¿Cuántas mujeres hay en juntas directivas en Colombia y cómo está el país vs. LatAm?

En empresas de capital cerrado, la representación femenina se encuentra en 17,9% en las 100 empresas más grandes del país y un 21,6% en las 1.000 más grandes, de acuerdo con un informe del Club del 30%:

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Bogotá — Colombia es líder en diversidad de género en las juntas directivas en América Latina, con una participación de 23,1% de mujeres en estos órganos, y superando el promedio regional, que se ubica en 14%.

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Así lo revela un informe del Club del 30% que indica que, si bien es un avance, el ritmo de crecimiento aún es moderado.

En el caso de las empresas de capital cerrado, la representación femenina se encuentra en un 17,9% en las 100 empresas más grandes y un 21,6% en las 1.000 más grandes.

Por lo que, asegura este Club, se debe trabajar por generar mayor diversidad y equidad en los altos cargos de las compañías, teniendo como certeza que el balance de género en estos espacios lleva a resultados financieros, administrativos y humanos extraordinarios.

Recordemos que esta firma llegó a Colombia en 2019 con el objetivo de conseguir la cuota mínima de participación femenina del 30% en las juntas directivas de las empresas para 2026.

En Colombia tienen como aliado al Centro de Estudio en Gobierno Corporativo del CESA, cuyo análisis indica que de las empresas listadas en la bolsa, el 8,4% tiene una mujer a cargo de la presidencia de sus juntas directivas, y una participación como miembros de solo el 15%.

Mujeres tienen más dificultades para acceder a créditos

Las mujeres en Colombia enfrentan mayores dificultades que los hombres para acceder a créditos formales. Un estudio de la CAF (Banco de Desarrollo de América Latina) y la Banca de Oportunidades señala que esto se debe a experiencias negativas en el acceso a financiamiento, sesgos cognitivos de los asesores de crédito y un menor nivel de confianza en sí mismas a pesar de tener en muchas ocasiones un buen historial crediticio.

Además, a través de varios experimentos se demostró que la asesoría que reciben las mujeres difiere de la que reciben los hombres, que los asesores de crédito tienden a asociar a las mujeres un perfil de ingresos bajos y un score crediticio alto (lo que implica que las mujeres tengan una mayor probabilidad de aprobación, pero menor monto), o que las mujeres tienen un menor nivel de confianza en sí mismas, motivando a que se autoexcluyan del sistema financiero formal.

Diana Mejía, especialista senior en Inclusión Financiera de la CAF, manifestó que se viene trabajando en una agenda de inclusión financiera y género que se enfoca en apoyar a entidades públicas y privadas en la incorporación del enfoque de género tanto a nivel de la política pública y la regulación, como también en el diseño de productos y servicios financieros y no financieros de las instituciones financieras.

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Por su parte, Paola Arias, directora de la Banca de las Oportunidades, expresó que la colaboración entre gobierno, organismos multilaterales, la academia y el sector financiero debe orientarse hacia la ampliación de la educación financiera para el desarrollo de habilidades de autoconfianza y el empoderamiento económico de las mujeres. Al mismo tiempo, aseguró que se deben implementar estrategias de gestión del cambio dentro de la industria financiera para minimizar los sesgos en el trato hacia las mujeres durante todo el journey de crédito.

El primer experimento reveló que las mujeres tienen un menor nivel de confianza en sí mismas, motivando a que se autoexcluyan del sistema financiero formal. Esto se explica por la percepción relacionada con que cumplen menos con los compromisos que asumen en comparación con los hombres, a pesar de que, en la práctica, muestran un mejor comportamiento de pago.

Adicional a eso, el proceso de solicitud de crédito les genera más estrés y nerviosismo, algo que se puede relacionar con la creencia compartida, tanto por hombres y mujeres, de que el acceso al crédito es más complicado para ellas.

Y el segundo experimento buscó indagar sobre las experiencias negativas en el acceso a financiamiento. Las mujeres relacionan estas malas experiencias a rechazos por incumplimiento de los requisitos iniciales de la solicitud del crédito, particularmente aquellos como la certificación de ingresos, la antigüedad o el tipo de contrato laboral, reflejando las brechas que existen el mercado laboral. En paralelo, los hombres señalan como principales motivos la falta de historial crediticio y los reportes negativos en centrales de riesgo.