Bogotá — El saldo del Gobierno Petro en el Congreso de la República está en rojo. El hundimiento de la reforma tributaria es el mayor golpe del Ejecutivo en esta legislatura y el primero del nuevo ministro de Hacienda, Diego Guevara; y la mayor victoria este año fue la aprobación, en el primer semestre del año, de la reforma pensional, que entrará en vigencia.
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A pesar de todas las advertencias que emitieron funcionarios como el director de Planeación Nacional, Alexander López, y Daniel Rojas, ministro de Educación, sobre la necesidad de aprobar dicha ley de financiamiento para sacar adelante programas sociales indispensables, las comisiones económicas votaron a favor de la ponencia negativa del proyecto.
“Muy grave lo que pasa en el Congreso, especialmente para la clase media y los territorios y municipios que están esperando inversión. Estos recursos no eran para el presidente Petro, con esto afectan los subsidios a los servicios públicos de estrados 1, 2 y 3, los subsidios a la compra de vivienda de las familias más pobres. La decisión es golpear al pueblo por tratar de golpear a Petro”, expresó López.
Sobre esta reforma, el director de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, indicó que no aborda el problema de fondo de las cifras fiscales: un gasto público excesivo en relación con la capacidad de generación de ingresos (sin distorsionar aún más la decisiones de ahorro e inversión).
“Según nuestros cálculos, el Gobierno deberá recortar el presupuesto de 2025 en al menos COP$37 billones, una cifra superior a la estimada para este año (COP$33 billones). Sin embargo, la ley de financiamiento, en su versión más reciente, solo generaría alrededor de COP$3 billones en nuevos recursos en 2025″, explicó.
Lo que incluye impuestos con impactos muy negativos en el aparato productivo, como la medida que pretende triplicar el impuesto al carbono (así ahora sea en tres años). Cerca de COP$6 billones provendrían de un mayor endeudamiento, producto del adelantamiento en un año del cumplimiento paramétrico de la regla fiscal. “Estos recursos implican un mayor gasto, no mayores ingresos”.
“Casi los mismos que aprobaron ponerle el impuesto a la sopa de Carrasquilla, decidieron no bajarle los impuestos a todas las empresas de Colombia y a la clase media, para proteger los grandes pulpos, unas multinacionales de combustibles fósiles y a los empresarios oscuros de los juegos de suerte y azar en línea”, dijo el presidente Petro al conocer el hundimiento.
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Esta caída se suma a la que ya tuvo la reforma a la salud en la primera legislatura de este año. Un proyecto que, en su primera versión, superó dos debates en la Cámara de Representantes y que se quedó en su tercera discusión en el legislativo, luego del trabajo que realizaron algunos de los senadores de la oposición, con el apoyo de sus pares independientes.
Nueve senadores que habían anunciado su voto al archivo de la proposición ratificaron su postura y solo cinco decidieron apoyarla. Cifra que no fue suficiente. Esto ocurrió en abril, momento en el que el entonces ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, reconoció que “todos estamos de acuerdo que hay que hacer una reforma a la salud, pero proponemos que no se abra el debate, ustedes tendrán argumentos qué, por supuesto, no comparto, pero debo ser respetuoso con esos argumentos”.
Hoy la reforma a la salud, en un nuevo trámite, cursa su trámite en el Congreso de la República y ya inició su discusión en la Cámara de Representantes.
El año pasado, en junio, se hundió también la primera versión de la reforma laboral del Ejecutivo debido a que no reunió el quórum necesario para su votación en la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes.
En ese momento, Juan Alejandro Pérez, asistente de investigación de la Línea Democracia y Gobernabilidad de la Fundación Paz & Reconciliación (Pares), señaló que la presentación de la reforma a la salud ocupó la agenda durante varios meses, lo cual redujo el tiempo disponible para la votación y el debate de otras reformas, incluyendo la laboral. En segundo lugar, mencionó el escándalo de Bennedeti-Sarabia, el cual provocó que las votaciones se pospusieran durante dos semanas debido a la falta de quórum.
Pérez destacó que la reforma laboral nunca logró generar consensos entre los diferentes partidos políticos. Tanto el Partido Liberal, el Partido Conservador, La U, Cambio Radical y el Centro Democrático, se mostraron en oposición a esta propuesta de reforma. “La decisión de presentar todas las reformas de manera simultánea en la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes resultó poco acertada, especialmente considerando que se estaba saliendo recién del debate sobre la reforma a la salud”.
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Hoy la reforma laboral, en su versión 2.0, está en trámite en el legislativo, aunque vale mencionar que no le alcanzó el tiempo este 2024 y su debate se reanudará en 2025.
La mayor victoria del presidente Petro en el Congreso es la aprobación, durante el primer semestre del año, de la reforma pensional. Un proyecto aprobado en el último de cuatro debates, con 86 votos a favor, que tiene como objetivo fortalecer a Colpensiones, disminuir los subsidios a las pensiones altas y ampliar la cobertura del sistema.
Esta iniciativa, que entra en vigencia en junio de 2025, mantiene la edad de pensión para los hombres (62 años y 1.300 semanas cotizadas) y las mujeres (57 años), aunque para estas últimas las semanas se redujeron a 1.000.
