Bloomberg — Los operadores de aceite vegetal se están moviendo para anticiparse a las expectativas sobre si la Argentina, el mayor proveedor mundial de aceite de soja, aumentará sus exportaciones en casi un 10%.
La industria argentina de biocombustibles anticipa que se liberen 500.000 toneladas adicionales de aceite de soja para su exportación después de que el país sudamericano aprobó la semana pasada una nueva ley que reduce a la mitad el volumen de biodiésel que se mezcla en el diésel. Esto podría afectar al mercado global y a Argentina, que el año pasado envió 5,36 millones de toneladas de extracto de soja:
El cambio podría provocar un descenso en los precios del aceite de soja, según Terry Reilly, analista senior de materias primas de Futures International LLC en Chicago. Los contratos para entrega en diciembre ya han bajado un 4% esta semana. Los precios más bajos beneficiarían a La India, el mayor cliente de Argentina.
Ahora habrá menos preocupaciones por la escasez mundial de aceite vegetal en momentos en que una sequía paraliza la cosecha de canola de Canadá y la demanda de alimentos aumenta, dijo John Baize, analista independiente que asesora al Consejo de Exportación de Soja de Estados Unidos.
La medida incrementará las exportaciones de aceite de soja de Argentina en aproximadamente un 8% anual, predice Rich Nelson, estratega jefe de Allendale Inc. en Illinois. “Combinado con las expectativas de un aumento del aceite de palma el próximo año, se sumará a la percepción de precios más bajos en 2022”, dijo Nelson en un correo electrónico, y agregó que no ve un impacto a corto plazo en los precios de EE.UU.
Hay una advertencia: Argentina no ha cumplido con el antiguo mandato del 10% del biodiésel en los últimos 18 meses, según Claudio Molina, director de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno. La mezcla ha promediado un 4%, debido a que los fabricantes luchan por ser rentables en medio de un repunte de las materias primas y una alta inflación. El Gobierno también recortó temporalmente el mandato en el primer trimestre para aliviar la presión sobre los precios del combustible.
En esencia, la nueva ley solo ratifica lo que ya estaba ocurriendo, dijo Molina. Así que no vamos a ver 500.000 toneladas adicionales de aceite de soja para la exportación. Eso ya habría sucedido el año pasado, añadió.
Diésel sucio
La reducción de la mezcla viola los objetivos climáticos al volver mas sucio el diésel, según Molina, aunque el ministro de Desarrollo Productivo argentino, Matías Kulfas, dijo a peridistas el martes (20 de julio) que la decisión se tomó junto con otras medidas para encaminar al país hacia energías más limpias. Con Argentina desesperada por conseguir dólares de exportación para ayudar a su economía, también es preferible enviar productos de soja en lugar de mantenerlos en casa como ingredientes para el combustible, sostuvo.
“Si se observa el mundo, las grandes apuestas para la movilidad sostenible son el hidrógeno, las baterías de litio y los ciclos de las centrales eléctricas de cero emisiones”, dijo Kulfas. “No veo a los biocombustibles a la vanguardia de la agenda internacional de combustibles limpios”, concluyó.
Con asistencia de Marcy Nicholson y Michael Hirtzer.