaria para contrarrestar las desaceleraciones. Las reformas tributarias y laborales que Lasso prometió durante la campaña probablemente enfrentarán obstáculos en la Asamblea Nacional, donde dos tercios de los legisladores están afiliados a partidos de centro-izquierda escépticos de los cambios favorables al mercado.
Lasso también depende de las entidades financieras multilaterales, encabezadas por el FMI, para que le sigan proporcionando financiación externa mientras trabaja en la recuperación de la inversión privada. El FMI concedió US$4.000 millones en fondos de emergencia el año pasado y el ministro de Finanzas, Simón Cueva, está tratando de alcanzar un acuerdo revisado con el fondo en agosto.
Cueva, exrepresentante del FMI en Bolivia, quiere suavizar algunas de las condiciones impuestas por el banco para evitar que se repitan las protestas que sacudieron a Ecuador a fines de 2019 y a Colombia este año.
Fitch Ratings y S&P Global Ratings califican a la nación seis escalones por debajo del grado de inversión, mientras que Moody’s Investors Service tiene una calificación de Caa3 para Ecuador, nueve niveles dentro de la categoría basura. Cueva quiere crear los fundamentos para que la nación finalmente obtenga el grado de inversión.
Ashmore Group, uno de los mayores tenedores de deuda ecuatoriana, se aferra a sus bonos, alentado por las promesas de Lasso de apuntalar la economía.
“Todavía lo encontramos atractivo, pero ya no es barato”, dijo Gustavo Medeiros, subdirector de investigación en Ashmore. “Es difícil estar corto o subponderado en un bono con rendimientos tan altos en un país que está haciendo lo correcto”.