Bloomberg — Colombia, sacudida por las protestas, va camino de superar rápidamente las 100.000 muertes por el virus covid-19, mientras el gobierno trata de equilibrar la posibilidad de que los ciudadanos trabajen, y coman, con la de protegerlos de la pandemia mediante la reapertura de amplios sectores de la economía.
La lentitud de la vacunación y la agitación social han hecho que las infecciones y la mortalidad en Colombia sigan aumentando. Solo en los últimos cinco días, el país de 50 millones de habitantes ha marcado nuevos récords de muertes diarias, registrando hasta 599 víctimas mortales solo el martes. Al ritmo actual, Colombia alcanzará las 100.000 muertes tan pronto como el domingo (20 de junio).
Colombia es el cuarto país del mundo con mayor tasa de mortalidad per cápita en la última semana, entre más de 125 países analizados por Bloomberg. Los nuevos casos diarios han superado los 29.000 este mes, amenazando con sobrecargar el sistema de salud, que ya se enfrenta a la escasez de suministros, incluido el preciado oxígeno. Los bloqueos y el cierre de las fronteras con los países vecinos no han conseguido aliviar la crisis, pero han afectado a la economía.
En América Latina ha habido más de 35 millones de infectados por el coronavirus y más de un millón de muertos. La directora de la Organización Panamericana de la Salud, Carissa Etienne, declaró recientemente que este año ha sido peor que el anterior para la región. Pidió un aumento urgente de la vacunación, advirtiendo que, de lo contrario, controlar el virus llevará años. El miércoles, la Organización Mundial de la Salud pidió a las naciones ricas que se han comprometido a donar 1.000 millones de dosis de vacunas que den prioridad a América Latina.
La situación es especialmente delicada en Colombia, donde la proporción de personas que viven en la pobreza aumentó durante la pandemia hasta superar el 42%. La economía colombiana sufrió el año pasado el mayor desplome de su historia, dejando a millones de personas sin poder permitirse tres comidas al día, según la agencia nacional de estadística.
Desde abril, el país andino se ha visto sacudido por semanas de protestas antigubernamentales. Iniciadas por un plan de aumento de impuestos a la clase media, que luego fue retirado, las manifestaciones se han transformado en un movimiento de masas con una serie de quejas que incluyen la brutalidad policial, la corrupción y la desigualdad.
Miles de personas salieron a las calles y los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad dejaron más de 40 muertos. Se han producido pérdidas de miles de millones de dólares después de que los bloqueos de carreteras afectaran a las cadenas de suministro y obligaran a miles de empresas a cerrar, amenazando con hacer descarrilar la frágil recuperación.
Ahora, con una mortalidad que se eleva a 193,8 muertos por cada 100.000 habitantes, el Presidente Iván Duque dijo recientemente que “tenemos que ser conscientes de que en las últimas semanas esta situación se ha deteriorado, dadas las concentraciones masivas que se han producido en diferentes puntos de nuestra geografía”.
Para calmar a la inquieta población, el gobierno está reabriendo la economía y comenzó a suavizar las restricciones de movilidad este mes. Las escuelas, las universidades y la mayoría de las empresas pueden funcionar sin restricciones de horario. Las ciudades con una ocupación inferior al 85% pueden celebrar eventos deportivos y conciertos siempre que no se utilice más de una cuarta parte de la capacidad del recinto.
El Gobierno está corrigiendo una política “errónea” que provocó la pérdida de 5 millones de empleos, de los cuales sólo se ha recuperado la mitad, según Jorge Restrepo, profesor de economía de la Universidad Javeriana de Bogotá.
“Este cambio en la política de salud es justo para buscar la recuperación de la economía”, dijo. “Los bloqueos no son efectivos, especialmente en una economía en la que la mayoría vive al día”.
Sin embargo, médicos y científicos afirman que el país se enfrenta a lo peor de la pandemia. Más de 100 asociaciones médicas y científicas publicaron una carta el 7 de junio en la que señalaban que el sistema sanitario está desbordado y advertían de que las muertes podrían alcanzar pronto más de 800 al día si no se retrasa la reapertura de la economía.
La población está sufriendo la escasez de oxígeno y otros suministros médicos, así como de personal sanitario, dijeron en la carta. La reapertura de la economía “implicará que la población no cuente con la atención médica que requiere”, señalaron.
Colombia, como muchas otras naciones de la región, ha tenido un lento despliegue de vacunas, con sólo el 8% de la población totalmente vacunada, mientras el gobierno se esfuerza por acelerar el ritmo. Hasta el miércoles se habían administrado casi 14 millones de dosis de los más de 19 millones que han llegado al país.
Jorge Martín Rodríguez, profesor de políticas de salud pública en la Universidad Javeriana, culpó a las barreras burocráticas que dificultan que las personas fueran elegibles para la inoculación. Pero con más lugares de vacunación masiva, algunos de esos obstáculos se están eliminando, dijo.
Aun así, el uso de la UCI en algunas de las ciudades más grandes está por encima del 95%, y Rodríguez tiene dudas sobre la posibilidad de suavizar las restricciones.
“Estamos en el peor momento”, dijo Rodríguez. “¿Pensar que en este momento, con un sistema sanitario colapsado, debemos reabrir y la economía se recuperará? Puede ser, pero ¿a qué precio?”.
-- Con la ayuda de Sebastián Boyd.