Los políticos de América Latina, una región que representa más de la mitad de los recursos de litio del mundo, pretenden aumentar el papel del Estado en una industria que es crucial para alejar al mundo de los combustibles fósiles.
En Argentina, las empresas estatales de energía están ingresando al negocio del litio mientras las autoridades hacen una apuesta por desarrollar industrias downstream. En Chile, un importante candidato presidencial quiere hacer algo similar justo cuando la nación redacta una nueva Constitución que podría dar paso a normativas más estrictas para las mineras. En México, el Gobierno está estudiando la posibilidad de nacionalizar prospectos de litio.
Es cierto que nadie en el poder está hablando de expropiar activos en producción, y gran parte del discurso antinversionista en Chile proviene de grupos opositores. No obstante, al exacerbar las desigualdades y exponer las vulnerabilidades de la cadena de suministro, la pandemia está avivando un nacionalismo de recursos que podría conducir a condiciones menos favorables para los productores, justo cuando están buscando crecer para aprovechar el naciente auge de baterías de iones de litio.
“La confiabilidad de los recursos y el país es algo que las empresas de batería y autos miran”, dijo el analista de BTG Pactual César Pérez-Novoa. “Así que es un riesgo”.
La perforadora estatal de petróleo argentina YPF SA confirmó este mes que explorará en busca de litio y participará en la licitación para la producción de baterías a través de una nueva unidad, una estrategia similar a la que utilizó para su diversificación hacia la energía renovable.
El presidente Alberto Fernández está revitalizando otra empresa estatal de energía, después de que el Gobierno anterior intentara privatizar muchos de sus activos.
Los países productores de litio han tenido poco éxito en agregar valor a sus industrias de productos básicos debido a la distancia a la que están de los centros de demanda y, a veces, el adverso entorno empresarial. En el caso de Bolivia, los requisitos para invertir en downstream han sido una de las barreras para extraer litio de los yacimientos.
Argentina confía en contar con estrechos lazos con China, su acreedor de última instancia, para abrir la puerta al sueño de las plantas locales de baterías y vehículos eléctricos. Autoridades argentinas han estado en conversaciones con Gotion High-Tech Co. y Ganfeng Lithium Co.
Un proyecto de ley redactado el año pasado por legisladores argentinos del Frente de Todos, que busca declarar al litio como un “recurso estratégico” está echando más leña al fuego. No obstante, el proyecto de ley no está en consideración actualmente, dijo una portavoz del partido oficialista.
En el principal proveedor de litio después de Australia, Chile, se espera que un proceso para reescribir la Constitución incluya un debate sobre cómo obtener más ganancias del sector, requisitos de licencia más estrictos y la clasificación del agua como un bien nacional para uso público.
No está claro si una nueva Constitución podría reformar los derechos de propiedad dado que el Estado ya es propietario de los minerales, dijo Renato Garín, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, quien fue elegido miembro de la convención constitucional que redactará la Carta Magna. Es probable que, en su lugar, el cambio radique en las normas ambientales, ya que están aumentando las preocupaciones sobre el impacto de la minería de litio en el salar de Atacama.
“La nueva Constitución, lo que va a empujar es un salto en este capitalismo minero que va a empujar más tecnologías de inversión”, dijo en una entrevista Garín, miembro independiente de tendencia izquierdista de la asamblea. “Cómo producir sin destruir”.
Los comentarios más fuertes provienen de México, donde el Gobierno está estudiando el control estatal de los activos. México aún no produce litio y, según analistas de BTG Pactual, es poco probable que el discurso se convierta en acción. Pero de todas formas aviva la incertidumbre.
Bolivia también está tratando de avanzar con un enfoque estatal para desarrollar sus vastos depósitos. Después de implementar una serie de pruebas piloto durante la última década –incluidos enormes estanques de evaporación para replicar el método de extracción de salmuera utilizado en Chile y Argentina–, la nación, que no tiene acceso al mar, está recurriendo a nuevas tecnologías.
Bolivia ha llamado a licitación para probar técnicas de extracción directa de litio (EDL) y está previsto que se anuncien los adjudicatarios en las próximas semanas, justo cuando la empresa estatal de litio y sus socios están finalizando trabajos en el procesamiento de prototipos y plantas de baterías. Sin embargo, los experimentos downstream y de EDL de Bolivia no ofrecen garantías de un aumento significativo en la producción en el corto plazo.