QUITO — El riesgo país se ubicó en 1.488 puntos este 13 de julio, según la última medición de Ambito. Esto es 323 puntos más que el 30 de junio, el día en que terminaron las protestas contra el Gobierno de Guillermo Lasso.
¿Por qué si las manifestaciones terminaron el riesgo país no cede? Existen, en principio, dos explicaciones. La una es que la sensación de inestabilidad política permanece en los mercados internacionales a pesar de que casa adentro existe un ambiente de calma.
Además, los inversionistas tienen presente que el Gobierno debe asumir nuevos compromisos con el movimiento indígena que pueden comprometer las cuentas nacionales. Según cálculos iniciales, lo ofrecido por Lasso a la Conaie sumaría unos US$ 900 millones. A esto se suman las pérdidas registradas durante el paro, que superan los US$ 1.000 millones.
Un segundo factor sería el cambio en el Ministerio de Finanzas, con el ingreso de Pablo Arosemena en reemplazo de Simón Cueva la semana pasada. Cueva manejó la economía nacional con alta austeridad y prudencia y tenía una muy buena relación con los multilaterales.
Aunque Arosemena ha asegurado que mantendrá el orden fiscal, también ha prometido que habrá más gasto social, luego de que se revelara que la ejecución presupuestaria promedio ronda el 30%.
LA ESCALADA MÁS ALTA DESDE ABRIL 2021
Esta escalada del riesgo país es la más alta desde las elecciones presidenciales del año pasado, cuando llegó a 1.169 en abril de 2021 ante la incertidumbre de quién asumiría el poder. Luego, tras la ganancia de Lasso, bajó considerablemente y se ubicó entre 700 y 800 puntos a lo largo de este tiempo, hasta el inicio del paro, el pasado 13 de junio.
Aunque el Ecuador no tiene planeado emitir bonos en este momento –donde se notaría más la incidencia de este indicador-, el riesgo país sí es un índice de confianza entre los mercados internacionales.
El riesgo país es elaborado por el banco estadounidense JP Morgan que determina la probabilidad de que un país incumpla con sus obligaciones crediticias. Por ello es una fuente para los organismos internacionales ya que corroboran si una nación es sujeto de crédito o no.
Además, es un indicador utilizado para conocer cuál es la probabilidad de que una economía caiga en default. En su cálculo inciden numerosos factores, como la productividad, el ritmo de crecimiento de la economía, la situación de las cuentas fiscales, el estado de los mercados externos, entre otros.
Incluso tienen que ver las situaciones políticas y sociales por las cuales atraviesa el país, pues la incertidumbre afecta significativamente este índice ya que los inversionistas son cautos con el destino de su dinero.