San Pedro Sula — Tras ocho entrevistas con los reclutadores de una institución bancaria, a Carlos* le entregaron un sobre sellado. Recursos Humanos le indicó que no podía abrirlo y debía presentarlo en un laboratorio clínico para hacerse exámenes físicos. Luego, se percató de que una de las pruebas de sangre solicitadas era del VIH, pero él, al igual que muchas personas, desconocía que esta prueba no debe ser un requisito para obtener un empleo o permanecer en él.
“Hay muchas leyes en Honduras, pero la mayoría no se cumplen. Necesitamos ver cómo se vuelve a incidir en que las empresas no tengan como requisitos hacerse una prueba del VIH para optar a un trabajo”, dijo José Zambrano, activista por los derechos LGBTIQ+ en Honduras a medios de la capital.
A más de 40 años desde que se encontró el primer caso del VIH (virus de la inmunodeficiencia humana) en el mundo, mucho ha cambiado. Al principio, se vio como una enfermedad que acabaría con la población y en algunos países, disminuyó la esperanza de vida en más de 20 años y su impacto socioeconómico era muy serio.
En la actualidad, un tratamiento que antes costaba hasta US$ 20.000 al año, hoy ronda los US$ 60, “menos de lo que cuesta tratar a un diabético y la hipertensión, y con la certeza de que se esta persona llevará una vida plena y económicamente activa”, dijo Lucrecia Castillo, coordinadora del Programa Regional de VIH/sida de Usaid para Centroamérica.
Sin embargo, el estigma y la discriminación hacia las poblaciones afectadas sigue y se manifiesta en prácticas y políticas, algunas veces tácitas, que bloquean respuestas efectivas al VIH y obstaculizan el ejercicio de los derechos de las personas con VIH o en riesgo. Organizaciones regionales señalan que persisten desafíos en los sistemas de salud, en el lugar de trabajo o en ambientes educativos; y de igual manera en la comunidad y en el hogar.
Castillo, quien disertó en el Foro sobre la implementación de Políticas Inclusivas en respuesta al VIH que organizó la Cámara de Comercio e Industria de Tegucigalpa (CCIT) días atrás, dijo que a nivel mundial hay más mujeres y niños infectados que hombres, una tendencia que también ocurre en algunos países de la región.
Honduras es el país de América Latina con mayor proporción de mujeres diagnosticadas con VIH, según la Fundación Llaves que desde 1999 trabaja en defensa de los derechos de la población que vive con el virus. El promedio regional es del 30%, mientras que en el país centroamericano los diagnósticos en mujeres representan el 45%.
Entre la ignorancia y el estigma
Según un informe de la International Planned Parenthood Federation (IPPF), “las mujeres que viven con VIH continúan enfrentándose a la ignorancia, el estigma y la discriminación cuando acuden a servicios de salud sexual y reproductiva y sufren violaciones a sus derechos”.
Las afirmaciones han sido corroboradas por el Foro Nacional de VIH/sida (Forosida), que en un manifiesto a propósito del Día Mundial de la Lucha contra el VIH/sida, que se conmemora cada 1 de diciembre, dijo que frecuentemente están escuchando los reclamos de las personas que, sin distinción de edad, sexo, género, orientación e identidad sexual o grupo étnico, “siguen enfrentando la atención deshumanizada en algunos servicios de atención integral o centros hospitalarios donde los principios de la bioética sobre todo el de la confidencialidad siguen siendo irrespetados”.
Esta realidad se traspasa a empresas e instituciones, tanto privadas como públicas, donde algunas siguen realizando pruebas del VIH sin el consentimiento de sus trabajadores o candidatos a una plaza de empleo, pese a que el artículo 58 de la Ley Especial sobre VIH/Sida señala que es prohibido e implica una violación de derechos.
El proceso de consentimiento informado de las personas para la realización también es ley en el resto de la región.
“Quizás uno se queda callado ante esa situación por el miedo a que le digan algo, pero es tu derecho decidir compartir o no tu estado de salud y es parte de la igualdad, decírselo a quien quieras, cuando tú desees”, dijo Ronald Canizález, estudiante salvadoreño, quien compartió su experiencia de vivir con VIH en Centroamérica durante un foro virtual organizado por la Asociación Panamericana de Mercadeo Social (PASMO).
Desde 1985, cuando inició de la epidemia de VIH en Honduras hasta de septiembre de 2022 se registraron por notificación 40.724 casos, muestra la Unidad Vigilancia de la Salud, de la Secretaría de Salud.
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