A cinco años de haber ocurrido, el Brexit no muestra ningún beneficio, solo dolor

Un camión de cargas en el puerto francés de Calais antes del Brexit.
Por Matthew A. Winkler
23 de junio, 2021 | 01:00 AM

Bloomberg — Han pasado cinco años desde que los ciudadanos del Reino Unido votaron a favor de salir de la Unión Europea y casi 200 días desde su tardía salida. La decisión parece estar funcionando a favor del Reino Unido, al menos en apariencia.

La economía crecerá un 6,4% en 2021, el segundo mejor dato entre los países desarrollados del Grupo de los Ocho, seguido de un aumento del 5,4% en 2022, la más alta del grupo, según la estimación media de 60 economistas encuestados por Bloomberg. El iShares Core FTSE 100 UCITS, el mayor fondo cotizado de inversión en el Reino Unido, muestra un apetito récord por la renta variable británica, con flujos de dinero que se han disparado un 126% desde 2016 hasta alcanzar un máximo histórico, según los datos recopilados por Bloomberg.

“Este país prosperará poderosamente”, dijo el primer ministro Boris Johnson tras llegar al acuerdo para abandonar la UE en diciembre.

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La aparente clarividencia de Johnson y todo ese dinero que fluye hacia los fondos del Reino Unido se ve desmentida por el deterioro de la productividad, la erosión del comercio global del país y ninguna señal de que la libra vaya a repuntar lo suficiente como para borrar su enorme depreciación, teniendo en cuenta que ha sido la de peor rendimiento entre las 10 principales divisas desde el referéndum del 23 de junio de 2016. Cualquier fortaleza que el Reino Unido muestre hasta finales del próximo año será efímera porque la economía ya es una sombra de lo que era antes de que se decidiera el Brexit.

En la primera hora tras el cierre de las urnas de aquel penúltimo jueves de junio, la libra se disparó hasta los US$1,50 desde los US$1,48 por la especulación de que el pueblo británico aceptaría la opinión consensuada de primeros ministros nacionales e internacionales, presidentes, ministros de finanzas, líderes empresariales y economistas y votaría a favor de permanecer en la UE. El mercado esperaba que el Reino Unido apoyara la permanencia porque se percibía ampliamente como el mejor resultado para el Reino Unido. Una vez que los votos a favor del “abandono” superaron a los del “permanencia”, la libra esterlina se desplomó un 8,05%, un récord, hasta un mínimo de 31 años, de US$1,3229.

La depreciación del 6,3% de la libra frente al dólar desde el referéndum convirtió a la libra esterlina en el hombre enfermo entre las principales divisas. Dinamarca, que a diferencia de Gran Bretaña nunca vaciló en su compromiso con la UE, sigue beneficiándose de la pertenencia: la corona lidera el mercado de divisas con una ganancia del 4,9% desde junio de 2016. Eso es ligeramente mejor que el euro, número 2, compartido por 19 países, que se ha apreciado un 4,8%. Ni siquiera el repunte del 23% de la libra desde el mínimo de la era de la pandemia de US$1,1412 en marzo de 2020, puede compensar su debilidad relativa.

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El gráfico muestra como la libra británica se ubica como la de peor rendimiento frente al dólar estadounidense entre las monedas de los principales países desarrollados desde el Brexit.

Para una nación insular históricamente empapada de comercio global, el Reino Unido vio cómo los negocios con su mayor socio comercial se redujeron drásticamente. El comercio con la UE cayó un 21% desde 2018 hasta los US$38.700 millones, el menor en 11 años. En cambio, Irlanda y Dinamarca, fervientemente proeuropeas, aumentaron su comercio con la UE en un 24% y un 5%. El comercio internacional de Gran Bretaña disminuyó un 14% desde 2018, mientras que el comercio mundial total se redujo un 8%, según datos recopilados por Bloomberg.

Durante gran parte del siglo XXI, el Reino Unido (impulsado por el dominio de los servicios financieros internacionales por parte de Londres) fue el líder del G-8 en términos de crecimiento económico. Fue el número 1 en 2014 y el número 2 en 2015 y 2016. El referéndum transformó a Gran Bretaña en un país de segunda fila, con un crecimiento del PIB que se hundió hasta el puesto 6 en 2017 y 2018, el número 5 en 2019 y muy probablemente el peor en 2020. Incluso si las previsiones son correctas y Gran Bretaña recupera el número 2 en 2021 y el número 1 en 2022, volverá a un ritmo de caracol del 1,8% en 2023, no mucho mejor que el 1,2% de Japón, según los economistas encuestados por Bloomberg.

El fuerte crecimiento en el PBI de Inglaterra será temporario, estiman economistas encuestados por Bloomberg

El Gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, en su primer comentario público desde que Gran Bretaña completó su retirada del mayor bloque comercial del mundo el 30 de diciembre, dijo a la Cámara de los Comunes en enero que el PIB será hasta cuatro puntos porcentuales más bajo en los próximos años de lo que habría sido si el país hubiera permanecido en la UE.

Mientras que Gran Bretaña está disminuida, Grecia hace lo contrario: evita el rechazo al euro, abraza la pertenencia a la UE y se recupera de la crisis de la deuda y la depresión provocadas por la crisis financiera. El crecimiento económico de Grecia superará el avance de la UE, del 4,4%, en casi un punto porcentual en 2022 y seguirá superándolo en 2023, según 18 economistas encuestados por Bloomberg. El comercio total entre Grecia y la UE aumentó un 16% desde 2018.

El rendimiento bursátil de las empresas inmobiliarias del Reino Unido, tradicionalmente líderes entre las de 16 países de Europa occidental, es anémico desde el referéndum. Durante los cinco años anteriores a la votación de 2016, las firmas del Reino Unido ganaron un 154% de media, la cuarta rentabilidad total (ingresos más revalorización) de las 124 empresas inmobiliarias que cotizan en bolsa en los países de Europa occidental. El grupo del Reino Unido descendió al puesto 6 durante los últimos cinco años, con una rentabilidad total del 74%, por debajo del 106% del grupo general, según datos recopilados por Bloomberg.

La debilidad relativa de las empresas inmobiliarias del Reino Unido se ve agravada por sus elevadas valoraciones, que cotizan a precios que son, de media, 36 veces sus beneficios futuros por acción, los más altos de Europa y un 41% superiores a la media de la región. El ratio del Reino Unido es también un 32% mayor que el del segundo país más caro, Suiza.

``Una de las razones de la disparidad podría ser que los inversores están mirando más adelante, en concreto, al repunte de los ingresos por alquiler, que puede ser más pronunciado en los pares del Reino Unido’', dijo Sue Munden, analista del mercado inmobiliario europeo de Bloomberg Intelligence.

Las empresas británicas, por su parte, siguen siendo menos competitivas. Las ventas de las empresas del Reino Unido por empleado, una medida de la productividad, ascendían en 2015 a US$2,4 millones, lo que ubicaba al país en el puesto 6 entre 20 de Europa occidental. La cifra estaba un 13% por encima de la media de la región. En el año más reciente, los ingresos por empleado disminuyeron a US$1,3 millones, lo que ubica al país en el puesto12 según los datos compilados por Bloomberg.

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El auge de los flujos de dinero de los fondos británicos oculta otra realidad: Las acciones del Reino Unido siguen teniendo rendimientos decepcionantes, lo que ve reflejado en la rentabilidad inferior del índice MSCI UK (del 31,5%) en comparación con el del índice MSCI All-Country World ( 96,3%) desde el 23 de junio de 2016.

El Brexit, en su etapa temprana, está demostrando no beneficiar a nadie, salvo a los políticos que lo defendieron. En todo caso, los mercados han determinado, cinco años después de que la mayoría de los británicos votaran en contra de sus propios intereses, que el Brexit está socavando las ventajas históricas de los servicios financieros con sede en Londres y perturbando el comercio de la UE, que representa alrededor del 50% de las importaciones británicas.

El resultado del Brexit es casi todo dolor y ningún beneficio.

-- Con asistencia de Shin Pei