Bloomberg — Un grupo brasileño de institutos y empresas ayudó a crear un índice para medir la igualdad racial a medida que las corporaciones están bajo una creciente presión para promover el componente social de sus objetivos ESG (ambiental, social y de gobernanza corporativa).
El Índice ESG de Equidad Racial mide los desequilibrios raciales en las empresas en función de la composición de la fuerza laboral, los salarios promedio y la distribución racial en la región donde opera la empresa, según el Pacto para la Promoción de la Equidad Social, que desarrolló el indicador. Las organizaciones que lo adopten serán auditadas de forma independiente y sus calificaciones se incluirán en sus métricas de ESG.
Si bien la adhesión al índice es voluntaria, el grupo apuesta por un efecto dominó, a medida que las grandes empresas les piden su adopción a sus proveedores y estimulan a la competencia a sumarse, según Jair Ribeiro, quien coordina el Pacto, gestionado por la Asociación para la Promoción de la Equidad Racial, una organización privada sin fines de lucro.
Las protestas por la desigualdad racial sistémica que sacudieron a Estados Unidos el año pasado han repercutido en todo el mundo, lo que ha provocado que más inversionistas tomen en serio que las empresas deben actuar de manera agresiva para combatir el problema. Las acciones aisladas tomadas hasta ahora por el Gobierno y las empresas no han hecho lo suficiente para promover la igualdad racial, dijo Gilberto Costa, director ejecutivo de JPMorgan Chase & Co. en Brasil y también coordinador del Pacto.
Puestos de liderazgo
El Instituto Brasileño de Geografía y Estadística estima que las personas negras constituyen alrededor del 56% de la población del país. Menos del 30% de los puestos gerenciales o de liderazgo en las empresas del país están ocupados por ese grupo racial, dijo Costa.
El índice también puntuará las inversiones que realizan las empresas para reducir las brechas en el sistema educativo de Brasil, incluidos los esfuerzos corporativos para mejorar la calidad de la educación en sus comunidades cercanas. Como la población negra representa una parte desproporcionada de los más pobres de Brasil, depende principalmente de la educación pública para competir en el mercado laboral, lo que crea desigualdades estructurales profundamente arraigadas, dijo Ribeiro.
El indicador fue creado por un equipo de economistas con información proveniente de personas de una gama de orígenes, incluidos abogados, profesionales del sector financiero, académicos y personas de industrias como la minería, el comercio minorista y la banca.