Santiago — Día tras día el peso chileno se ha depreciado por la escalada del dólar en Chile. Fue la semana pasada cuando el tipo de cambio llegó a un nuevo máximo, $916; lo que acentuó la preocupación por el impacto que tendrá sobre la economía.
El Ministerio de Hacienda, en un intento de contrarrestar el alza de la divisa estadounidense, anunció el viernes que, en los próximos 60 días, subastará un total de hasta US$ 5.000 millones de exceso de liquidez en moneda extranjera de la caja fiscal, con un máximo diario de US$ 200 millones, según un comunicado.
El marcado incremento en el tipo de cambio tiene impactos de primer orden sobre la economía. Para Felipe Ruiz, economista senior de BCI, en primera instancia, el valor de las exportaciones medido en pesos se ve favorecido, pero las importaciones suben de valor, lo que motiva efectos adicionales sobre el nivel de precios.
La depreciación del peso es explicada en parte por un fortalecimiento global del dólar de Estados Unidos y los efectos directos dependerán también del ritmo de depreciación de la moneda del país de origen. “Cabe mencionar que el tipo de cambio es la variable que tiene la economía para responder a los vaivenes de la economía global, situación que es de especial atención dado los mayores riesgos de recesión”, comenta Ruiz.
El peso chileno ha sido una de las monedas más golpeadas en lo reciente. Sin embargo, en BCI Estudios consideran que la fuerte caída en el precio del cobre no explica la totalidad del alza del tipo de cambio. “Atribuimos cerca de $40-60 de alza adicional no explicada por el cobre ni otras variables explicativas, por lo que esperamos alguna reversión en lo próximo, sujeto a las señales que entregue el Banco Central de Chile, que por ahora ha desestimado la posibilidad de intervención”, señaló.
El principal temor está en que la tendencia alcista continúe en los siguientes días. Andrés Pérez, economista jefe de Itaú, cree que, si estos valores se mantienen, resultaría por traspaso a precio locales en 1 a 2 puntos porcentuales de mayor inflación entre fines de este año y 2023, un factor que puede reforzar la esperada desaceleración del consumo privado. “Además, será mucho más costoso cualquier instrumento financiero en dólar, lo que podría traer problemas de descalce en los balances de las empresas”, señala.
¿Y qué pasa con el cobre?
Pérez dice que el mayor dólar a nivel global y las crecientes preocupaciones de la materialización de una recesión podrían reducir demandas de cobre y retardar decisiones de inversión.
Explica que el tipo de cambio ha sufrido movimientos bastante volátiles los últimos días, por lo que es sumamente complejo hacer proyecciones a tan alta frecuencia. “Asimismo, hace bastante tiempo hemos notado un desanclaje importante de sus fundamentos, por lo que aproximaciones tradicionales al movimiento del dólar han quedado un tanto desactualizadas”.
Sin embargo, con la evolución reciente del cobre producto de los mayores temores a una recesión global, las perspectivas de más alzas de tasas por parte de la FED, y un clima interno donde todavía persisten altos niveles de incertidumbre, es posible que el tipo de cambio se mantendrá bastante elevado, rondando en sus máximos históricos (900-950), puntualiza Pérez.
Por otra parte, Ruiz asegura que, en el caso de la minería, el impacto es ambivalente ante el aumento del tipo de cambio, pero compensado por el retroceso en los precios de metales dada la apreciación del dólar y las expectativas de menor demanda mundial.
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