Apostar por un mercado petrolero más ajustado ha sido un mal negocio durante la mayor parte de este año. Pero hay indicios de que por fin está dando sus frutos.
Tras languidecer durante meses, el crudo superó los US$80 el barril en Londres la semana pasada, a medida que la demanda de combustible en China y otros países se recupera de la pandemia y alcanza nuevos máximos. Esto sucede justo cuando los recortes de producción de Arabia Saudí y sus aliados de la OPEP+ están a punto de vaciar rápidamente los tanques de almacenamiento de todo el mundo.
“Esperamos un fuerte endurecimiento del mercado”, declaró Toril Bosoni, responsable de mercados petrolíferos de la Agencia Internacional de la Energía en París, en una entrevista con Bloomberg. “Como la demanda aumenta estacionalmente, creemos que existe el riesgo de que los precios sigan subiendo en el tercer trimestre”.
Además de recompensar a los operadores alcistas, eso impulsaría a los productores de energía desde Texas hasta Moscú. También pondría en peligro la economía mundial, que se ha beneficiado recientemente de la relajación de los costes del combustible y el enfriamiento de la inflación, y afectaría a la suerte de los líderes políticos: desde la candidatura a la reelección del presidente Joe Biden, hasta la guerra emprendida en Ucrania por Vladimir Putin.
Aún no está nada claro si la vuelta del crudo Brent a los US$80 por barril es un punto de inflexión que anuncie un importante repunte de los precios. Los nubarrones económicos siguen ensombreciendo el horizonte, desde la inestabilidad de los indicadores chinos hasta la subida de los tipos de interés, y siguen llegando barriles de crudo a bajo precio desde Irán y Rusia.
Pero, al menos, el mercado parece haber encontrado un suelo.
Los analistas del petróleo pasaron la primera mitad del año rebajando sus expectativas de precios. Abandonaron sus previsiones iniciales de volver a los US$100 por barril ante el mediocre crecimiento económico, a pesar de los repetidos esfuerzos de Arabia Saudí por estimular los precios con su producción.
Sin embargo, los analistas se aferraron a la idea de que los próximos seis meses traerían un mercado más fuerte, y la semana pasada las piezas empezaron a encajar. Los futuros del Brent, la principal referencia internacional, se dispararon hasta alcanzar su nivel más alto desde mayo.
“Es el punto de inflexión que esperaba el mercado”, afirmó Jorge León, vicepresidente senior de investigación del mercado petrolero de la consultora Rystad Energy A/S. “Parece el comienzo del verano caliente en el mercado del crudo”.
Recortes OPEP
La crisis se produce cuando los recortes de producción de los saudíes y otros miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo empiezan a surtir efecto.
Los diferenciales de precios de las calidades de crudo químicamente similares a las que envía Riad están subiendo en el mercado de carga. La semana pasada, el reino dio un nuevo impulso a los mercados al anunciar que el recorte unilateral adicional de 1 millón de barriles diarios iniciado este mes se prolongaría hasta agosto.
Incluso Rusia, tras muchos retrasos, parece estar tomando cartas en el asunto. Durante gran parte de este año, Moscú ha incrementado las exportaciones de crudo y maximizado las ventas para financiar su guerra contra Ucrania, al tiempo que se comprometía a recortar la producción. Los datos de seguimiento de petroleros recopilados por Bloomberg muestran que, en las cuatro semanas transcurridas hasta el 9 de julio, el país redujo sus exportaciones en aproximadamente un 25%.
Según Standard Chartered Plc, el balance de la oferta y la demanda ya pasó de superávit a déficit en junio. El déficit se duplicará con creces en los próximos meses, con lo que los inventarios de petróleo se vaciarán en 2,8 millones de barriles diarios en agosto, según las estimaciones del banco.
“Todos los factores microfundamentales se están volviendo finalmente alcistas”, dijo Trevor Woods, director de inversiones del fondo de cobertura de materias primas Northern Trace Capital LLC. “Estas extracciones van a ser enormes”.
Bancos escépticos
Muchos operadores petroleros siguen escépticos sobre las perspectivas de una subida de precios.
La demanda sigue a merced de un entorno económico incierto, desde la contracción del sector manufacturero chino hasta la atonía del crecimiento en Europa y el temor a que la subida de los tipos de interés en Estados Unidos desencadene una recesión. La semana pasada, la AIE recortó las previsiones de consumo mundial de combustible para este año.
En cuanto a la oferta, la producción está aumentando desde Estados Unidos hasta Brasil y Guyana. Incluso dentro de la OPEP+, miembros como Irán y Venezuela, exentos de recortar la producción, están aumentando las ventas de petróleo. Según la consultora Kpler Ltd., las exportaciones de Teherán han alcanzado su nivel más alto en cinco años.
Algunos de los analistas de Wall Street que en su día pronosticaron un crudo a US$100 están ensombreciendo sus previsiones. JPMorgan Chase & Co. sostiene que la OPEP+ tendrá que recortar aún más la producción, mientras que Morgan Stanley considera que el mercado volverá a ser excedentario el año que viene.”Mucho depende de la demanda”, afirma Martijn Rats, estratega mundial de petróleo de Morgan Stanley en Londres. ”Pero la oferta parece estar ahí para satisfacerla”.Aun así, muchos observadores del mercado ven importantes subidas. Y, por supuesto, el actor más poderoso del mercado del petróleo está en ese lado de la apuesta.
Arabia Saudí, que necesita amplios ingresos del petróleo para financiar los planes de transformación económica y social del príncipe heredero Mohammed bin Salman, ha dicho que hará lo que sea necesario para mantener el equilibrio del mercado del petróleo y podría prolongar aún más sus recortes voluntarios.
“Salvo que se produzca una brusca desaceleración macroeconómica, las estrellas se están alineando para una fuerte subida del precio del crudo” hasta los 90 dólares el barril, afirma Bob McNally, presidente de la consultora Rapidan Energy Group, con sede en Washington, y antiguo funcionario de la Casa Blanca.
-Con la colaboración de Francine Lacqua, Devika Krishna Kumar, Sharon Cho y Alex Longley.
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