Bloomberg — Los precios al consumo y al productor de China bajaron en julio con respecto al año anterior, una señal de la presión deflacionista a medida que se debilita la demanda en la segunda mayor economía del mundo.
El índice de precios al consumo cayó un 0,3% el mes pasado respecto al año anterior, según informó el miércoles la Oficina Nacional de Estadística, lo que supone su primer descenso desde febrero de 2021. Los economistas encuestados por Bloomberg habían previsto un descenso de los precios del 0,4%.
Los precios de producción cayeron por décimo mes consecutivo, contrayéndose un 4,4% en julio respecto al año anterior, algo peor de lo esperado. Es la primera vez desde noviembre de 2020 que tanto los precios de consumo como los de producción registran contracciones.
China está experimentando un raro periodo de caída de precios, al debilitarse la demanda de los consumidores y las empresas tras un estallido inicial en el primer trimestre a raíz del fin de las restricciones pandémicas. La prolongada caída del mercado inmobiliario, el desplome de la demanda de exportaciones y la moderación del gasto de los consumidores están lastrando la recuperación de la economía.
La oficina de estadística atribuyó el descenso de los precios al consumo a la elevada base de comparación con el año pasado, afirmando que es probable que la contracción sea temporal y que la demanda de los consumidores siguió mejorando en julio.
“Al desvanecerse gradualmente el impacto de la elevada base del año pasado, es probable que el IPC repunte gradualmente”, declaró Dong Lijuan, jefe de estadística de la ONE, en unos comentarios adicionales poco frecuentes que acompañan a los datos oficiales.
La inflación subyacente, que excluye los volátiles costes de los alimentos y la energía, subió del 0,4% al 0,8%, señal de una demanda subyacente, aunque moderada, en la economía. Un desglose de las cifras de inflación al consumo mostró que los precios de los bienes domésticos, los alimentos y el transporte se contrajeron, mientras que los precios del gasto en servicios, como el ocio y la educación, subieron.
El Hang Seng China Enterprises Index recortó una pérdida anterior de hasta el 0,9% para cotizar un 0,3% por debajo de las 9:50 a.m., mientras que el índice de referencia en tierra CSI 300 de acciones cotizó con pocos cambios.
Según el deflactor del producto interno bruto -una medida de los precios de toda la economía-, China sufrió deflación en el primer semestre del año. El Fondo Monetario Internacional define la deflación como “un descenso sostenido de una medida agregada de los precios”, como el IPC o el deflactor del PIB.
Aunque la deflación favorece que el Banco Popular de China añada estímulos monetarios, el banco central se enfrenta a varias limitaciones que le hacen ser cauteloso, como un yuan más débil y elevados niveles de deuda en la economía. Los analistas esperan que el BPC adopte medidas moderadas de relajación de la política monetaria en lo que queda de año.
A diferencia de la caída temporal de los precios al consumo de finales de 2020 y principios de 2021, impulsada por la bajada de los precios del cerdo, la contracción de esta vez se debe a factores a más largo plazo, como la caída de la demanda externa y el declive inmobiliario. Con la caída de los precios de exportación, China va a trasladar la presión deflacionista a otros países a través de su enorme comercio de mercancías.
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